Capítulo Cuatro|Dorian Gray

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CAPÍTULO 4

Por alguna razón en mi rostro se había dibujado una sonrisa que, espero que Selena no haya notado, no quiero que piense que estoy demente. Quizá se debía a mi amplio conocimiento acerca del tema. En California ya había tratado con personas que sufrían de este padecimiento.

— ¡¿Qué clase de mujer nombra a su hijo como el despreciable Dorian Gray?!

Selena y yo hablamos más de lo previsto acerca del tema del chico.

— ¿Su nombre no es Wolfe?

—Sí, bueno... al parecer a él no le gusta que le llamen Dorian —me explica con suma paciencia —, no sé y no me interesa saber el porqué, pero seguro se debe a que le cotejan con el personaje literario del libro El retrato de Dorian Gray, estoy más que casi segura que se debe a eso.

No entiendo nada de lo que ella quiere decir pues no soy una chica que haya leído libros que aborden temas que vayan más allá de la psicología.

— ¿Dorian Gray? Me parece que nunca lo he escuchado.

Ella se ríe con picardía.

—Dorian Gray y Dorian Gray... suenan tan idénticos —añadió mi amiga, como si hablase para ella misma —. Si quieres conocer a Wolfe debes de leer ese libro, porque créeme, intercambiar más de cinco palabras con ese chico es casi imposible.

Asentí, aunque estaba más que segura de que no tocaría ningún libro más. Resulté traumada con ellos en la Universidad.

Dorian parece ser un chico joven..., casi y probablemente, de mi edad.

— ¿Qué edad tiene? ¿Y dónde están sus padres? —Decido preguntar y me maldigo cuando escucho mi obvia curiosidad.

—Si no me equivoco, tiene veintiséis —me asegura y sonrío al enterarme de que casi le doy al clavo —. Sus padres son ingleses, pero viven aquí... supongo —Selena vuelve a acercarse a mí (como ya acostumbró hacerlo cada vez que me dirá algo importante) —, me gusta el cotilleo, no te voy a mentir, y según algunos bisbiseos; sus padres son unos perversos capitalistas que producen vino.

—Si tienen tanto dinero ¿por qué lo han traído a este lugar?

—Creo que esa será la única pregunta que te dejaré inconclusa. Sin embargo, una vez me comentaron que ha estado aquí desde los diez años —ella finge ser atacada por un escalofrío —. Eso es terrible.

Eso es lo último que Selena y yo hablamos sobre Dorian o... Wolfe.

A causa de caminar inmersa en mis pensamientos no me entero de que Eric me ha estado llamando por medio de movimientos en las manos. Selena me ayudó a salir del trance y una vez fuera, me encaminé con rapidez hasta él.

Se encuentra con una mujer mayor de edad, pero mejor emperifollada que yo. Sus finos labios están dibujados con un lápiz labial color rojo vino y sus ojos poseen una ligera sombra color espacial alrededor y, cuando me encuentro cerca de ambos, sus labios rojizos se curvan hacia arriba.

—Hola, cariño —me saluda Eric indicándome que me acerque —. Ella es Susana Darcy y es la directora de HelpWood. Ella te hará una pequeña prueba.

Asiento —aunque confundida—, pensé que el director de HelpWood era el padre de Eric.

Selena se despide dejándome un beso en la mejilla y luego se marcha.

—Es un gusto conocerla, señorita Michaels. He oído mucho de usted —Me dice la mujer extendiéndome la mano con cordialidad.

—Igual es un gusto conocerla, directora... —intento decir.

Ruina Mental: Dorian Gray ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora