Una nueva masacre.

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Eduard, llevo a Artemis a un pasillo, con una ventana horizontal que recorría todo el pasillo, desde el principio hasta que final, con pequeños pilares sosteniendo el marco superior de la ventana. Ambos, pararon a mitad del pasillo, mirando hacia la ventana.

— Lamento molestarlo, se lo ocupado que puede estar. — dijo Artemis bastante apenado.

— No se preocupe, Dartañan es uno de los soldados más fieles que yo he tenido, haría lo que fuera por la familia de Dartañan, su hijo es un gran soldado, debe de estar orgulloso de él. — dijo Eduard.

— Con respecto a eso... usted más que nadie conoce lo que son los horrores de la guerra... mi hijo mayor, murió en batalla contra los seres demoníacos, mi padre, murió por causa de la guerra... no quiero que el único hijo varón que me queda muera en la guerra.

— Creo saber a dónde se dirige con esto... pero créame cuando le digo, que su hijo está por su voluntad. Su padre hizo una promesa al mío, ¿Cierto?, y su hijo está dispuesta a cumplirla... entiendo su temor, pero quiero que vea, que usted, tiene una joya por hijo... muy pocos hombres son capases de ofrecer sus vidas al servició de su nación.

— Mi hijo siempre quiso ser soldado.

— Su hijo es tenaz, demasiado valiente, y aunque lo saque del ejército, el vera la forma de regresar; yo no sé qué decirle, solo soy un rey joven, incluso su hijo es mayor que yo; pero de algo estoy seguro... mi padre me dijo, que no hay hijos perfectos, todos los hijos son imperfectos, pero son esas imperfecciones, las que los hacen perfectos... — Eduard toco el hombro de Artemis — su hijo es demasiado noble... quiero que él sea mi mano derecha, él me acompañara a la cita con el consejo, y yo quiero que este ahí... solo piense en lo que su hijo desea.

En ese momento, uno de los guardias llamo al rey, indicándole que la junta estaba a punto de comenzar.

— Lo lamento, tengo que irme, piense en lo que le digo... — dijo Eduard — su hijo es un orgullo para mí... con permiso.

Artemis solo hizo una reverencia ante el rey. Eduard salió del pasillo y se dirigió a la sala del consejo, apenas Dartañan vio a Eduard, se dirigió hacia él, sin que Eldaí pudiera detenerlo.

— ¿Qué fue lo que le dijo? — preguntó Dartañan algo angustiado.

— No te preocupes... — Eduard tomo el hombro de Dartañan — no fue nada, solo ven, igual tu Eldaí, tenemos asuntos que resolver...

En ese momento Maguz y Krafdal aparecieron a lado del rey; todos los que estaban con él, se espantaron.

— ¡No me espanten así! — le reclamó Eduard.

— Lo lamento... — Maguz se disculpó — hola Eldaí... y el chico raro.

Dartañan solo lo miro raro, en ese momento, Eduard les indico a ambos que entraran a la sala.

El día sigue su curso, más sin embargo, los segundos se hacen eternos en Tridiant, donde los dos mil soldados, tratan de contener a las fuerzas de Giliam. Los soldados enemigos, corren sin cesar hacia la muralla, de la cual, los soldados Arlequíes disparan todo su arsenal, cañones, flechas, plasma, y piedras en llamas inundan el cielo, cayendo devastadoramente sobre el ejercito de Giliam.

Los magos Giliumnitas crean escudos para proteger a los soldados, muchos iban, pero solo pocos llegaban a las faldas de la muralla. El estratega se enfocaba en debilitar a la mayor parte del ejército, su plan no era vencer, sino resistir, pero en ese momento, observo a los enemigos meticulosamente, entre ellos, pudo ver a algunos soldados con bombas de pólvora en sus manos, todos tratando de llegar a la puerta. Rápidamente, ordeno que advirtieran a los escuderos y soldados de la puerta que se alejaran un poco; pronto, algunos Giliumnitas colocaron explosivos en la puerta, prendiendo la mecha, esto provoco que en unos segundos, la puerta volara en pedazos, los escuderos se prepararon, implementando su técnica usual, matando a los soldados que entraban a la muralla.

En el exterior, las catapultas lanzaban rocas cubiertas en llamas, las cuales creaban grandes explosiones al caer al suelo, haciendo que cientos de soldados volaran en pedazos. Al ver que la puerta había sido abierta, Giliam mando al resto de magos, Giliam tomo su caballo, y se dirigió a la escena, siendo cubierto por los escudos de los magos.

Los soldados Arlequíes se enfrentaban a los Giliumnitas, estos, ya habían destruido la formación de los escuderos, por lo tanto los caballeros pesados y los maestros habían entrado en acción. Los maestros usando sus dos espadas grandes y muy afiladas, empleando su formación y técnica, una de las más complejas del ejército Arlequí. Los Rómerts lanzaron sus ráfagas de fuego hacia las torres de la muralla, derribando algunas catapultas y a algunos novicios y magos. Los caballeros pesados, cortaban a los soldados con sus enormes hachas; más sin embargo, los Giliumnitas llegaban y llegaban, y poco a poco, los soldados Arlequíes iban pereciendo ante la enorme cantidad de soldados enemigos.

Arlequia. ( La guerra entre tres reinos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora