Los soldados se alistaron, al ver al rey Eduard y al mago, y a otra persona a la cual no le tomaron importancia alguna.
— Vaya... quien diría que vendrías a recuperar la fortaleza, me parece que encontré a tu querida rata husmeando en esta habitación. — Giliam señaló al ninja, el cual seguía suspendido en la pared.
— La única rata aquí eres tú. — respondió Maguz.
Maguz oculto su mano detrás de él, y creo una esfera de plasma, la cual lanzo fuertemente hacia Fremian, esta le dio en el vientre, lanzándolo hacia atrás, atravesando la pared y llegando hacia el otro cuarto. Todos los demás soldados comenzaron a defender a Giliam, mientras que el ninja logro desatarse de la magia de Fremian, y empezó a defender a Eduard.
Desde la torre del cuerno, Emiliadt vio como la luz de una de las habitaciones de la montaña se distorsionaba, por lo que le hizo señas a algunos ninjas, los cuales corrieron a la escena. Emiliadt, le ordeno a otro que resguardara el cuerno, mientras que él se dirigió al muro sur de la fortaleza, a donde llevo a todos los novicios y donde aguardaban los dragones.
Los ninjas, tomaron múltiples ganchos de sus cinturones, y los lanzaron al mismo tiempo al balcón de la habitación, estos se balancearon por la pared de la montaña hasta llegar a la habitación, rápidamente, se acoplaron a la batalla, respaldando al rey Eduard, el cual estaba peleando contra los soldados de Giliam. Giliam se dirigía hacia el rey, pero varios ninjas le perturbaron el paso, mientras que Fremian se asomó por el hoyo que había dejado cuando atravesó la pared, pero en ese momento, Maguz lanzo otra esfera, la cual lo mando aún más lejos.
Maguz se dirigió hacia Fremian, seguido de Krafdal, Eduard se quedó solo con los asesinos, los cuales con sus espadas hacían una masacre. Pronto la puerta de la habitación se abrió dejando entrar a otros guardias, Eduard, se introdujo más en la habitación, mientras que Giliam, salió al balcón impulsado por uno de los ninjas, al cual logro engañar, enterrándole su espada, en ese momento, se escuchó un ruido, un gran estruendo retumbó en el barranco, Giliam miro hacia el sur.
En una de las montañas estaban los novicios, murciélagos, y dragones, estos comenzaron a disparar frenéticamente hacia el otro lado de la montaña, creando así un derrumbe, destruyendo la muralla sur, y tapando el paso de Sola. Giliam enfureció, y entro matando a quien se le pusiera en frente, este ordeno a Hemit que se retiraran de la fortaleza, pero para retirarse de forma segura, necesitaban a Fremian, el cual estaba peleando con Maguz y Krafdal en otra habitación.
Maguz trataba de someter a Fremian, pero él era demasiado fuerte, Fremian logro sacar de combate a Krafdal con una esfera de energía oscura, Fremian, sometió a Maguz contra el suelo.
— Morirás, al igual que el maestro. — le dijo Fremian al oído de Maguz.
— ¡Tú no tienes el derecho de mencionarlo! — reclamó Maguz, mientras se recubría de esencia mágica.
Maguz literalmente exploto, lanzando a Fremian hacia la pared, después de eso Maguz se levantó y confronto a Fremian. En la fortaleza, los ninjas, soldados y esclavos se movilizaban, estos, lograron llegar a la muralla del norte, la que horas atrás Giliam había tomado, varios arqueros tomaron su posición, los dragones, llevaron a los novicios desde la montaña hasta la cima del muro; los murciélagos llegaron usando sus esferas de Mirro, el derrumbe llamo la atención de los soldados.
Los arqueros, novicios y murciélagos, dispararon contra los invasores, mientras que los ninjas, soldados y esclavos peleaban en tierra, los dragones con sus ráfagas de fuego quemaban a todos los Giliumnitas de la fortaleza. En el interior de la montaña, Fremian tomo a Maguz del cuello, y lo golpeo contra el piso, con su báculo, creo una esfera de energía oscura y se preparó para matar a Maguz. Sin embargo, en ese momento, una ráfaga de plasma sonoro lanzo a Fremian contra la pared, haciendo que la atravesara.
— ¡¿Está bien señor Maguz?! — dijo Krafdal, mientras se aproximaba a Maguz para ayudarlo a levantarse.
— Si... si... gracias a ti... — Maguz se apoyó de Krafdal para levantarse — oye... lo lograste, esa fue la esfera de plasma sonoro más perfecto que haya visto.
Krafdal solo abrazo a su maestro, derramando una que otra lagrima. Fremian no regreso a la batalla, este sintió que Giliam lo necesitaba, y se tele transporto con él. Eduard, logro ver como Giliam escapaba por una de las puertas de la habitación, por lo que Eduard persigue a Giliam, el cual entra a otra habitación. El rey de Arlequia entra, y con su espada amenaza a los soldados que estaban con Giliam, Fremian abrió un portal, y aunque los soldados no querían dejar solo a Giliam, este insistió que se fueran. Fremian también se fue, llevándose al elfo, y dejando el portal abierto.
— Vaya, vaya, vaya... hola Eduard... — dijo Giliam con mucho sarcasmo — sinceramente no creí que vendrías a este lugar.
— Sierra la boca... — respondió Eduard molesto — has matado a miles... mereces morir... pero antes de matarte, quiero saber... ¡¿Por qué lo haces?! ¡Debes de querer algo más que poder para verte en la necesidad de embocar al ejército demoníaco!
— No quiero nada más que ver el mundo arder... — Giliam comenzó a explicarle a Eduard, sin apartar la mirada del mismo — estoy en guerra con el mundo... todo lo que he vivido me ha enseñado que en este mundo no existe más que muerte y desesperación... mi maldito padre me enseño que es imposible amar... inclusive a un hijo.
— Giliam... ¿Qué te paso? — preguntó Eduard con un nudo en la garganta.
— Jure que destrozaría este mundo pedazo a pedazo cuando mi padre mato a mi madre a sangre fría... — la mirada de Giliam se había cada vez más perversa — en mi reino, es permitido que el rey tenga un harem personal, cualquier reina que quede embarazada del rey, se convierte en una favorita... mi madre fue una de ellas; más sin embargo... después de tenerme ya no pudo tener más hijos... mi padre la desprecio por eso, y las demás favoritas también.
En ese momento, Giliam comenzó a derramar lágrimas, sin embargo, su perturbadora mirada no dejaba de inquietar a Eduard.
— La humillaron, la repudiaron, pero aun así ella siguió adelante, siempre dándome un buen ejemplo... — Giliam comenzó a acercarse al portal, seguido por la espada de Eduard — luego una noche mi padre la mato frente a mis ojos... jure que me vengaría... lo empecé a destrozar pedazo a pedazo... primero, mate a mis tres hermanos mayores... con una flecha dañe la rueda de su carruaje, y este cayo al barranco... listo, ya era el único heredero; después siguieron los cuatro menores, estos los mate en un incendió, solo escuche sus gritos de desesperación... y a mi hermano menor...
Giliam dio una pequeña sonrisa nostálgica.
— El pequeño príncipe... un bebe... — la mirada perturbadora de Giliam se llenó de nostalgia, inquietando aún más al ya de por sí asustado Eduard — una noche introduje una serpiente venenosa en su cuna... al siguiente día lo encontraron muerto a lado de la serpiente... y ahora era hora de las favoritas... mate a dos con mis propias manos... las degollé... después de eso, quedaba la favorita del rey... y la que más había humillado a mi madre... y la que más hijos le había dado a mi padre, se jactaba en su vientre fértil... así que una noche, con mucho cuidado introduje un huevo de mosca gigante de Fretriart en su útero... el huevo creció por unas semanas ahí... desgarrando su útero, y dándole un dolor insoportable... la mosca salió como una hermosa mariposa de su vientre, dejando el cadáver de la linda favorita, inerte, sin vida... y con cientos de larvas. — la mirada perturbadora de Giliam, se complementó con una sonrisa de la misma naturaleza.
— Giliam... tú no estás bien... — La mano de Eduard comenzó a temblar, él sabía, que estaba en presencia de un verdadero monstruo.
— ¡Después mate a mi maldito padre, y le jure que conquistaría los veinte reinos, sin importar lo que me costara! no me detendrás Eduard nunca...
En ese momento, Giliam entro al portal, y al instante este se cerró; inmediatamente después, ráfagas de magia azul chocaron contra la pared, Eduard, volteo hacia atrás.
— ¿Qué pasó?... Pudiste matarlo. — Dijo Maguz, mientras miraba a su rey.
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Arlequia. ( La guerra entre tres reinos)
FantasyLa verdad de la que ningún rey se atreve a hablar, es que cuando asciende al trono, nunca está listo. Las decisiones correctas, siempre son las más difíciles, proteger al pueblo, debe de ser el principio de un rey, un rey necesita de su pueblo, así...