Ruina Mental: Dorian Gray ©

Capítulo diecinueve |

CAPÍTULO 19

Anabeth

Sus manos en mi cintura son como fuego encendiendo todo mi cuerpo. Giramos por todo el campus mientras reímos a carcajadas, es mágico.

«Él y yo somos magia».

—Te necesito —me susurró una vez que me tuvo cerca de su rostro.

—Y yo a ti, Dorian.

Pero entonces, un enorme agujero negro interrumpe nuestro momento. Miré cómo se iba, otra vez; él se empezaba a desvanecer en la lluvia. No obstante, el agujero y la lluvia torrencial no eran los únicos causantes de aquella escena, él está huyendo de mí, me dice que me aleje de él.

— ¡Dorian! ¡Dorian! ¡Espera! ¡No te vayas!

¡Dorian!
¡Dorian!

Mis gritos ya no salen de mi boca y hago todo lo posible para hacer que salgan, pero es imposible. La lluvia cae sobre mi frente y empieza a penetrarse dentro de mi boca para después acabar en mi garganta.

«No puedo respirar».

¡Dorian, ayúdame!
¡Dorian!

«¡¿Por qué no puedo hablar?!»

Cuando abrí los ojos me encontré en mi cama, con mi manta cubriendo mi rostro y mi cuerpo completamente empapado en sudor.

Muevo los brazos alocadamente para conseguir quitar la manta de mi cuerpo, una vez libre corro a la ventana y la abro de inmediato. El aire me llega a los pulmones con potencia y derrumbo mi cuerpo al sentir el alivio de estar viva.

Menuda pesadilla.

Mientras me encontraba frente a la ventana me sobresalté al ver a Eric saliendo del baño.

«¿Por qué se está bañando a esta hora? Ni siquiera ha salido el sol». Lo veo con el ceño fruncido, pero él ni siquiera se percata de mi presencia. Con una toalla en la cintura deambula por mi habitación y abre el armario para coger su móvil y teclear en él, ¿por qué tenía su móvil en mi armario? La escena me parece muy graciosa puesto que él no me ha notado, ni siquiera ha notado mi ausencia en la cama.

—Hombre, sí que estás ciego —me burlé, y provoqué un respingo en él.

Trata de ubicarme con los ojos y me ve, está completamente horrorizado.

Entonces tragó saliva y parecía tratar de poner los pies sobre la tierra.

— ¿Q-qué haces despierta, linda? —Vaciló —Me has dado un buen susto, eh —suspiró.

—Lo siento. He tenido una pesadilla —me excusé.

—Ah —cogió ropa suya de mi armario y volvió a caminar hacia el baño —. ¿Y cuál fue tu pesadilla? —Preguntó desde adentro.

—Pues...—busqué algo creíble rápido —, he soñado que mataba a un pollito.

Él se ríe.

— ¿Eso no lo hiciste de niña?

«¿Cómo es que lo sabe? ¿Se lo comenté? ¿Cuándo?»

—Sí..., desde entonces me atormenta.

Segundos después sale del baño completamente vestido.

—Menuda pesadilla, eh —satirizó.

Giré los ojos y me apresuré a preguntarle:

— ¿Y adónde vas tan temprano?

Tomó su tiempo.

—Sabes que tengo mucho trabajo. El Centro demanda mucho de mí.

Tiene toda la razón, él pasa asegurándose de que todo vaya bien, de las estadísticas de mejoría y muchas cosas más cuando su padre está ausente. Lo comprendo en todo el sentido de la palabra.

—Te quiero —se despide dejándome un beso en la coronilla —. No tengas más pesadillas.

***

Desde que conocí a Dorian he tenido demasiadas experiencias extrañas, me refiero a que él se encuentra en mi cabeza la mayor parte del tiempo. No es algo normal, puesto que yo no suelo soñar con una persona constantemente, ni siquiera con Eric. Y es algo que me preocupa en grande, no quiero pensar en que soy paranoica o algo por el estilo.

— ¿Me escuchaste? —Me interrumpe Selena. Me ve detenidamente unos segundos esperando una respuesta de mi parte — Estás fuera de este mundo, niña.

«Sí que lo estoy».

—Lo siento, estaba pensando...

—Decía que me emociona la llega del señor Wood. Él es la persona más linda que ha pisado este universo. Además, que me emociona la idea de usar algo bonito para la bienvenida. El Centro siempre se luce con las bienvenidas.

— ¿Qué clase de bienvenida?

— ¿Eric no te lo dijo?

Niego.

—Pues, cada vez que el señor Wood regresa recaudan dinero para hacer una pequeña fiesta de bienvenida.

—Eso suena lindo.

—El señor Wood se ha ganado el corazón de todos.

— ¿Y quiénes participan? ¿Solo el personal?

— ¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no! El señor Wood se esmera en corroborar que ninguno de este Centro quede fuera. Esa es su visión, él les dio posada a las personas heridas psicológicamente para ayudarles a no sentirse inferiores. Por eso siempre he dicho que es el mejor humano que ha pisado la tierra... claro, después de Jesucristo.

Ni siquiera a Eric lo he escuchado hablar tan bien de su padre.

— ¿Sabes? —Agrega — No se parece mucho a Eric. Quiero decir, Eric no es una mala persona, se compromete al cien por ciento con este lugar, pero no se compara a su padre.

Yo opino todo lo contrario, Eric es el hombre más comprometido que he conocido. Siempre se ha esmerado en que todo esté bien.

—Quizá se deba a que él perteneció a HighWood.

Me quedo pasmada unos segundos.

«¿Qué?»

— ¿Qué?

—Sí...