33

10.2K 937 121
                                    

Karl & Joshua

Este es un capítulo muy importante que, junto al siguiente, representan uno de los momentos más especiales de esta pareja.

Por eso te pido, por favor, que muestres todo tu apoyo hacia ellos.

Recuerda, has sido oficialmente invitado su cortejo.

A veces hay que tomar caminos diferentes para llegar al mismo destino

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A veces hay que tomar caminos diferentes para llegar al mismo destino.


Lo que había comenzado como una simple acción para saber qué se sentía hacer algo, acabó con un revuelo en toda regla.

Karl había negado aquella tontería más de mil veces durante la larga noche de espera pues, al día siguiente, tendría una cita con un especialista para comprobar al cien por ciento lo que ya sabía.

Él era un beta.
Un beta varón.
Por tanto, no podía quedar en estado.

Y si alguien intentaba decirle lo contrario, Karl volvía a su fiel argumento basado en la biología.

— Enhorabuena, Karl y Joshua —le dijeron— Están ustedes esperando un bebé.

«Un bebé»
«Un bebé»
«Un bebé»

— Pero eso de ahí no es un bebé, es una bolita —comentó Karl con su ceño ligeramente fruncido— ¿Está usted segura de que...?

El ligero gruñido de Joshua lo detuvo.
Karl se giró para mirarlo con una gran sonrisa.

— Vamos a tener un bebé —comentó con emoción— Esa pequeña bolita de ahí es nuestro bebé.

No le importó ir contra la naturaleza porque estaba esperando un bebé con Joshua y no podía estar más feliz por ello.

Ciertamente, los varones betas así como los alfas estaban en la lista de «tú jamás podrás gestar bebés».

No obstante, existían ciertos casos particulares en los que, aun habiendo desarrollado una naturaleza beta, los lobos también presentaban celos.

En algunas ocasiones, los celos se asemejaban a los de un alfa y, en otras tantas, se asemejaban a los de un omega.

Si se trataba de esa última opción, entonces un beta varón podía quedar perfectamente en estado. No obstante, la ignorancia y la falta de información sobre esa peculiar naturaleza provocaban ese tipo de sorpresa en cientos de familias diariamente.

Alfa, quiero un nido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora