El aprendiz.

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El caos se propaga por todo el reino, la economía del reino entero se ha inflado, su moneda el cristal, devaluado de forma significativa, todo parase perdido. En Giliam, el ejército del rey, se dirige hacia el sur, hacia la frontera con Arlequia, sin el ojo de los demás reinos puesto sobre Arlequia, es el momento preciso para atacar. Un campamento se coloca a siento veinte kilómetros de la frontera con Arlequia. En la tienda del rey, Fremian discute con Giliam, algunos asuntos sobre lo que se ha de efectuar.

— ¿Ya has descifrado el escrito? — Preguntó Giliam a su mago.

— Aun me faltan partes — responde Fremian con una voz bastante intimidante — no desespere su majestad, apenas lo termine de descifrar me pondré en contacto con los seres demoníacos para planear la invasión.

— Me parece bien, pero, ese amigo tuyo, Maguz, ¿No crees que se puede interponer?

— Créame, yo me encargo de eso.

— Bien, reúne me con mi general, tenemos que planear nuestra entrada a Arlequia. — Giliam, salió de la tienda con una sonrisa en el rostro, Fremian, solo observó el papel que tenía en sus manos, tratando de entender el escrito.

En Arlequia, en el cuartel de la capital, los soldados se preparan por órdenes del rey, como parte de su propuesta de campaña de guerra preventiva, entre el movimiento de las tropas, llego Maguz, en un destello de luz azul. Rápidamente, comenzó a buscar a Krafdal, transito por las turbias y movidas instalaciones del cuartel, hasta que lo encontró, junto con un escuadrón. Maguz, le ordeno a su superior que se lo permitiera, este así lo hizo, el joven Krafdal se acercó al mago, al cual, ya había reconocido.

— Dígame hechicero real, en que puedo servirle. — el joven hizo una reverencia ante el hechicero real.

— A partir de mañana, este ya no será más tu lugar — advirtió Maguz — te necesito cerca de mí.

— Lo lamento pero no logro entender.

— Si hoy eres un soldado, mañana te convertirás en novicio.

— ¡¿Es en serio lo que me está diciendo?! — Krafdal no pudo contener su emoción — ¡¿Yo un aprendiz de mago?! ¡Desde pequeño siempre soñé con hacer magia...!

— No de cualquier mago, sino del hechicero real.

— ¡Pero yo no sé nada de magia, tengo cero conocimiento de eso! Se sobre leyendas y eso, pero, no sobre la magia como tal.

— No te preocupes, yo te enseñare de la mejor manera posible.

— ¿Pero... por qué yo?

— Escúchame — el semblante calmado de Maguz cambió de repente — no quiero que te sientas muy especial, tengo poco tiempo, y por lo tanto no muchas opciones, para que un mago real escoja a un sucesor, el aspirante debe de llenar ciertos requisitos — Maguz lo miró detenidamente — tu llenas el noventa por ciento de esos requisitos, ¿Bien?... otra cosa, un mago real nunca confía plenamente en su aprendiz, solo hay dos caminos, o te vuelves como Fremian, o te vuelves como yo.

— ¿Quién es Fremian? — cuestionó Krafdal.

— Lo lamento, lo entenderás más adelante, tengo muy poco tiempo para enseñarte lo que se, mañana vendré por ti, ya hablare con tus superiores, solo prepárate.

En ese momento Maguz desapareció en un destello de luz azul, dejando a Krafdal con la boca abierta; el joven al ver que no tenía opción alguna, fue a hacer lo que el mago le había pedido. Las tropas de Giliam, aguardan en el mismo sitio, esperando indicaciones, Giliam se reúne con su general Hemit.

— Podríamos cruzar por las montañas de Alequia — expone el general Hemit — el paso de Arlequí, eso nos llevaría semanas para llegar a la capital, pero es el paso más seguro, los otros dos, son cruzando la fortaleza de Sola, o cruzando la muralla de Tridiant, pero eso culminaría en una gran pérdida de tropas, conociendo las tácticas y estrategias de batalla de los Arlequíes, no creo que sea buena idea pasar por ahí.

— Mi querido general Hemit — dice Giliam en un tono bastante calmado — lo que yo quiero, no es un paso seguro... sino dejar una gran marca en el corazón y orgullo de Arlequia, quiero que tomemos la fortaleza de Sola, que es el paso más corto hacia la capital, de no funcionar, iremos por Tridiant.

— Pero señor, eso conllevaría una gran pérdida de tropas... — Hemit se notó bastante sorprendido.

— El número de topas no me interesa — Giliam elevó un poco el tono de voz, así como la velocidad de la misma — cuando liberemos al ejercito demoníaco eso no será de importancia, pero antes de hacer eso, quiero que Eduard se retuerza de dolor; quiero que el pueblo de Arlequia, experimente lo que es sufrir, y lo que es la humillación, eso, es lo que quiero yo, ¿Entendido?

— Si su majestad. — Contestó el general bastante asustado.

— Bien, quiero que marchemos hasta la frontera de Giliam lo más pronto posible — Giliam comenzó a mirar el mapa — general, prepare las tropas, partiremos apenas el sol roce el alba.

El general aun con sus dudas, siguió la orden de Giliam, haciendo que se sonara un cuerno peculiar, que producía un sonido constante, detenido por pequeños intervalos de tiempo, haciendo que las topas rápidamente se levantaran y se prepararan. El sol cerca está de salir, y los Arlequíes no están preparados para enfrentar un ataque sorpresa por parte de un ejército completo de aproximadamente un millón de soldados.                   

Arlequia. ( La guerra entre tres reinos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora