Capítulo 59
Anabeth.
—Por el amor a Dios, ¿qué haces ahí?
Elevé mi mentón en cuanto vi a Eric frente a mí. Llevaba dos bolsas de compras en cada mano e iba vestido con un traje azul. Era justo a la única persona que no deseaba ver, pero en aquel momento era la persona perfecta.
—Eric —resoplé, incorporándome para verle cara a cara —, te necesito.
—Ah —dijo él, pasándome al lado —, no me digas... ¿Wolfe? —finalizó tenso al mismo tiempo que abría la puerta.
Fui al grano.
—Sí, así es.
Él se adentró y yo lo hice de igual forma.
El hombre de seguridad me lanzó una mirada asesina que después fue apagada por un asentimiento de cabeza de Eric.
—¿Por qué te ayudaría con ese gilipollas...? Lo único que espero es que se esté muriendo en un calabozo.
—Escucha —me coloqué frente a él y le enfrenté —, Susana... No es lo que tú crees, Daisy me ha dado...
—Espera... —me miró flipante —..., ¿conoces a Daisy?
Moví la cabeza de lado a lado.
—No es tiempo para contarte esa historia, me tomaría mucho tiempo. Necesito que me dejes encontrar a Dorian.
Eric me miró vacilante. Lo entendía, él prácticamente estaba recibiendo mucha información con pocas palabras.
—Wolfe está con Susana —respondió casi arrastrando las palabras mientras miraba sus zapatos.
—Demonios —mascullo —, ¿dónde coño está?
Eric me cogió del brazo y me miró fijamente.
—Ana... —resopló —, yo siempre te quise... ¿Por qué él? ¿Por qué a él...? —Sus ojos prácticamente me obligaban a contestarle, pero no era el momento de hablar de eso.
Así que le devolví la mirada y negué:
—Debo irme, Eric... —respondí —, nuestro amor nunca existió e incluso tú lo supiste antes de que yo me enterase.
Entonces soltó su agarre y me dejó caminar a través del pasillo.
Una vez encaminada dejé toda la tensión atrás y empecé a concentrarme en lo que realmente debía. Dorian.
Corrí a través del blanco y solitario pasillo de enfermería para después aparecer en cuidados intensivos. Me encontré con varios doctores que conocía que me miraron con suma preocupación... Tenían que hacerlo pues mi vestimenta era un desastre. Estaba prácticamente destrozada de pies a cabeza. Empapada y con mis zapatos llenos de fango. Era un asco, total.
De pronto, mientras corría escuché el gruñido de una mujer. Volteé mi cabeza y de inmediato reconocí que aquel ruido había sido producido por Selena. Así que rápidamente corrí hasta el sitio de donde provenía aquel sonido. Atravesé un pasillo prácticamente solo... Ni siquiera sabía que aquel lugar existía.
Mientras caminaba podía ver algunos avisos que decían: Precaución, sin embargo, no hacía caso a ninguno de aquellos rótulos amarillos y rojos. Cuando aquel sollozo se hacía más evidente supe que ese era el lugar al que tenía que ir. Empecé a caminar un poco más pausado cuando me encontré con una titánica puerta que estaba acompañada por un letrero que decía: RESTAURACIÓN MENTAL.
Un fragmento del periódico que había leído pasó por mi cabeza cuando vi aquellas letras: "Restauración mental" ha pasado a convertirse en "Ruina mental" al comprobar el peligro que puede causar dicha máquina en los seres humanos...
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Ruina Mental: Dorian Gray ©
General FictionTras ser diagnosticado de estrés postraumático; Dorian Wolfe Gray es trasladado al famoso centro de rehabilitación HELPWOOD en Washington, donde conoce a Anabeth Michaels, una pasante en el centro. Ambos se sumergen en un mundo lleno de peligros, i...