32. Por favor, regresa.

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—Sana, por cuarta vez, ¿Vas a desayunar algo? —negué. En lo que menos pensaba era en comer, mi estómago estaba revuelto y mis pensamientos estaban en blanco.

Me sentía vacía.

Era como si todas mis emociones se hubieran apagado; no sentía nada.

Solo podía mirar a la nada y pensar en Momo... No entiendo qué fue lo que la hizo cambiar tan repentinamente.

Una mano sobre mí mejilla me hizo regresar a la realidad.

—¿Qué tienes, mi niña? ¿Por qué lloras? —cuestionó, segundos después retiró su mano de mi mejilla y acarició mi cabello.

Llevé una mano hacia mi pómulo notando lo húmedo de éste, palpando mi dolor.

Me fue imposible contener más mis lágrimas.

—Mo-momo... —dije en un hilo de voz.

—¿Momo qué?

—Terminó conmigo —rompí en llanto. Mi nana me abrazó con cariño y comenzó a acariciar mi espalda para tranquilizarme—. Haruka... Ayúdame a que pare el dolor, me siento muy mal, me muero si ella no está aquí, por favor, necesito que regrese y me tome entre sus brazos —sollozaba, tratando de pasarme el nudo que tenía en la garganta.

Ella se acercó a mí y me envolvió en un cálido abrazo, permitiéndome llorar en su hombro.

—La amo tanto que duele...

—Lo sé mi niña, pero la vida sigue. Puedes estar triste el tiempo que necesites, pero después de eso tienes que levantarte, demostrar que eres fuerte —asentí solo para ver cómo las comisuras de sus labios se levantaban brevemente, formando una sonrisa.

La verdad es que, no importaba el tiempo que pasara, si ella no estaba a mi lado, no creía volver a ser la misma, no me imaginaba sonriendo por algo si ella no es la razón de ello o la que me acompaña en los momentos felices, simplemente era imposible... Mi mente no podía colocar aquella imagen en mis pensamientos, se negaba a hacerlo.

Cuando llegué a la escuela ya había demasiada gente, todos andaban de un lado a otro, muchos reían y otros simplemente se encontraban en su mundo, como yo.

Me sentía ajena a todo lo que pasaba a mí alrededor, como si solo me encargara de observar como todos llevaban sus vidas sin preocupaciones y yo no formara parte de nada, ni siquiera del propio mundo.

Alguien tomó mi hombro e hizo que cerrara con fuerza la puerta de mi casillero.

Me volví hacia esa persona encontrando a Jeongyeon y Jihyo.

—Hey, ¿Qué tal va todo? —Jihyo fue la primera en cuestionar con una sonrisa.

—Es una mierda —no me andaría con rodeos. Todo comenzaba a ser como antes, una completa mierda, no iba a mentir, y quería que ellas hicieran lo mismo—. ¿Han hablado con Momo? —se miraron con duda y antes de que pudieran decir algo, las interrumpí—. Quiero la verdad.

—Sana no creo que... —interrumpí a Jeongyeon.

—Yo les dije la verdad, quiero lo mismo —a pesar de que mis palabras fueron frías, no sonaban como tal, es más, ni yo tengo idea de qué tono empleé para hablar.

—No quiere saber nada de ti... Lo intentamos pero, es inútil —y ahí estaba todo de nuevo; el nudo en la garganta, el peculiar temblor en mis manos, las lágrimas acumulándose en mis ojos y el golpe en el pecho que se encargaba de agrietar mi corazón.

Los brazos de Jihyo rápidamente me rodearon y acogieron en un abrazo.

—Quiero hablar con ella... —susurré y Jihyo negó.

—No quiere nada de ti Sana, ni siquiera yo entiendo qué le pasa —apenas terminó de hablar pude ver a Momo detrás de ella, caminando por el pasillo en dirección a su casillero

Rápidamente me deshice del abrazo de Jihyo y corrí hacia Momo, tomándola por los hombros.

—¿Podemos hablar? —ella ni siquiera se giró a verme, sabía que se trataba de mí. Retiró mis manos de sus hombros y siguió caminando—. Momo, por favor —supliqué al borde del llanto y con los nervios consumiendo cada parte de mí.

Me miró de reojo y asintió. Rápidamente me coloqué a un lado de ella, siguiendo su paso.

Las palabras parecieron abandonar mi mente, no podía decir nada, no sabía cómo iniciar la conversación, y por ello pasamos algunos minutos caminando por el gran pasillo principal y eso me hizo notar algo que rápidamente se encargó de hacerme pedazos... No sentía la compañía de Momo, no la sentía como días antes, a pesar de que estaba a mi lado la sentía demasiado distante.

Ahora estábamos cerca físicamente, pero emocionalmente nos encontrábamos a años luz, lo sentía en el fondo de mí y la sensación que me causaba era algo completamente inefable.

—Mo... —estaba a punto de decir pero sus palabras me detuvieron.

—Sana, yo no quiero saber nada de ti... No te quiero cerca, esto se acabó —ni siquiera se molestó en mirarme, lo cual agradezco ya que estaba segura de la imagen tan rota que proyectaba con esas simples palabras que se encargaron de apuñalarme sin piedad.

—¿Qué te hice? —fue lo único que salió de mis labios, en un susurro pesado. Era como si mis labios no quisieran soltar aquella pregunta que se aferraba a mí.

—Eso no importa, ambas sabemos lo que hacemos.

—Si te hice algo perdóname, pero por favor regresa conmigo, sabes que te amo y estoy dispuesta a hacer todo por ti... Lo he hecho y tú lo has visto —suspiró y se giró a verme.

—Se acabó Sana, esto no funciona, solo me tienes lástima, no me amas —y se alejó, dejándome completamente sola y rota en aquel pasillo.

No aguanté más y comencé a buscar a Jihyo, conteniendo el enorme deseo que tenía de llorar.

Conecté mirada con ella e inmediatamente corrí a abrazarla.

—¿Qué pasó, bebé? —preguntó sosteniéndome con fuerza.

Rompí en llanto, dejé que las lágrimas y sollozos hicieran lo que quisieran conmigo, dejé que me rompieran, que me lastimaran y de cierta forma me hicieran sentir mejor.

Jihyo nunca dejó de abrazarme ni yo a ella.






[...]







El día en la escuela había sigo largo, tenía los ojos y la cara hinchados, y el sueño estaba atacándome a pesar de que eran las 3:00 pm.

Llegué a casa, dejé mis cosas en el primer mueble que se me puso en frente y subí a mi habitación para escuchar música... Cada nota, cada voz y cada sonido me recordaban a ella.

Dejé la música a un lado y comencé a mirar videos en YouTube, pero fue inútil, todo me llevaba a ella sin quererlo.

Harta de eso, tomé mis cobijas y me arropé para dormir y olvidarla en aquel lejano mundo; no obstante, Momo encontró la manera de verme en sueños, de besarme y decirme que todo estaría bien, aunque en el fondo ambas sabíamos que eso no era así.

Sin saberlo esa fue una de las primeras noches en las que ella estaba presente.






[Espacio de Escritora]

Yo sé que llevo mucho tiempo sin actualizar, perdón :( pero lo que cuenta es que regresé uwu, espero que les haya gustado.

Nos leemos después <3

Smile For Me | SamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora