Lealtad.

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La noche una vez más cae sobre Arlequia, en el norte, el fuego ilumina las tierras atacadas y saqueadas por el ejército de Giliam; rumores se esparcen entre los demás reinos, la guerra entre Arlequia y Giliam es un secreto a voces; sin embargo, aún los rumores que llegan a los demás reinos se hicieran oficiales, ningún otra reino se atrevería a retar a Giliam. Sin obstáculos, ellos siguen su avance hacía la fortaleza de Sola, pero, el rey Giliam no estaba muy confiado, sabía que si el no mostraba indicios de ir por la cordillera de Arlequia, Eduard podría interceptarlo en la fortaleza, por lo que envió a diez mil soldados a colocar un campamento falso a las afueras de la cordillera, donde miles de soldados Arlequies, se preparaban para emboscar a Giliam en esa cordillera, lo que ellos no sabían, era que Giliam, se dirigía a la fortaleza de Sola.

Esa misma noche, las cartas que el rey Eduard había pedido que se enviaran a las provincias del reino, llegaron a sus respectivos lugares. Sin objeción alguna, esa noche, los líderes de las provincias, alzaron a sus tropas, y las encaminaron hacia la capital, todos, desde las provincias de Ractor, Menfis, Córe, Arlasia, hasta las provincias de Milos, Tauros, y Samurai, se dirigieron en hordas masivas al llamado de su rey.

Los que se encontraban en las provincias más cercanas, como lo son Ractor y Milos, llegaron apenas el sol roso el alba. Eduard, ya hacía sentado en su trono, con ropa de batalla, y su espada colgando en la cintura. En ese momento, llegaron los Ractars y los magos de Milos, junto con los murciélagos y novicios, las tropas hicieron una reverencia, después de llenar todo el salón del trono, donde los líderes se acercaron al trono.

— Su majestad me presento, soy Raiyol líder de los Ractars, mis tropas están a su servicio. — El Ractar hizo una reverencia, posando su rodilla izquierda en el suelo.

— Mi nombre es Eskid, líder de los magos, murciélagos y novicios, nuestra magia está a su servicio. — El mago hizo una reverencia.

— Con orgullo portan y portarán el estandarte Arlequí — dijo el rey, mientras se levantaba de su trono — aprecio su rápida recepción, los pondremos al tanto de la situación.

El rey, ordeno que lo siguieran a la parte de afuera. Rápidamente, conforme el día pasa, la capital se empieza a llenar de más y más soldados Arlequies, reprimiendo de esta manera las revueltas que había en esta. En ese momento, por uno de los costados de la ciudad, a las afueras de esta, llegaba un caballo negro, montado por alguien encapuchado, con una espada colgando de la cintura del caballo, este, se quita la capucha, revelando su rostro.

Dartañan, había llegado a la capital, después de días de largo camino, este se adentró en las entrañas de la ciudad, la cual, estaba completamente llena de soldados. Este se pasea por toda la ciudad, pero, él no se siente muy cómodo, al parecer, alguien lo está siguiendo. Dartañan, al percatarse de esto, rápidamente trata de perder a aquello que le perseguía, pero quien lo sigue, es muy persistente. El joven, se introduce a un callejón oscuro, en donde se pierde en la oscuridad. Quien lo seguía, se retira al no verlo, Dartañan baja de la pared donde se había escondido, y continua su avance. Este, se encamina al palacio, donde los soldados reclutan personas para que pelen por el reino, este, se encaminó a uno de los centros de reclutamiento, donde, logra introducirse sin complicaciones.

Estando al frente, le preguntan qué es lo que sabe hacer, el responde comentando todas sus habilidades, entre las cuales, menciona que él es jinete de dragón, al escuchar esto, el que reclutaba, dice " Guardia dragón" esto debido a que hay demasiados dragones pero lo que faltan, son jinetes. Dartañan es movido de la fila, en el transcurso del movimiento, le indican donde se debe de presentar, pero, mientras este caminaba hacia su destino, una mano lo tomo del cuello, jalándolo hacia atrás.

— ¡¿Qué carajo crees que estás haciendo hijo, ya perdiste la cordura?! — era el padre del joven, el cual lo había estado siguiendo todo este tiempo.

— No padre — Dartañan se zafa de brazo de su padre — esta es mi decisión, y no puedes cambiarla.

— Volveremos a casa, y te disculparas con todos. — Artemis intentó llevárselo, pero el joven se soltó de su mano y se quedó inmóvil.

— No, no lo haré — el joven mira fijamente a su padre — voy a terminar lo que mi abuelo comenzó, sin importar que. Regresa tú con mis hermanas y mi madre, te necesitan más a ti que a mí, lo siento padre, pero yo no quiero ser un cobarde.

El joven, se despidió de su padre, y se dirigió a donde estaba la guardia dragón, su padre no pudo hacer más. Estando ahí, se prestó como voluntario para dar la prueba de vuelo, subió al dragón, y el entrenador le dijo " El dragón esta domesticado, pero depende de ti, establecer un vínculo con el" frase terminada con una palmada en la espalda del dragón, haciendo que este emprendiera el vuelo.

En el palacio, a las afueras de este más exactamente, el rey estaba con Raiyol; estos dos no había interactuado más de unas pocas veces, sin embargo, tal parece que ambos se llevan bastante bien. Ambos estaban observando como los soldados entrenaban sus movimientos, escuderos, maestros, lords, plumas rojas, ractars, entre muchos otros. Mientras Eduard y Raiyol paseaban, se encontraron con los raptores, los medios de transporte de los Ractars, criaturas de poco más de dos metros de alto, dinosaurios ejemplares. Raiyol, al ver su raptor lo mandó llamar, la criatura corrió rápidamente a donde el Ractar.

— Y esa cosa, ¿No muerde? — Preguntó Eduard algo inquieto.

— No, es uno de mis raptores más fieles, la preciosa Liz. — Riyol continuaba acariciando el cuello de la bestia.

— Vaya, es una ella.

— Así es, nosotros los Ractars tenemos más volumen en nuestras cabezas, parecen un gran ovalo gigante de color negro... esa es la razón por la cual no somos humanos, pero eso lo compensamos con patas largas, y ligeras, las cuales, nos permiten correr a la misma velocidad que un caballo... pero con los raptores, duplicamos esa velocidad.

Después de eso, ambos dejaron a los raptores y se concentraron en los dragones, los cuales entrenaban en los cielos. Dartañan, montado en el dragón, se percató de la presencia del rey; él nunca lo había visto, pero logró reconocerlo por sus ropas, así como porque este estaba rodeado de gente que parecía ser importante. Con su dragón, comenzó a descender evadiendo la seguridad de la muralla del palacio, todos los guardias se conmocionaron y se movilizaron rápidamente. Una vez adentro, el joven saltó de su dragón cayendo al suelo, rápidamente, fue rodeado por escuderos, quienes le apuntaron con sus lanzas; Dartañan, solo hizo una reverencia, y saco su espada, clavándola, noblemente en el suelo.

— Reconocería esa espada en cualquier parte — El rey se acercó con calma e intriga, tratando de recordar en donde la había visto — la vi en la habitación de mi padre, en un pergamino pintada, con el nombre de un hombre canoso.

— Su majestad — Dartañan comenzó a hablar — ese hombre, era mi abuelo, y el en vida, le prometió a su padre, que toda su descendencia le serviría a usted, y todo su linaje, su majestad, mi lealtad, y mi espada, están al servicio de Arlequia.

— ¿Cuál es tu nombre? — preguntó Eduard.

— Mi nombre es Dartañan de Durbwa.

— ¡Guardias! Denle espacio al joven. Aprecio lo que haces, y sabes bien como volar un dragón, comeremos con todos los lideres adentro, tu serás mi acompañante desde ahora, apresuremos el paso.

El joven Dartañan, hizo que en su rostro se dibujara una sonrisa de emoción y alegría, este, solo guardo su espada, y siguió al rey hacia su palacio. 



Arlequia. ( La guerra entre tres reinos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora