Semi-Corazonada | Fred Weasley

Capítulo 5:

Las semanas pasaron más rápido de lo que me gustaría aceptar. Acababan de llegar las vacaciones de Navidad, pero no se sentía como otros años, los pequeños corrían menos por los pasillos, la gente tenía más cuidado en los exteriores, las actividades de Navidad se llevaban a cabo dentro de las salas comunes y con bastante poca gente.

Sea como fuere, mis maletas estaban hechas, y nos acababan de avisar que el tren escarlata acababa de llegar al andén. Teníamos el tiempo justo para entrar en los vagones y sentarnos mientras que los profesores metían nuestras maletas en los compartimentos necesarios.

La tradición siguió un año más, nuestro vagón casi triplicaba el número de personas para las que estaba construido. Aun así, la incertidumbre de si esa sería la última vez que veríamos el castillo hizo algo que mella en nosotros. Y la falta de los gemelos igual.

No fue demasiado diferente la sensación una vez llegué a casa, tenía demasiadas preguntas que hacer a mi madre y no sabía como formular ninguna de ellas. Tampoco sabía el momento, el tono, la forma en la que dirigirme a ella, no sabía nada. Y eso al parecer era palpable para la mujer que me había criado pues cuando llegue a la casa sus ojos no se apartaron de mi ni un solo momento.

- Supongo que lo has descubierto ¿no? - Me preguntó tendiéndome un refresco mientras que mi padre hacía la cena.

- Sí, a no ser que tengas una hermana gemela, cosa que tampoco me sorprendería dadas las circunstancias, creo que hay bastantes cosas de las que necesito explicación. - Sabía que estaba siendo demasiado formal, pero eso se podía considerar un escudo que creaba a mi alrededor.

- Por donde empiezo...

- Creo que vendría bien empezar por decirme cuál es mi segundo apellido.

- Black. Pero eso supongo que ya lo habrás intuido. - Ante mi asentimiento, continuó hablando mientras jugaba con un boli que había encontrado. - A ver, Narcisa, la madre de Draco, es mi hermana. Al igual que Bellatrix y Andrómeda. Bueno, pues de pequeña los valores de la sangre pura eran educados en esa casa como si alguien estuviera diciendo verdades absolutas e irrefutables, hasta que Andrómeda decidió salirse del cerco de la familia, como era su hermana pequeña, a mí me contaba las veces que salía por la noche de la mansión Black para verse con sus amigos, obviamente ellos no eran sangre pura. Y me contaba cómo vivían los mestizos, los nacidos de muggles, los Weasleys y demás. Hasta que un día ella se escapó de casa, se casó con un mestizo y mi familia la repudió, hasta tal punto que fue un nombre prohibido en toda la mansión.

- ¿Andrómeda Tonks? ¿La madre de Nymphadora Tonks? - Decidí preguntar en un momento que ella paró de hablar.

- Efectivamente, la chica que conociste supongo que por la Orden. Soy su madrina de hecho. - Se permitió una ligera sonrisa que me dirigió fugazmente. - Vale, ahora te preguntarás qué cómo llega todo hasta aquí. Bueno pues, las malas palabras hacia mi hermana por parte de mis padres y mis hermanas hicieron que cambiara mi perspectiva, empecé a pensar que me iría de casa cuando cumpliera la mayoría de edad para no hacer daño a mis padres, pero no quería seguir durante mucho tiempo allí. Por aquel entonces tendría... 14 o 15, Andrómeda tenía casi 18.

- ¿Tú también escapaste?

- Algo parecido, me dijo Dumbledore de que te habían llamado Lestrange por alguna parte ¿es cierto? - Volví a asentir dándole paso a otra parte de la historia. - Vale, eso es porque cuando yo estaba en quinto curso más o menos, cuando volví de Hogwarts por Navidad, mis padres un día me sentaron a la mesa y me dijeron que habían encontrado un pretendiente para mí. Te puedes llegar a imaginar mi cara en ese momento, no conocía a tu padre por aquel entonces, pero quería elegir a mi marido si es que lo tenía. Me opuse completamente en un principio, pero mis quejas parecían mudas para mis padres, ellos me seguían contando de que era de la familia Lestrange, de ahí que te asociaran con aquella familia.