Capítulo 7:

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- Mierda. - Susurré cuando vi por la ventana como los rayos de sol empezaban a asomar por el horizonte.

Habría dormido como mucho cinco horas, no del tirón, pero cinco horas. Hacía dos o tres horas que estaba en la sala común, no quería seguir dando vueltas en la cama así que... me puse a darlas en el sofá.

- Veo que has madrugado. - Comentó Héctor a mi espalda trayendo consigo a un montón de chicos que ya se habían despertado, cuanto más pensaba en la prueba más nerviosa estaba así que no hacía más que abrazarme a mí misma por el frío y por los nervios.

- Si, buenos días. - Le dije volviendo mi vista hacia el amanecer, me relajaba verlo.

- Vete tranquila, estaremos todos para apoyarte. - Me dijo suavemente Héctor a mi espalda acariciando mis brazos con suavidad, pero firmes.

- Pero, ¿y si sale algo mal? El papeleo sería un desastre. - Le dije sin ir al punto de lo que quería decir.

- No va a salir nada mal, ya lo hablamos cuando decidimos la estrategia. - Me dijo con una media sonrisa haciendo que recordara ese momento.

- ¿Ya sabes qué es lo que vas a hacer en la prueba Emma? - Preguntaba un Héctor sujetando algunos libros míos y los suyos en sus brazos.

- Ya te dije que no, no sé cómo hacer una estrategia para derrotar algo que no se puede derrotar. - Le respondía una ya molesta Emma rodando los ojos.

- Pero ¿sabes seguro que serán dragones? - Volvió a preguntar, pero bajando la voz para que nadie escuchara.

- Si, ya te dije que un día iba paseando con Fred y vimos a su hermano, Charlie, al ir a saludarle vimos los dragones. - Me explicaba por décima vez en un par de días.

- Bueno, pues entonces los dragones son los que se ha de derrotar. - Llegó a esa conclusión aún que yo ya le había explicado otras cinco veces.

- Ya, el problema es qué no sé por dónde se empieza a derrotar un dragón. - Contesté irónica

- Eso da igual, tenemos que pensar algo. - Dijo parándose para que detuviéramos la marcha.

- ¡¿Te crees qué no he pensado ya en eso?! - Le grité en medio del pasillo haciendo que la poca gente que había se girara a vernos- Te recuerdo que soy yo la que voy a estar delante de esa bestia. - -Le dije bajando otra vez el tono de voz para no desvelar nada.

- Tiene que haber algo que se te dé bien como para derrotarle. - Volvió a decir.

- ¡Es que no hay nada que se me dé bien! - Grité ignorando a toda la gente que había en el pasillo, la cara de Héctor era de miedo absoluto. - Lo siento, estoy estresada.

- No, no es eso. - Dijo sin salir de su asombro

- ¿Entonces? - Pregunté levantando una ceja, había algo que me molestaba en el pecho, pero suponía que fuera de haber soltado ese grito.

- Tenías. - Contestó tembloroso mientras subía una mano también temblando hasta llegar a mi boca- Tenías como una linterna dentro de tu garganta...

- ¿Cómo? - Le dije algo alterada mientras agarraba mi garganta, estaba caliente, demasiado.

- Sé que es una locura, pero lo he visto. - Me contestó algo más seguro. - Profesor Flitwich! - Llamó al jefe de nuestra casa que pasaba por un lateral del pasillo. - Le tengo que decir una cosa.

- ¿Qué ha pasado? - Preguntó divertido. - Parece que habéis visto un fantasma, sobre todo tú Emma que se te ha puesto el pelo blanco y pareces uno. - Héctor y yo nos miramos, ya tenía estrategia, iba a usar la metamorfomagia para enfrentarme al dragón.

Semi-Corazonada | Fred Weasley  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora