Semi-Corazonada | Fred Weasley

Capítulo 8:

Recién llegamos de las vacaciones de Navidad, casi ni habíamos empezado las clases y todavía no nos acabábamos de adaptar de nuevo. Cuando de pronto una noche antes de irme a dormir me senté en la cama sentí que había algo que no me cuadraba miré hacia el techo de la habitación y fue como que me caía de la cama.

Esa sensación fue solo un instante, pero cuando me levanté de la cama sentí como si algo me empujara hacia el suelo y quedé tumbada empezando a ... transportarme, por así decirlo, otro lado. Era un lugar negro oscuro solo había una pequeña luz que llegaba desde el techo, había pequeñas bóvedas yendo de un lado para otro y a lo largo de un pasillo gigante con una puerta al final del todo, tenían los ladrillos negros y el hueco entremedias blanco lo que hacía contrastará aún más y lo hiciera más sombrío.

Miré para el otro lado del pasillo y seguía viendo la misma escena lo único que al final del pasillo en vez de haber una puerta había un ascensor, algo me decía que ahí había un edificio muy importante o bueno, mejor dicho, que estaba dentro de un edificio muy importante.

Me levante del suelo con el ruido de mis amigas llegando a la habitación, cuando me vieron en el suelo al principio se preocuparon, pero al ver que estaba consciente se empezaron a reír pensando que era cualquier tontería de las mías. Y para no preocuparlas le seguí la broma diciéndoles qué estaba cansada y me había apetecido tumbarme en el suelo.

Una vez más, algo me decía que Harry tenía algo que ver con esto. Al día siguiente, fui a verle a decirle todo lo que había visto y que él me contarás si le había pasado algo parecido.

- ¡Harry! - Le dije en cuanto le vi salir por la puerta de su sala común, como siempre, iba acompañado del resto del trío de oro. - Tengo que hablar contigo, es urgente. - Le dije con voz seria haciendo que los tres se pararan en seco.

- Vale. Vamos aquí. - Subimos un tramo de las escaleras metiéndonos en un pasillo donde no había nadie. - ¿Qué pasa? - Me preguntó al llegar a la ventana.

- Te tengo que contar una cosa que he soñado, creo que tú puedes saber algo. - Le dije cruzándome de brazos e intentando recordar todo lo que había visto. Él asintió con la cabeza dándome paso a hablar. - Pues...

Después de contarle toda su cara parecía indescifrable, no había ni una sola expresión clara, a veces le veía algo contento y a veces preocupado.

- Vale, si, a mí me pasa eso también. Te voy a contar una cosa que no sabe casi nadie. - Me quedé en frente suya mirándole esperando a que me dijera algo bueno, aún que sabía que no iba a ser así. - Antes de que todos vinierais a la madriguera, Hermione, los Weasleys y yo fuimos a una casa secreta, el cuartel general de la Orden del Fénix, donde están allí algunas personas que no pueden caminar libremente por la calle como mi padrino, Sirius Black. Resulta, que un día antes de las vacaciones soñé con el mismo pasillo que me acabas de decir, pero no se quedaba ahí, soñé que era una serpiente que atacaba al señor Weasley y ... y ... - Se empezó a poner nervioso porque parecía bastante malo el sueño siendo él el que atacaba así que le puse una mano en el hombro haciendo un poco de fuerza para que se relajara. Respiró hondo y siguió con la historia. - Avisé a Dumbledore y gracias a él el señor Weasley sigue vivo, ¿Fred no te ha contado nada? - Me preguntó al terminar.

- Me dijo que su padre había tenido un accidente en el trabajo, supongo que sería para no preocuparme, yo creo que también habría hecho lo mismo. - Le contesté pensando en el señor Weasley. - Por eso era por lo que cojeaba en la Madriguera y casi no movía un brazo... - Deduje en alto recibiendo un asentimiento por parte de Harry.

- Creo que lo que vemos en nuestros sueños es el departamento de misterios. - Me explicó después de una pequeña pausa.

- Y, ¿podemos hacer algo? - Le pregunté saliendo de mis pensamientos viendo a ver si podíamos vigilarlo o que haya seguridad allí o algo.