Jennie no tenía claro en qué momento se durmió ayer, solo recuerda su terapia y Jisoo obligando al pequeño Kai a conducir hasta su casa, después de eso no recuerda más. Está mañana se había levantado de buen humor, Jisoo y Kai habían dormido en su casa lo cual era perfecto ya que no estaba sola a eso se le agrega que justo hoy era su primer encuentro con Lisa en la biblioteca.
La surcoreana sabía que Lisa no toleraba la impuntualidad y se lo había dicho un par de veces en sus reuniones pasadas así que estaba unos minutos antes donde habían acordado encontrarse, pasillo tres frente al pasillo ocho.
–¿Por qué haces eso?– murmuró Lisa con la respiración agitada aferrándose a la blusa de la mayor.
–¿No te gusta?– respondió Jennie apartándose del cuello de la pelinaranja.
–Si, siento cosquillas pero no quiero reír.– comento Lisa acomodándose en la cama.
Jennie sonrió sintiendo la ternura que Lisa emanaba envolverle el corazón y sin pensarlo o pedir autorización se acercó a los labios de la tailandesa disfrutando de aquella cálida sensación que su boca le hacía sentir, tomó con delicadeza una de las mejillas de la menor y la acarició con suavidad imitando la acción con la otra mano que mantenía en la cintura de la menor. Por su parte Lisa, se esforzaba bastante por no romper el ritmo que Jennie llevaba en aquel maravilloso beso sintiéndose una enorme mezcla de emociones y sensaciones, posó una de sus manos al centro del pecho de la surcoreana y sintió alivio al notar que su corazón no era el único en ir rápido.
–Quiero intentar también.– susurro la menor con la respiración agitada y lo único que Jennie pudo hacer fue asentir.
La castaña de ojos felinos se recostó en la cama y extendió la mano hacia la tailandesa quién gustosamente la acepto, con cuidado Jennie colocó a Lisa sobre su cuerpo y asintió una vez ambas estaban cómodas. La menor acercó sus labios al cuello de la surcoreana comenzando a esparcir besos tímidos en su piel.
–Hola Nini, has llegado puntual.– aquella voz la hizo volver a la realidad y sonrió aún aturdida por aquel recuerdo. –¿Estás bien?– pregunto la menor con ojo aún tritonado.
–Si, solo estaba pensando.– respondió Jennie acomodándose el uniforme. –Entonces, ¿Que haremos?– pregunto antes de seguir a la rubia hacia otro pasillo. –Pense que nos quedaríamos en aquel sitio.– murmuró sin dejar de caminar tras la menor.
–Lo haremos, pero debemos buscar algo para leer.
Después de haber recibido aquella orden Jennie se mantuvo en silencio caminando junto con la rubia por algunos pasillos sosteniendo varios libros que, sin mentir, no tenía idea de que trataban y al parecer Lisa los conocía bastante. Llegaron al lugar citado y Lisa fue la primera en tomar asiento en el piso de aquel lugar.
–¿Por qué necesitas leer todos estos?– pregunto Jennie sentándose a su lado. –¿La sirenita?– pregunto de nuevo frunciendo el entrecejo.
–Ese es para ti, no tienes idea de que hacer y yo no entiendo cómo es que eres de los mejores promedios.
Aquello hizo reír tan fuerte a Jennie que la encargada siseó bastante alto para que la dueña de aquella risa poco discreta callara.
–Bueno, la información está en mi cabeza tal vez es solo suerte.– aseguró Jennie mirando a la rubia hojear el enorme libro entre sus manos. –Además, no le veo lo malo.
–No dije que lo fuera, solo debes leer, hacerlo es importante.– aseguró la tailandesa sentándose a lado de Jennie para mostrarle algo en el libro. –Debo encontrar frases para motivar a los que están por irse, todo por un poco de rebeldía contra mi padre.– contó haciendo reír a Jennie de nuevo. –Es lindo.– aseguró apuntando quién sabe que, Jennie solo podía apreciar el perfil de la rubia.
–Si, es muy lindo.– murmuró sin dejar de mirarla fijamente. –Lili, tú alguna vez mencionaste que sabías de mi, ¿Cómo fue eso?– pregunto observándola de lado y Lisa asintió.
–Estuve hasta quinto grado y mi papá decidió que debía estudiar desde casa porque comenzaban a burlarse de mi por no entender, trate de hablar contigo en muchas ocasiones pero jamás lo logré, ni siquiera sabía decir ‘Hola’ sin tartamudear.– aseguró Lisa haciendo que el corazón de Jennie se contrajera. –Esos años tu piel era morena, tenías el cabello un poco más oscuro y tú expresión era aún más dura. Parecía como si quisieras acabar con todo a tu paso, aún así me parecías guapa y quería acercarme, pero no pude hacerlo.
Jennie mantenía su vista clavada en Lisa hasta que los recuerdos de aquellos días golpearon su mente y los ojos se le llenaron de lágrimas.
–Cuando volví eras aún más guapa, tú cabello era largo y claro, tu piel no estaba bronceada pero tus mejillas seguían siendo abultadas, ahora podías acabar con todo si lo deseabas y yo seguía sin poder decir el estúpido ‘Hola’.– la tailandesa río levemente y levantó la vista hacia su acompañante. –Aún puedes destruir todo lo que esté a tu paso porque tienes esa bendición de belleza y rabia.– frunció el entrecejo al ver los ojos cristalizados de la mayor y negó. –¿Te hice llorar?– pregunto apretando su agarre en aquel libro que tenía en las manos.
–No sabía que eras algún tipo de poeta o algo parecido.– dijo Jennie antes de reír mientras se limpiaba las lágrimas. –Puedes decirme ‘Hola’ las veces que lo desees, por favor.– murmuró mirando los ojos de la tailandesa.
Ahí estaba de nuevo, embelesada por aquellos enormes y expresivos ojos, tenía que apartar la mirada pero no podía, incluso se negaba a parpadear ya que no sabía si aquel momento sería el último con la tailandesa. La rubia sonrió ampliamente haciendo que sus ojos se entrecerraran un poco.
–Te colocaste maquillaje hoy.– comento acercándose un poco más a Jennie en un intento de observarla mejor. –Si, tienes esa cosa negra sobre sus párpados.– sonrió orgullosa al identificar el delineador y Jennie estaba a punto de desmayarse.
Al ver como la menor se inclinaba hacia ella tomó bastante aire y lo retuvo manteniéndose estática permitiendo que la rubia la mirara de cerca. Si las reuniones de biblioteca eran siempre así, Jennie aseguraba no saber si llegarían a pasar muchas para que ella muriera de algún infarto o de amor, Jennie tampoco sabía que las cosas muchas veces dan grandes giros y la vida quita lo que ni siquiera te da aún.
Corto pero seguro, muchas gracias por leer.
De nuevo, gracias por leer, nos vemos. 💕
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ASPERGER → Jenlisa.
Novela Juvenil«También puedo sentir, Jennie.» Aquellas palabras se las había dicho llenas de dolor, su condición no le permitía demostrar a las demás personas lo que realmente sentía, su mirada la mayor parte del tiempo se encontraba pérdida entre algún lugar u o...