La alfa gruñó con molestia.
Depositó su móvil en la mesilla, escuchando un pequeño crujido casi al instante.No midió su fuerza, y el cristal de la pantalla de su móvil pagó las consecuencias.
— Joder —gruñó nuevamente.
Se tiró al suelo para continuar con su sesión de ejercicio, la cual iba desde abdominales hasta flexiones, pasando por pesas.
La ansiedad en su cuerpo no le permitía dormir, tampoco leer o simplemente quedarse tendida de forma relajada sobre la cama.
Su loba necesitaba movimiento para no caer en la tentación de abandonar su habitación y echar a correr hacia la salida para ir a por su omega.
Henry tampoco estaba siendo de mucha ayuda, a decir verdad.
Había estado esperando una llamada suya desde hacía tiempo, aunque solo fuera para decirle «Emma, Samuel sigue dormido. No tienes nada de lo que preocuparte».Hizo un par de flexiones más, levantándose bruscamente para ir a mirar, otra vez, si había recibido un mensaje del alfa.
Lo único que la recibió fue el reloj que le indicaba que eran las cinco de la mañana, así como el cristal de su pantalla levemente quebrado.
Ese había sido el proceso durante toda la noche; comprobar su teléfono, hacer deporte cinco minutos seguidos para dejarlo y revisar si había alguna llamada o mensaje.
No había pegado ojo en toda la noche y su cuerpo, lejos de sentirse fatigado, seguía igual de enérgico que desde el mismo instante en el que perdió a su omega de vista.
Maldijo a regañadientes, decidiendo que estaba cansada del deporte.
Caminó hacia el baño con su móvil en mano, por supuesto, pensando que una buena ducha la relajaría.
Quizás después podría intentar dormir o leer algo para mantener su mente ocupada.Estaba a punto de entrar en la ducha, cuando decidió echarle un último vistazo al móvil, esta vez para comprobar si había dejado el volumen al máximo.
No podía permitirse estar tan tranquila tomando una ducha y mientras tanto Henry decidiera llamarla por cualquier inconveniente con su omega.
« ¿Recuerdas qué hora es? »
Inquirió su loba, haciendo acto de presencia.— Sí, las cinco y siete minutos de la mañana —refunfuñó Emma.
«Sí, exacto.
Te aseguro que ese imbécil está dormido en este instante con Mason entre sus brazos. Sin preocupaciones»
Le regañó su loba.Emma soltó un bajo gruñido, tensando su cuerpo de forma involuntaria.
Pensó en lo injusto que estaba siendo el hecho de tener que estar separado de su omega cuando, estando totalmente de acuerdo con lo que había dicho su loba, Henry estaría en el séptimo cielo con el suyo.
— Tres horas y podremos verlo —comentó mientras se adentraba en la ducha— Casi lo hemos logrado. Karl va a estar muy orgulloso de nosotras.
Azahara quiso decirle que difería mucho de su opinión.
Emma estaba al borde del límite, exactamente igual que ella.«Nos doy una hora más.
Creo que no voy a conseguir soportar tres malditas horas»
Comentó Azahara con honestidad.Emma no respondió, decidida a dedicarse únicamente a su ducha sin pensar más en el hecho que la estaba atormentando.
Diez minutos después consiguió salir de su supuesta ducha relajante mucho peor de lo que había entrado.

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Alfa, quiero un nido ©
مستذئبSamuel, un omega varón de veintiséis años, se siente preparado para dar un paso más allá en su relación. Él quiere un nido. Está listo para pedirle a su pareja un nido porque desea experimentar todas aquellas cálidas sensaciones de las que todo el...