Había llegado puntual, Audrey como siempre la esperaba en la recepción leyendo quién-sabe-que, se sentía efusiva y realmente emocionada por lo que pasó con la tailandesa y sabía perfectamente que le dijo que nunca podrían ser amigas, pero Lalisa Manoban no conocía a Jennie Kim, quien sin trucos sucios, se ganaría su confianza y amistad así le demostraría no ser tan mala persona como se hizo quedar a si misma con la rubia, quería compartir aquella noticia con Audrey pero la pelirroja la sorprendió preguntándole por la relación que tenía con sus padres.
Paso más de diez minutos en silencio solo jugando con sus manos sin prestar mucha atención porque su mirada estaba perdida en algún punto fijo de aquella alfombra bajo sus pies. Hablar de sus padres traería el tema de aquel asqueroso hombre ¿Realmente estaba lista para hablar de ello? ¿Y si nunca lo hacía? ¿Qué tal si Audrey no le creía como aquel hombre le había dicho que sus padres no lo harían?
–Mencionaste haber escapado de casa, ¿Es por ellos?– pregunto rompiendo el incómodo silencio y Jennie negó. –Jennie, necesito que hables conmigo o dejemos la sesión hoy.– pidió con voz amable mirando a la castaña desde su lugar.
Si no hablaba no tendría paz, quería sentirse bien y dormir tranquila de corrido sin necesidad de pastillas, tenía que ser valiente. En su mente se transportó a Jisoo en el gimnasio cantando para Rosé, su mejor amiga había sido valiente enfrentando su pánico escénico, también estaba Irene, la pelinegra sin miedo a lo que las personas pensaran de ella y su libertad porque así lo había decidido, por último estaba Lisa, el solo hecho de que la tailandesa estuviese con vida era un acto de valentía. Tenía que hacerlo.
Levantó el rostro hacia la doctora y asintió.
–Mis padres nunca estaban en casa, mamá es o era vicepresidente de una empresa de medios y papá director de un hospital.– empezó bajando la mirada de nuevo. –Ellos no son la razón por la que tome el dinero de papá y escape.
–¿Quieres decirme que fue lo que te hizo tomar esa decisión?– pregunto Audrey cuando Jennie se quedó en silencio otra vez, fijo su vista en la menor y la noto tiritar, desvió la mirada hacia el termostato de aquella habitación y noto que no era el clima.
–Yang Hyun Suk.– murmuró Jennie. –Es un viejo amigo de papá que se mudó a nuestra casa cuando yo tenía seis.– continuó sin levantar la cabeza.
–¿El te lastimó, Jennie?– pregunto Audrey con cautela observando a la castaña asentir aún temblando. –¿Quieres contarme?– pregunto de nuevo y la menor asintió de nuevo sin mirarla.
–El intento abusar de mi e-en muchas ocasiones.– cerró los ojos con fuerza al escucharse tartamudear y negó. –La primera vez fue cuando llego a casa, el me pidió ser niña buena y quería que jugaramos a ser cantantes.– murmuró Jennie sin dejar de apretar los ojos. –El nunca me agradó, así que solo baje de su regazo y corrí lejos. Mis padres estaban bastante tiempo fuera de casa y solo estaba nanny cuidando de mi.– su voz comenzaba a sonar temblorosa y Audrey sabiendo lo que venía, colocó una caja de pañuelos frente a la castaña sin que lo notase tal vez.
–¿Nanny es tu niñera?– pregunto por el nombre obvio, Jennie asintió. –Puedes continuar.
–Antes de que nanny llegara a mi casa YG estaba siempre tratando de... Uhm, él quería darme “cariños” pero siempre trate de huir. Las cosas se detuvieron un poco cuando le conté a mamá que no quería ser niña buena con él, ella le pidió que dejase de intentar ganarse mi cariño con estupideces porque arruinaría mi inteligencia.– negó sin levantar la mirada. –Unos años después, se colaba a mi habitación por la noche creyendo que no lo veía, siempre estaba en silencio observandome al pie de mi cama. No podía dormir hasta que el se marchaba, entonces colocaba pestillo y una silla contra la puerta, pero un día lo olvidé porque estaba exhausta así que solo me dormí, el sabía que yo estaba enterada de sus visitas nocturnas porque trababa la puerta y-y esa noche...– tomó una respiración profunda tratando de deshacerse de aquel nudo en su garganta.
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ASPERGER → Jenlisa.
Roman pour Adolescents«También puedo sentir, Jennie.» Aquellas palabras se las había dicho llenas de dolor, su condición no le permitía demostrar a las demás personas lo que realmente sentía, su mirada la mayor parte del tiempo se encontraba pérdida entre algún lugar u o...