Semi-Corazonada | Fred Weasley

Año Siete | Capítulo 1:

Una vez más, como cada año, no saldrá vamos otra vez en el tren. Las risas, los momentos y los abrazos se escuchaban desde una punta a otra del andén. Pero se sabía que eran menos que las del año pasado, la situación había cambiado, para peor.

Aun así, seguíamos siendo niños, seguíamos queriendo abrazar a nuestros amigos y contarles todas las cosas que no les habíamos podido contar durante el verano, porque si este verano el tráfico había sido peor, ya no podíamos viajar tan libremente, y sobre todo yo lo había notado en las cartas.

Pero eso es solo uno de los tantos ejemplos, las cartas tardaban casi el doble en llegar y no hacía falta ser un licenciado en derecho ni en investigaciones para saber que era porque las revisaban. Puede que lo hicieran por nuestro bien, para conseguir algo de información sobre Voldemort. O puede que fuera al contrario que los mortífagos fueran los que las interceptaban y revisaban en busca de alguna organización especial que pudiera perjudicarles en la batalla.

Era algo que me había estado comiendo la cabeza durante todo el verano, supongo que sería cosa de la edad, porque este ya era mi último año. Solo me quedaba este año para graduarme y salir de aquel castillo que tantos momentos y tantas risas me había dado. Me daba mucha pena, no voy a mentir a nadie, puede que fuera una maravilla el mundo exterior y que me depararan cosas maravillosas, pero me encantaría poder hacer algo para volver atrás en el tiempo y empezar desde el principio.

Este año iba a ser diferente, muy diferente, los gemelos ya no estaban y no podían volver pues su curso se graduó el año pasado, y sí, ellos se presentaron en la graduación como invitados para hacer un pequeño show y volver a ver a sus amigos. Claramente Dumbledore les acogió como si fueran sus hijos y tuvieron una larga charla sobre su tienda de artículos de broma.

Y luego, los casi gemelos, Héctor y Javi, también se habían graduado. Creo recordar que nunca lloré tanto como aquel día, fue una de las cosas más tristes que he presenciado nunca. Y entre que fue emotiva y que mis amigas lloraban también, no había suficientes abrazos suyos que nos consolaran. Supongo que sería porque nos daba miedo, nos daba miedo que se perdieran allí en el exterior del castillo, que hicieran cosas que los llevaran a sitios donde no se deberían de meter o incluso que se perdieran a ellos mismos si no triunfaban en lo que querían. Ambos querían estudiar Magizoologia y especializarse en criaturas exóticas como los Yetis.

Estaban demasiado locos, sí, nos decían que teníamos que luchar este año, pasara lo que pasara, para poder salir y verlos. Aún que alguna visita a escondidas nos haría, los cuatro. Y eso fue lo único que consiguió que nos calmáramos, pero no solo nosotras estábamos llorando, todas las que estaban voladoras por alguno de los dos o por los dos iguales, y Harry y Ron, les daba pena pues siempre habían estado juntos.

Pero ese no es el punto, ahora estábamos todos juntos, o casi todos, los que quedábamos estábamos juntos. Apretujados en el compartimento del tren que habíamos conseguido encontrar libre, aún que había venido con mi prima, ella se había ido con sus dos mejores amigos, o con su mejor amigo y su novio, ya la línea empezaba a ser difusa.

Vi a Draco en el pasillo, y casi salgo volando de mi asiento para saludarle, pero algo había de raro en él. Yo le conocía bien, y algo me decía que no iba a conseguir compartir risa alguna con él este año. Y la presencia de Snape lo confirmó, iba detrás de Draco de la misma manera que yo lo hacía, pero unos pasos por delante, cuando me vio a su espalda se pararon en seco para mirarme.

- Haz que esté a salvo, por favor. - Su tono de voz me decía que algo andaba muy mal, peor de lo que me podía imaginar. Pero aun así asentí con la cabeza y Snape me dio un intento de sonrisa que yo correspondí. Cada uno se fue por un lado y al final conseguí alcanzar al rubio antes de que entrara a su compartimento.