23. Primera cita.

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Salimos juntas con dirección a la entrada principal, ya que ahí tenía la ubicación del chófer. Abrí la puerta del auto para Momo ganándome una hermosa sonrisa que regresé tímidamente.

Di la vuelta para subir al auto, y percatarme de alguien más dentro.

—¿Hacia dónde señorita Minatozaki? —cuestionó el chófer.

—A casa de Momo —respondí con seguridad.

—Sana... Tus padres están en casa —comentó mi nana al ver mi determinación. Sé que no lo dijo con intenciones malas, por lo tanto, asentí.

—Si yo los espero ellos pueden esperarme. Llevemos a Momo a casa y después vamos a la mía —el chófer asintió dudoso mirando fugazmente a mi nana que terminó asintiendo. Momo le dio la dirección y llegamos en menos de 15 minutos, tomando el camino más rápido y libre de tránsito.

La casa de Momo no era nada parecida a la mía... Era un piso con varios departamentos; se veían costosos, pero no al grado de uno lujoso. Bajamos y me ofrecí a acompañarla entrelazando sus dedos con los míos.

—Gracias Sana, en realidad no tenías que hacerlo —dijo una vez que estábamos fuera de su departamento.

—No es nada Momoring, nos vemos mañana —dudé antes de robarle un pequeño y rápido beso en los labios, y tratar de correr sin éxito, ya que Momo tomó mi muñeca atrayéndome hacia ella con delicadeza para abrazarme, escondiendo su rostro en mi cuello.

—Te quiero, pero aquí no me beses más, por favor —asentí rompiendo el abrazo, aunque me intriga la razón por la cual no puedo besarla en su casa.

—Lo siento...

—No hace falta te disculpes, no me desagrada que me beses —suspiré tratando de pensar muy bien si era adecuado decir lo que pasaba por mi mente...

Bajé la mirada dispuesta a sacarlo.

—Pero tampoco te agrada —Momo se quedó en silencio por varios minutos, dándome a entender que era cierto.

Levanté la mirada para ver su expresión, salir de ahí y no incomodarla más, pero, todos esos pensamientos cayeron por la borda al encontrar su mirada con la mía...

Con su mano derecha tomó mi mentón con delicadeza para acercarme a ella y besarme dulcemente.

—Si no me agradara, no desearía hacerlo de nuevo —susurró sobre mis labios antes de besar la sonrisa que se formó en ellos— Te veo mañana —asentí.

—¿Crees que mañana podamos vernos después de clases?

—¿Cómo una cita? —reí y empuje suavemente su hombro.

—Sí, como una cita.

—Bien, acepto salir contigo.

—No sabe el gran honor que me hace —dije dando una reverencia mientras reía, al igual que Momo—. Mañana paso por ti a las 7:00 de la noche, lleva algo cómodo y lindo para nuestra primera cita —le guiñé un ojo admirando el notorio sonrojo en sus mejillas antes de salir de ahí y dirigirme al auto.

[...]

Después de recibir varios sermones por parte de mi nana llegamos a casa, donde me reuní con mis padres en la sala...

No me entusiasmaba verlos en lo absoluto, lucían diferentes, pero para mí seguirán siendo los mismos que me han encerrado durante 16 años, sin preocuparse por la falta que me hacían ellos, y no sus malditas cosas materiales.

Me coloqué frente a ellos y los miré sin expresión alguna, esperando que ellos fueran los primeros en hablar.

Mi madre sonrió y se acercó a mí tomándome de las mejillas.

Smile For Me | SamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora