35. Nadie me va a alejar de ti.

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Desperté tarde, el sol se asomaba e iluminaba toda la habitación.

Inmediatamente recordé la cita con Momo y comencé a vestirme, necesitaba contarle lo que sucedía.

Exactamente a las 10:00am recibí un mensaje de ella avisándome que ya se encontraba afuera, con cuidado de no ser vista salí de casa y corrí hacia el auto, con el corazón latiendo a mil por hora.

No sabía qué decirle, no sabía cómo comenzar la conversación de lo que había sucedido. Y mucho menos pude concentrarme en ello al escuchar su hermosa y dulce voz saludándome con alegría y amor.

—¿Sucede algo? —cuestionó al ver que no respondí su saludo.

Suspiré y asentí indicándole que saliéramos de ahí.

—Mis padres se enteraron de lo nuestro... —rápidamente admiré el cambio en su expresión y cómo su sonrisa se desvaneció convirtiéndose en una mueca de preocupación. La única emoción que he visto reflejada millones de veces en el rostro de mi amada Momo.

Estacionó el auto y se giró a verme.

—¿Cómo?

—No estoy segura de quién fue, pero alguien mando fotografías de ambas besándonos a la oficina de mis padres —asintió—, pero ese no es el problema.

—¿Entonces cuál?

—Me dejarán estar contigo si acepto salir con el hijo del señor Kim... Así que no creo que sea bueno que sigamos con esta relación —negó varias veces y bajó la mirada... Algo que no hacía desde hace mucho.

—No, ¿Por qué dices eso? Claro que podemos seguir, acepta salir con él, no tengo problema alguno.

—Mírame —no hizo falta repetirlo. Sus ojos se encontraron con los míos y pude notar la tristeza en ellos—. Aunque trates de negarlo yo sé que te duele.

—Me duele, pero nada me dolería más que perderte y saber que estás con otra persona, y una que no amas, ¿No es así? —asentí.

—Te amo a ti.

—¿Entonces?

—Simplemente el destino no nos quiere juntas, Momo.

—No es el destino Sana, son las personas.

—Por eso... Es una mierda, no debemos seguir juntas —miró por la ventana y asintió llevando una mano a su boca.

—Dijiste que nunca me dejarías, Sana —respondió entre sollozos después de un tiempo.

—Y no pienso hacerlo, podemos seguir juntas como amigas —negó y se giró a verme.

En ese preciso momento me sentí tan estúpida por verla llorar de esa forma, en silencio, pero dolorosamente. Las lágrimas caían por sus mejillas con una facilidad impresionante, mojando su mano.

—¿Y crees que eso no me lastima? ¿Crees que así me vas a proteger? Estás haciendo todo lo contrario Sana. Apenas te recuperé, no quiero perderte otra vez, no lo soportaría.

—Perdón Momo, si hago esto es mejor para ambas, rechazaré estar con el hijo del señor Kim, no quiero que te hagan nada.

—¿Hacerme qué?

—Me pidieron pensarlo y en caso de negarme iban a deshacerse de ti, y tengo miedo.

—Ya me han hecho bastante, podemos hacerlo juntas —se notaba la desesperación en su voz.

—No podemos, con ellos no —se recargo en el asiento, suspiró y asintió.

—Jódete —abrió la puerta del auto y salió. Inmediatamente tomé las llaves y salí tras ella.

Smile For Me | SamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora