Al día siguiente me levanté bastante tarde, era fin de semana por fin. Cuando ya el sol me empezó a molestar en los ojos me desperté, tras quedarme un buen rato tumbada en la cama las voces de mis compañeras despidiéndose de mi me sacaron de esa situación.
Me fui a la ducha para conseguir despejarme del todo, de verdad que las duchas de este colegio son de lo mejor. Después del ajuste automático mediante magia de la temperatura del agua, cogí mi Mp3 y puse la música a todo volumen.
Noté que había estado bastante tiempo en la ducha por todas las canciones que había cantado a pleno pulmón, seguro que, si había alguien en la sala común, se estaba riendo de mí. Esa ducha fue motivadora, pero tenía que acabar... salí y me envolví tanto el pelo como el cuerpo en una toalla.
- ¡Héctor! - Me hice hacia atrás instintivamente por el susto cuando vi que estaba en mi habitación, sentado en la cama de Adelina.
- Perdón, perdón, perdón. - Dijo nervioso poniéndose rojo como un tomate y tapándose los ojos lo que me hizo reír.
- No pasa nada no se me ve nada. - Le dije para tranquilizarle y él abrió un poco los dedos de la mano para comprobarlo para después quitarse las manos de los ojos.
- Es que... te estaba buscando. - Dijo algo nervioso volviendo a sentarse
- Dime - Fui al armario para empezar a escoger la ropa que me iba a poner.
- Bueno... - Sus nervios eran más notables. - A ver... es que como ayer nos enseñaste a todos a bailar pues el rumor se ha extendido por el colegio y... - Soltó rápido, pero lo pude entender.
- Y.... - Dije haciendo ademán para que siguiera hablando. - ¿Qué pasa?
- Que hay unas veinte personas fuera de la sala común esperando a que les enseñes a bailar. - Dijo aún más rápido y agachando la cabeza
- ¿En serio? - No pude evitar echarme a reír por lo nervioso que estaba. - ¿Es eso lo que te tenía tan nervioso? - Pregunte riéndome aún más fuerte
- Pues si... - Contestó avergonzado- Es que no sabía si te iba a molestar.
- Pues claro que no me molesta. - Le dije sonriendo. - No tengo ningún problema en enseñarles a bailar, de hecho, es que ahora mismo te daría un abrazo por lo tonto que eres, pero no quiero que me veas cosas... no deseadas - Acabé riendo mientras sacaba el pantalón que me iba poner.
- Mejor, mejor. - Dijo siguiendo mi risa.
Después de eso hice un hechizo para pegar la nariz de Héctor a la pared de la habitación para que no me viera mientras me cambiaba.
- ¿Ya sabes a quién vas a invitar al baile? - Pregunté mientras daba pequeños saltitos para subir el pantalón.
- La verdad es que no. - Dijo mirando hacia la pared, era una situación bastante graciosa por lo que me tenía que aguantar la risa
- Pues más vale que te des prisa. -Advertí. - Ya hay gente que tiene pareja y como tú nunca te das cuenta de las cosas veo que al final me toca ir contigo porque te has quedado sin pareja.
- Oye, que no soy tan torpe - Dijo como un niño pequeño. - Pero... ¿a qué te refieres con que no me doy cuenta de las cosas? - Preguntó con curiosidad.
- A eso, nunca te das cuenta de las cosas que pasan a tu alrededor en los temas amorosos. - Contesté mientras me ponía la camiseta.
- Espera ¿tú sabes a quién puedo invitar? - Volvió a preguntar cambiando la curiosidad por ilusión.
- Pues claro que sí. - Dije obvia- ¡Finite Incantatem! - Pronuncié para que se pudiera separar de la pared
- Dime a quién, porfa... - Me suplicó como un niño pequeño mientras me seguía con la mirada hacia el aparador para cepillar mi pelo
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Semi-Corazonada | Fred Weasley
Hayran KurguEmma Granger es una chica de 14 años que ha sido trasladada desde Ilvermory a Hogwarts para cursar desde 3º grado en adelante. En Hogwarts, tiene la oportunidad de volver a retomar relaciones que se habían marchitado con el tiempo y la distancia...