-¿Está Lisa en casa?- pregunto mirando al sujeto frente a ella y este asintió. -¿Podría verle unos minutos? Será rápido.- hablo con tal tono de inocencia que convencería a cualquiera.
-Pasa y espera un poco, le llamaré.- informo yendo a la que sería la cocina según Jennie. Aquello era lindo, al entrar a la casa era como si una paz enorme la inundara ¿Qué tipo de brujería era? se sentía como en su propio hogar. Podía oler aquel aroma a flores tan embriagante que le apetecía quedarse ahí para siempre y no solo para cumplir una apuesta. -Pastelito, hay alguien aquí, vino a visitarte.- escucho al sujeto desde la cocina y escucho un pitido ¿Estaba hablando con Lisa por Walkie Talkie? eso era de lo más extraño. Escucho como la tierna voz de la pelinaranja inundó el lugar, pero parecía un idioma distinto y supuso que era una respuesta positiva porque su padre volvió a dónde Jennie. -Su habitación es la segunda, podrás distinguir la puerta aún así.- dicho esto el volvió a la cocina y Jennie camino lo más rápido posible hacia las escaleras.
¿Por qué tenía que ser tan meloso con Lisa? no, la pregunta era ¿Por qué su padre no lo fue con ella y no pudo protegerla estando bajo el mismo techo? donde quiera que iba escuchaba como los padres protegían y amaban a sus hijos, Lisa y el señor Brüschweiler eran el ejemplo que más náuseas y envidia le causaba. Todos sabían que el dejó una vida que probablemente sería envidiable por cuidar de ella cuando nació y hasta la fecha era así, Lisa era un saco de responsabilidades y el seguía de pie a su lado, amándola, teniendo paciencia y protegiéndola de todo, la protegía de tal manera que hizo una clase especial en el instituto para mantenerla a salvó de todo aquel salvaje que quisiera dañarla, pero no la conocían a ella, rompería la burbuja de Lisa justo hoy.
-Estoy aquí.- anuncio entrando a la habitación de Lisa sin algún permiso, los modales le daban igual, necesitaba sacar aquel enojó y euforia en algo. -¿Qué haces?- pregunto arqueando una ceja.
-Dijiste que querías ver películas y conocer mi habitación, solo tengo estás.- murmuró la pelinaranja colocando el escuche de películas frente a ella, el cual estaba repleto de películas Disney. Mantenía su vista alejada de Jennie, se sentía tan intimidada justo como aquel documental donde los leones estaban cazando a su presa.
-Uh, en realidad no vengo a eso, Lisa.- informo acercándose peligrosamente a ella. -Vine a hacer cosas más divertidas.- aseguro acariciándole el brazo.
-Dahyun dijo que sucedería esto.- susurro desviando la mirada, no quería parecer nerviosa, quería ser normal para Jennie, pero no podía mirarla fijamente.
-Bueno, Dayana tiene razón.- murmuró cambiando de nombre a su amiga y la pelinaranja frunció el entrecejo. Jennie hablaba de manera "seductora", lo cual fue inútil porque Lisa no captaría aquello ni a palazos. -He notado cuanto te gusto y quiero asegurarte de que también me gustas, desde hace tiempo Lisa.- continuó con aquel tono de voz confuso para Lisa y se acercó a su rostro. Quería alejarla, estaba invadiendo su espacio personal, pero le gustaba Jennie, debía mantenerla cerca y no ser rara. -Quiero que me demuestres que tanto te gusto.- pidió/ordenó aquello y Lisa frunció el entrecejo.
¿Cómo haría eso? ni siquiera sabía si podría respirar al día siguiente y Jennie decía todo aquello. ¿Cómo demostraría que le gustaba? probablemente obsequiandole algo, según una serie americana que veía con su padre le había mostrado eso. Se alejó de la castaña para ir a dónde su cama y tomar su tesoro más preciado, un oso de peluche que su madre le entrego al nacer, era lo único valioso que tenía hasta ahora.
-¿Qué demonios haces?- pregunto mirando el peluche antes de bufar y tirarlo al sofá rosa pálido que había ahí. -No quiero eso Lisa.- gruñó empujándola hacia la cama hasta hacerla quedar sentada para subirse a su regazo después. -Déjame mostrarte que es.- susurro antes de lanzarse hacia los labios de Lisa y besarla casi con desesperación y violencia.
Lalisa se quedó quieta lo más que pudo, no sabía cómo continuar aquello o tratar de hacerlo, Jennie iba demasiado rápido, ella apenas empezaba a confiar y esto no le ayudaba en lo más mínimo. Se sintió avergonzada cuando Jennie se apartó y la miró.
-Vamos, no es tan difícil, tómame de la cintura.- ordeno la surcoreana colocando las manos de la pelinaranja sobre ella, apretando sobre sus manos en un intento de que aplique fuerza con ella. Lisa así lo hizo, aplicó la fuerza necesaria para acercar a Jennie a su cuerpo con bastante timidez. -Lisa, mírame, no voy a morderte.- aseguró la castaña tomándola por las mejillas.
Lisa levantó la mirada y fijo sus ojos directos a los de Jennie, fue un error bastante grande. La surcoreana sintió como un escalofrío recorrió su espalda, la mirada de Lisa era tan difícil de sostener, de pronto se sentía nerviosa y a la vez confiada. Pudo notar el pequeño disparejo en los ojos de la tailandesa, pero no significaba que dejasen de ser hermosos, simples y hermosos, eran enormes a comparación de la mayoría. Trago con dificultad y acarició la mejilla de la tailandesa, su piel era más suave de lo que había imaginado, necesitaba parar, tenía que hacer lo que prometió, no debía mirarla a los ojos por tanto tiempo ni dejarla ver a través de los suyos.
Lisa no acostumbraba ver directamente a las personas, pero aquello le estaba pareciendo fascinante, los ojos felinos de la chica en su regazo parecían ser lo mejor que había podido descubrir, cada línea, la forma en la que sus pestañas los adornaban, cómo el rubor le llegaba hasta ellos, sentía que podía ver su alma y era bastante distinto a lo que Jennie profesaba.
Jennie tenía miedo.
[...]
-¿Entonces?- preguntó Jisoo acariciando la espalda desnuda de su novia. -Dime que sucedió con Jendeukie, ambas parecían tensas.- aseguró pasando su mano por el cabello de la australiana.
-¿Qué está planeando contra Lisa?- pregunto directa y sintió como su novia se tenso, siempre era lo mismo.
-Chae, no creo q... -Que debas meterte en los asuntos de Jennie.- interrumpió Rosé sabiendo la misma historia. -¿Qué haces?- pregunto la pelimorada notando como su novia se levantaba de la cama antes de buscar su ropa. -Rosé, basta, estás comportandote como una niña.- error, Rosie clavo su mirada en ella y río sarcásticamente.
-¿Yo soy la infantil?- pregunto antes de negar. -Tú y Jennie se la pasan haciendole la vida imposible a las personas, ni siquiera es algo tuyo, es de ella y ahí estás, tratando de hacer cosas que no te gustan para darle un gusto que no te favorece.- aseguró antes de colocarse la ropa interior en tiempo casi récord. -¿Te recuerdo la vez que lloraste hasta quedarte dormida porque aquella chica se suicidó por el bullying y el maltrato que recibía?- pregunto de manera fría apuntando hacia la coreana que se mantenía en silencio, casi estática. -Tienes que parar, esto no eres tú, Jisoo.- aseguró tomando el resto de sus cosas. -Necesitas hacerlo antes de que sea tarde, por favor hazlo antes de que llegue el día en el que no te reconozca por completo. Necesito a mi Chichoo de vuelta, por favor.- casi suplico y noto como su novia desviaba la mirada, entonces dejó salir una risa forzada y suspiro asintiendo.
Jisoo sabía que aquello la estaba volviendo algo que no era y nunca sería, pero Rosé no sabía con detalle el porqué ella seguía donde Jennie y probablemente no lo sepa.
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ASPERGER → Jenlisa.
Jugendliteratur«También puedo sentir, Jennie.» Aquellas palabras se las había dicho llenas de dolor, su condición no le permitía demostrar a las demás personas lo que realmente sentía, su mirada la mayor parte del tiempo se encontraba pérdida entre algún lugar u o...