「033」

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—Eunjin... —el chicó se separó y comenzó a caminar por toda la habitación. Lo miré por unos segundos y luego se detuvo frente a mi.

—Lo, lo siento. Decirtelo de esta manera creo que no fue muy buena y tampoco fue el momento correcto, a ti te gusta él y no tengo oportunidad, pero tampoco podía estar guardando este sentimiento, no quiero perder la amistad que me ha costado conseguir —bajó su cabeza, y volvió a rascar su nuca.

Aún no procesaba su declaración. Este chico habla más rápido que un motor. ¿En serio Eunjin se me estaba declarando? En toda la historia de mi vida nunca, nunca me hubiese imaginado que yo le gustaría a Eunjin. O sea, es como si un... Tal vez no haya sido el mejor momento en que lo dijo, pero es sincero. Y extrañamente me da felicidad, diversión y confianza.

—Eunjin —el castaño alzó su cabeza a la velocidad de la luz, sonreí, mostrandole mi más sinceridad— nuestra amistad seguirá siendo la misma, sería injusto.

El chico hizo ese leve frote en su nuca. Fruncí el ceño.

—¿Por qué haces eso?

—¿Qué cosa? —se detuvo, pero sin quitar su mano de el área. Señalé con la cabeza su mano posicionada en su nuca— Ahh, e-esto. No lo sé, tal vez sea... No lo sé.

Reí.

—Vamos a cenar —dije.

En el camino a la cocina, aproveché en darle un vistazo a la cabaña. Realmente todo sigue igual, a pesar de ser enorme sólo contiene tres habitacipnes, y todas hasta el fondo de el largo corredor. El olor a madera es agradable, ya lo extrañaba. Y la brisa que se integra por las rajaduras de la madera es refrescante, ayuda mucho ya que este lugar es más templado.

—Al fin llegan, los estabamos esperando —dijo mi abuelita cuando llegamos a la pequeña cocina— Lleven esto afuera.

Ambos salimos con los recipientes en manos y en el instante que pisé el cesped muerto sobre la tierra húmeda cerré mis ojos e inhalé el aire fresco que los arboles proporcionaban. Nada como el oxígeno de estos lugares, no es lo mismo que en la ciudad, allí hay demasiada contaminación, la suficiente para que cojas una enfermedad.

—¡_______! —abrí mis ojos y vi a Tae correr y me abrazó de lado como un niño.

Sonreía mientras me observaba con su mirada suplicante y tierna a la vez. Maldito Tae y su don de ser un caramelo con las personas

—¿Sigues enojada?

—¿Tú que crees?

—Perdón, Yoongi me obligó —discrepó, señalando a mi hermano mayor.

—______, siéntate acá —gritó Hoseok

Mi vista luego se fijó en la fogata, y a los chicos quienes nos observaban a los tres. Metí mi labio superior y lo apreté con mi inferior, me estaba emocionando pero no quería que nadie se diera cuenta. Busqué discreta con la mirada hasta que encontré a Jungkook, que me sonreía, al fin me dedicaba una de sus hermosas curvas. Dí un paso para avanzar hacia ellos sin embargo fuí tomada de mi polera a la dirección contraria.

—Pitufa, tenemos que hablar

Mi hermano siguió jalandome de mi ropa. Hice una mueca al tropezar, caminaba hacia atrás y si llego a caerme Yoongi es capaz de dejarme allí tirada.

—¿Qué haces? —me quejé al instante y me removí hasta que me soltó.—Eres tan molesto. ¿Qué jodidos quieres ahora? —moví en circulos mi hombro mientras me quejaba.

¿Qué es el amor? ⟳ ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora