Epílogo [I]

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La doctora le había indicado que el mejor momento para marcar a su beta sería aquel en el que su bebé comenzara a manifestarse.

Esa misma mañana alfa y beta confirmaron una cita con su doctora para asistir a una revisión por la tarde.

Si obtenía una aprobación por parte de ésta, Joshua no esperaría más para reclamar a Karl como suyo, aun cuando decidieron celebrar la boda después del embarazo, cuando el bebé fuera un poco más grande.

— Buenas tardes, pareja —comentó la doctora con dulzura— ¿Cómo lo estáis llevando?

— ¡El bebé pateó esta mañana y no ha parado de hacerlo desde entonces! —gritó Karl, un tanto emocionado— ¿Hoy podrá decirnos el sexo del bebé?

La doctora sonrió, indicándoles que se sentaran para las preguntas rutina.

— Lo intentaré, aunque estás de cuatro meses y suele comenzar a verse con claridad a los cinco, Karl —respondió con amabilidad— No obstante, todo es intentarlo, ¿verdad?

Karl asintió con emoción, agradeciéndole otras tantas veces.

Después de las preguntas que ya conocía como la dieta que estaba llevando, el tema del consumo de agua, el ejercicio o si los malestares continuaban, la doctora procedió a pesarlo para registrarlo en su seguimiento.

— Debes tomarte la dieta mucho más en serio —le regañó la doctora con suavidad— Es normal para algunas personas en su primer embarazo subir mucho de peso, pero si puede evitarse sería mucho mejor, Karl.

Éste miró a su alfa, pidiéndole disculpas de forma silenciosa porque Joshua estaba poniendo mucho esfuerzo en controlar su dieta para que éste terminara saltándosela por su insaciable hambre.

— Lo prometo —susurró con un pequeño puchero en sus labios.

Cuando llegó la hora de la ecografía, las lágrimas no tardaron en salir por parte de ambos.

La doctora les explicaba pacientemente las distintas partes de su bebé mientras estos, con un poco de dificultad, la seguían.

— Todavía no es nada seguro porque, como te he comentado antes, todavía faltan dos semanas para que llegues a tu quinto mes de embarazo —comentó la doctora con suavidad— Pero por ahora todo apunta a que será un niño.

Ciertamente, no había ninguna ciencia encargada del estudio de la naturaleza de los bebés, por lo que si era alfa, beta u omega no podrían saberlo con certeza hasta que estos nacieran.

— ¡Un niño! —chilló Karl con emoción, abrazando con un poco de dificultad a su alfa— ¡Es un niño, alfa!

Joshua asintió, correspondiendo el abrazo de su beta mientras aumentaban sus lágrimas debido a la emoción del momento.

— Un niño que está muy sano —insistió ella— Así que desde ahora tienes mi visto bueno para marcar a Karl, Joshua —éste asintió— El bebé está lo suficientemente sano y fuerte como para soportar el proceso y, a la larga, será mejor para ambos.

Después de insistir un poco más en el tema de la dieta, la doctora los dejó marchar hasta la próxima revisión.

— ¡Karl! —gritó Samuel— ¡Karl, Karl, Karl! —insistió con emoción— ¡Mira! —le entregó su propia ecografía para tomar la del beta y así poder admirar a su sobrino— ¡Está hermoso!

Desde la primera ecografía en el mismo día, a la misma hora y en el mismo centro, habían mantenido la costumbre de conseguirlas a la par.

— ¡Madre mía! —gritó Karl con sus ojos como platos al ver a sus sobrinos— ¡Este bebé es enorme en comparación a su hermanito!

Alfa, quiero un nido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora