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Este es un capítulo muy importante que, junto a los anteriores, representan uno de los momentos más especiales de esta pareja.

Por eso te pido, por favor, que muestres todo tu apoyo hacia ellos.

Recuerda, has sido oficialmente invitado a su boda.

Recuerda, has sido oficialmente invitado a su boda

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Samuel siempre había creído que caminar hacia el altar sería la parte más fácil después de todas las discusiones que había tenido que pasar con su madre o la angustia de si, finalmente, su alfa lo aceptaría o no con algo totalmente diferente a lo normativo.

Pero ahí estaba él, muriéndose lentamente de los nervios.

Los niños se encontraban haciendo el recorrido hacia el altar y toda la atención estaba puesta en ellos. No obstante, eso acabaría más pronto que tarde y toda la atención recaería entonces en la salida donde, inútilmente, estaba tratando de ocultarse.

— Las uñas, querido —gruñó Henry, ocultando una mueca de dolor— Mi brazo no es una especie de pelota anti estrés.

— Lo siento alfa, pero no puedo evitarlo —comentó el omega, entrando levemente en pánico.

Lucía se giró para mirarlo con una gran sonrisa plasmada en su rostro.
Tomó la mano de Samuel y la besó.

— Mi turno, tío Samuel —comentó con emoción— Pero antes necesito contarte otro pequeño secreto —Samuel mordió su labio inferior, asintiendo— Nuestra alfa está ansiosa por verte, omega. Así que demuestra quién manda cuando estés caminando por ese pasillo —Henry rió— Mi tío Karl también me ha dicho que tiene una apuesta que ganar y él siempre tiene razón así que... —levantó sus pulgares— ¡Vas a deslumbrar!

Dicho eso, salió rápidamente hacia el inicio del pasillo, dejando un poco descolocado al omega.

— Supongo que ha tratado de darme ánimos, ¿verdad? —inquirió con una pequeña sonrisa.

— Sí —concordó su hermano— Pero se le ha ido un poco de las manos al mencionar lo de la apuesta también —ambos rieron— Es una niña muy pero que muy genial.

Ambos miraron a la eufórica omega que iba caminando alegremente por el pasillo, saludándolos a todos.

Henry se apartó de él para tomar dos copas en las que previamente había echado un poco de champán.

Alfa, quiero un nido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora