Capítulo 12:

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Esencialmente a partir de ese momento fue cuando empecé a creer en los ángeles de la guarda, para mi había encontrado a dos nuevos ángeles, la profesora McGonagall y el profesor Snape. Ellos, cada uno a su manera, me había ayudado a pasar este año de una pieza y sin tener que acabar en el ala de psicología del Hospital San Mungo. El último día de curso estuve haciendo la maleta, pero también fui a ver a ambos angelitos que se habían pasado por mi vida, y ambos me recibieron con una sonrisa.

Puede que fuera la única que viera cuánto en común tenían ellos dos, pero al menos lo veía. Después se me ocurrió pensar que puede que Snape me dejara verlo a mí, y tan solo a mí, por alguna extraña razón. Seguramente que solo fuera otra de mis disparatadas ideas, pero me gustaba la sensación que creaba en mí el sentirme alguien especial. Con McGonagall era más diferente, sabía que ella sí mostraba cariño, o aprecio, por más gente que el profesor pelinegro, aun así, sabía que ya había encontrado a alguien parecido a mi madre en el colegio. Esa era una de las cosas que me llevaba de este curso.

Y sí, digo una de las cosas porque después de estar el último día recapacitando sobre todo lo que había pasado conseguí sacar cosas buenas. Como por ejemplo el Ejército de Dumbledore, el día que se cerró fue uno de los peores, obviando el castigo que nos había mandado a todos con aquella pluma embrujada después de descubrirnos. Pero todo lo que fue antes era verdaderamente increíble, la sensación de estar aprendiendo de verdad que habíamos perdido en las clases con aquella antipática mujer, el orgullo que me llenaba cada vez que iba a una de las clases y veía como Harry corregía a los demás y como nos enseñaba, para mí era como mi hermano pequeño.

También conseguí sacar en conclusión otro buen momento, cuando fuimos al Ministerio, allí fue donde pude ver a mi abuela, esa pequeña conversación en la que yo casi no había participado seguía todavía en mi cabeza. Me encantaría poder ir allí todos los días, verla y hablar con ella, del tiempo o de cualquier cosa que se nos ocurriera, poder pasar tiempo con ella, pero no quería tampoco arriesgarme a poner en riesgo también a Sirius o que me pillaran descubrieran ese pequeño secreto que no sabía ni Fred.

Hablando de Fred, pese a su marcha del colegio me llevé una buena sensación, todos les adoraban, la tienda les iba bien, podía verlos de vez en cuando y todo el mundo llevaba algún artículo Weasley en su cartera. Por si acaso querían saltarse alguna clase o hacer alguna de las travesuras que habían planeados esos gemelos pelirrojos para sus inventos. Yo era la que más recibía, la maleta casi no me cerraba de tantos que tenía, y la verdad es que tenía bastante miedo de que se estallara algún tinte en la ropa o algo parecido, pero no podía llevar más equipaje así que solo me quedaba rezar para que no pasara nada parecido.

Rezar y dar gracias fue lo que hice cuando me dijeron que Ced estaba progresando, recuerdo ese como uno de los mejores días del curso. Me llamó Dumbledore en medio de una clase, casi no podía ocultar la sonrisa con la que me lo dijo. Ese "¿Puedo robarle un minuto a la señorita Granger , profesor Flitwick?" se habían quedado marcadas en mi cabeza. En la breve conversación que tuvimos algo me decía que sabía que había ido alguna que otra vez a verle, aun teniéndolo completa y absolutamente restringido, pero me entendía y sabía que quería verle.

Después de recordar todo esto sí que había sido un buen año, claro que había momentos malos, y malísimos, pero siempre tenia a mi familia elegida a mi lado. Suena algo que nunca habría dicho, pero era cierto, este año he estado mucho más unida a ellos. Puede que fuera con menos risas, y ya no veíamos todo del color de rosa, pero ellos seguían a mi lado pase lo que pase. No se iban a ningún lado y no me dejaban que me separara de ellos, se preocupaban por mi incluso cuando yo no lo hacía, solo me dejaba llevar por algo que no puede ser bueno y ellos eran los que me aguantaban.

Con una gran sonrisa al recordar los buenos, los malos y los mejores momentos del año estaba tumbada en la cama, con la maleta al lado, pesada como ella sola, pero con todo lo que tenía dentro. Mis amigas estaban hablando en la misma posición que yo. Con el pelo extendido encima de la cama los brazos abiertos y las piernas colgando casi tocando el suelo. Ellas hablaban mientras yo observaba el mapa estelar que tenía en la zona del techo encima de mi cama.

Después de recordar que volvería a ver a Fred y a toda mi familia una buena sensación me inundó, y entré en su conversación, participando y riendo de cosas que no tendrían gracia si no estuvieras en esa habitación. Pero allí dentro todo era diferente, tenía un ambiente que la hacía diferente y era algo que habíamos construido todas.

Supongo que me gustó mucho esa sensación, porque algo dentro de mí me decía que esto de hacer un resumen del año se iba a convertir en una costumbre. Pero al parecer no era la única que recapitulaba todo, porque a los pocos minutos lo compartíamos unas con otras, las sensaciones de unas se contrastaban con las de las otras, y la verdad es que eran bastante parecidas.

Después de quedarnos con los buenos recuerdos salimos con la maleta en la mano y desfilamos al ritmo que marcaba yo escaleras abajo. Donde nos recibieron Héctor y Javi al final, y los demás a la salida de la sala común. Listos para vernos en unos meses.

PRÓXIMAMENTE...

"Ni se te ocurra hacerlo, profesor"

"Pero por qué decidiste no decírmelo."

"Y ahora vienes tú a decirme que te vas... genial."

"¡Que me dejéis todos en paz, ya!"

"No... no... puedo respirar."

"¿Que se ha escapado?¡Que incompetentes sois!"

"Por fin puedo tener esta charla contigo."

"Ya es tarde pequeño, ya estoy en el otro bando."

Semi-Corazonada | Fred Weasley  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora