El novicio.

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Apenas el día comienza, una caminata larga se hace desde la ciudad de Arlequia, hasta las montañas. Maguz, encamina al joven Krafdal hacia un lugar que parece la nada, solo recorren el inmenso bosque, sin seguir el camino que usualmente todos siguen, mientras caminan, el joven Krafdal se cansa, este, decide detenerse un rato.

— ¡Haaa! pero que agotado estoy. — El joven Krafdal comenzó a quejarse.

Justo en ese momento, a su lado derecho pasa una daga, de la cual el solo alcanza a ver el brillo que reflejaba del sol, la daga se incrusto en el árbol justo detrás de él.

— ¡¿Qué rayos le pasa?! — Krafdal le reclamó a Maguz.

— Si no puedes resistir una simple caminata, no podrás soportar el peso que conlleva el ser mago real. — expresó Maguz.

— ¡Yo nunca pedí ser el mago real, fue usted quien llego de imprevisto y me obligo a venir con usted! ni siquiera sé a dónde vamos.

— Escúchame, yo no puedo confiar mucho en ti, pero confía, en que solo te diré lo que tú necesites.

— Como se supone que le tenga confianza si usted no me la tiene a mí, y a parte, me trata como un pedazo de escoria.

— Solo sígueme, y si puedes, mantén la boca cerrada.

— ¿Dije escoria? Quise decir que me trata peor que a un perro flaco, desnutrido, y sin ilusiones.

El mago hizo caso omiso al comentario de Krafdal, este solo torció los ojos y continúo con su avance. Al no ver respuesta, el joven siguió y siguió hablando, Maguz está pensando seria mente el ponerle un zapato en la boca, literalmente.

La partida del mago, para entrenar a su aprendiz, no iba a ser un obstáculo para que Eduard tomara acciones drásticas para asegurar la seguridad del reino, senado en su habitación. Tuvo una idea, que si bien no iba a terminar con el avance del ejercito de Giliam, al menos, mantendría al reino más preparado, y a la capital más segura.

— Si bien el consejo no me ha dado luz verde para confrontar al ejército de Giliam directamente, ellos no pueden evitar que prepare al reino de otra forma. — Dijo Eduard.

— Por la expresión en su rostro temo que se le ha ocurrido una idea. — Expresó Farcol.

— Los disturbios en la capital aún siguen, y el ejército de la capital es insuficiente para detener las revueltas, ¿Cierto?

— Así es.

— Quiero que mandes una carta a todos los jefes de las provincias de toda Arlequia, del sur, este, oeste, y las partes del norte que se puedan, quiero que todas las tropas Arlequies vengan a la capital.

— Eso dejaría desprotegidas a las provincias, y, las del norte necesitan sus tropas más que nada.

— Si Giliam mata a todos los soldados del norte, seremos menos, solo tendremos una oportunidad para vencer a Giliam, solo una, que esa oportunidad, sea con todo lo que tengamos, también evacuen las provincias del norte, no quiero más derramamiento de sangre inocente por el momento.

— Entiendo su majestad.

El consejero salió de la habitación, Eduard solo se quedó pensando, en lo que podría pasar si lo que el planeaba no resultaba. Cuando el sol estaba llegando a su descanso, los cansados Maguz y Krafdal, llegaron a unas edificaciones, las cuales, parecían ser cuarteles.

— ¿Dónde estamos? — Preguntó Krafdal.

— Te voy a enseñar lo que es la magia — dijo Krafdal — para así convertirte en un mago real, pero para eso, primero debo convertirte en un novicio.

— ¿Está bien, pero qué diferencia existe entre un mago del ejército y un mago real, y por qué no puedes enseñarme lo de los magos antes de ser novicio?

— En primera, un mago normal, solo puede manipular la energía de una forma específica con muchas limitaciones, los magos reales, tenemos la capacidad de establecer pactos con seres de otras dimensiones así como la tele transportación a larga distancia, y manipulamos la energía de formas ilimitadas, en cuanto a lo otro, primero debes de aprender a ser un novicio, el siguiente grado es murciélago y el ultimo es mago de tipo uno, dos, o tres, después de superar el tipo tres, puedes considerarte un mago real de tercera clase.

— Vaya, que complicado suena.

— Es más difícil de lo que suena, ten, este collar te ayudara, sígueme.

Ambos entraron por una puerta ancha y grande, y en ese lugar, se apreciaban a muchos magos, y novicios entrenando sus ataques, Maguz, encamino al muchacho hacia donde uno de los novicios entrenaba.

— Y yo también voy a tener que usar uno así, como de monja. — Dijo Krafdal con una expresión de desagrado en el rostro.

— Eso si te quieres quedar en el rengo de novicio — Respondió Maguz — es la vestimenta oficial del ejército Arlequí si quieres ser novicio, pero con esa coso te da mucho calor, no hagas caso a su atuendo de monja y mira como entrena, te ayudara a manejar el plasma.

El novicio en cuestión, estaba enfrente de una gran portería, del otro lado del recinto, unos cañones dispararon, la misión del novicio, era evitar que el las balas de cañón entraran en la portería, haciendo uso de esferas y de escudos de plasma azul. Una vez, el mago término de comer pan, se levantaron y se dirigieron a un santuario dentro del cuartel, Maguz, coloco a Krafdal en un círculo y le dijo que se pusiera el collar.

— El primer pasó para dominar el plasma. — Maguz comenzó a explicar — es la concentración, estamos rodeados de energía, lo que hace un mago, murciélago o novicio es manipular la energía invisible y hacerla visible con ayuda de sus collares, aunque yo no uso collar, como sea, ¡Ahora, crea plasma!

Krafdal, trato de concentrase, se puso muy sereno, y cuando menos se dio cuenta, sus manos irradiaban luz azul, posteriormente, esta se convirtió en una esfera, la cual no pudo controlar, y se le escapó de las manos, esta esfera, salió por la puerta, y casi golpea a uno de los maestros que daba su clase afuera, molesto, este le grito " Idiota".

— ¡Lo lamento! bueno, no fue tan difícil. — Expreso Krafdal.

— Es porque estas en el círculo de los elementos, lo difícil, es hacerlo fuera del circulo... otra vez.

El joven Krafdal algo molesto, puso manos a la obra, aunque Krafdal quería sorprender a Maguz y así ganar su confianza, el mago real no hacía nada más que rascarse la cabeza, y en consecuencia agachar la.

— Esto será más difícil de lo que creí... —dijo Maguz, mientras se llevaba las manos a la cabeza.          

Arlequia. ( La guerra entre tres reinos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora