Own It [NamMin] TERMINADA☑️

Parte 5

De algo estaba muy seguro, aquella comida era deliciosa, no una de las mejores, pero no estaba mal. Era un platillo sencillo, pero rico al gusto.

- ¿Te gusta la comida casera? - Preguntó extendiéndome uno de sus porta comidas, logrando que inmediato el agradable olor invadiera mi nariz.

-No la como mucho, pero, a decir verdad, esto parecen sobras ¿Para esto querías que viniera contigo? ¿Para mostrarme tu lugar? - Hablé con desagrado mientras mi mirada se dirigía a otro lugar, manteniendo mi ceño a medio fruncir,

Vi su cara de decepción, el cómo arrugó su nariz ante mis crueles palabras, y sus ojos se volvían brillosos, cual animalito lastimado. Con mucha lentitud bajó el porta comidas y lo puso sobre la cobija. Me miró, mordiendo su labio de manera incomoda, haciendo que mi corazón saltara de la culpa.

-Y-yo, sólo quería pasar tiempo contigo y-y la comida la preparé especialmente para ti, por favor, prueba un poco ¿Sí? Sé que te gustará- Suplicó, algo desesperado a mi parecer

Solté un suspiro y chasquee la lengua, abrumado. Probaría su comida, porque algo dentro de mí, me decía que simplemente cediera ente él y su bonita piel de porcelana, ante sus labios rojo carmín y ante su suave voz cual dulce de caramelo.

-Está bien- Asentí con lentitud.

Él sonrió y volvió a extenderme el porta comida con emoción, mirándome expectante cuando llevé los palillos a mi boca con una cantidad considerable de arroz.

-Es comida china. Arroz frito hecho con raíces chinas, verduras, salsa de soja negra, tortilla de huevo y carne. Es un plato muy conocido en Pekín, pensé que te gustaría probar- Sonrió grande.

Suspiré, satisfecho. Era exagerar decir que era lo más rico que había comido, pero esto definitivamente estaba en la lista, todo estaba en su punto, la carne se sentía suave y el arroz estaba crujiente. En toda la vida que llevaba, había estado en los mejores restaurantes de Corea, Japón, Tailandia, China, Nueva Zelanda, e incluso España. Había comido manjares hechos por chefs importantes. Y ¿Cómo era posible que yo me estuviera desviviendo por un simple arroz frito?

Cuando terminé de masticar, nuevamente llevé mis palillos al arroz para comer un poco más. A los segundos pude escuchar la risita angelical de ese chico, lo miré y él comía con una sonrisa, ignoré su acción y seguí comiendo.

De algo estaba seguro, había millones, miles de sonrisas en el mundo, pero la de él, me derretía cual chocolate.

Mi rostro estaba relajado, mirando el horizonte, encontrándome satisfecho.

-Me alegro que te haya gustado la comida, gracias.

Yo fruncí el ceño, mientras mis hombros se levantaban, sintiéndome extraño.

- ¿Gracias? ¿Por qué?

-Por permitirme ser tu novio y por dejarme ver tu hermosa sonrisa junto con tus lindos hoyuelos estos días.

Desconcertado. Así me encontraba, en serio ese niño era algo.