30. Aléjate, no dependo de ti.

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Fue inevitable sentir como la cólera se apoderaba de cada parte de mi ser mientras que los ojos de todos los presentes se posaban sobre nosotras, supongo para admirar el tipo de reacción que tendríamos.

Solté la mano de Momo.

—No leas lo que dicen —ordené para acercarme a arrancar bruscamente aquellos papeles.


"Malditas lesbianas"

"Las invito a un trio" "Sucias"

"Sana es una maldita zorra lesbiana"

"Minatozaki Sana se coge a Hirai Momo en el baño de la escuela"

"Enfermas"

"Momo es una puta"


Con furia sostuve aquellos papeles sobre mi mano cerrada en un puño antes de mirar de vuelta a el círculo de personas que había ahí.

—¿¡QUÉ CARAJOS MIRAN!? —grité admirando como la mayoría de alumnos desviaron la mirada y unos cuantos salían de ahí.

Tiré la bola de papeles en el cesto de basura y me acerqué a Momo para abrazarla, sabía que tenía ganas de llorar, no hacía falta ver sus ojos; con el simple temblar de sus manos y su respiración agitada sabía que en cualquier momento podría derrumbarse.

Su cara se escondió en el hueco de mi cuello y sus manos se enredaron en mi cintura mientras una de las mías hacia lo mismo en sus hombros.

Con mi mano libre comencé a acariciar suavemente su cabello.

—No llores amor, tranquila, estoy aquí —negó.

—Es mi culpa... Es mi culpa que esté sucediendo esto.

—Cariño mírame —su rostro salió del hueco de mi cuello, sin romper el agarre sobre mi cintura—. Esto no es culpa tuya, ni mía... No es nuestra culpa estar rodeadas de estúpidos ¿De acuerdo? —asintió—. Que piensen lo que quieran, que digan lo que digan, eso no debería afectarnos, seremos quienes somos y nos enfrentaremos a esto juntas —volvió a asentir, y sin importarme la gente que había ahí presente, mis labios buscaron los de ella uniéndose en un suave beso—. Te amo, nunca lo olvides ¿Si?

—Nunca.

—Vamos, sonríe para mí Momoring —sonrió y besé por última vez su sonrisa.

Tomé su mano y fui a dejarla a su salón, ya que desafortunadamente esa clase no la teníamos juntas.

—Prométeme que no volverás a llorar, pase lo que pase, recuerda que yo estoy contigo —dije mientras la sostenía entre mis brazos, ella asintió.

—Lo prometo.

—Bien, te veo después cariño —asintió y miré sus labios buscando aprobación, la cual recibí al sentir el suave beso que me regalaba.

Definitivamente ese era el beso de despedida.

Salí de ahí sin intenciones de dirigirme a mí primera clase, iba a dar con los responsables de aquel acto de mal gusto en nuestros casilleros.

Sabía que era obra de Nayeon y me iba a encargar de cumplir lo que juré, pero en otro momento, ya que la letra de aquellos papeles era de otra persona, y solo tenía dos sospechosos: Mark y Mina.

Así que me encargaré de buscar a ese par; me dirán la verdad y pagarán por ello, ambos, no me importa que Mina sea mi mejor amiga desde la infancia y que no tenga que ver tanto en esto puesto que Nayeon es el cerebrito de estos repugnantes actos, y en cuanto a Mark... Solo puedo decir que es una mierda sin remedio.

Smile For Me | SamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora