Capítulo. 28 - That smile crying that you were mine.

8.3K 942 969
                                    


Estaba emocionada, estaba dándole los últimos retoques al vestido de Jisoo antes de enviarlo a Australia junto con el de Rosé donde Alice, la hermana mayor de la rubia los recibiría.

Jennie había estado un pequeño local para tener su espacio mientras trabajaba en aquel regalo que tenía para su mejor amiga, se había ofrecido a pagarlo pero la castaña negó alegando que sería su regalo de bodas. Cuando había terminado de unir las piezas y logró darle la maravillosa forma que tenía Jisoo dejo salir un par de lágrimas mientras admiraba los detalles en aquella tela, había estado trabajando duro por mucho tiempo y se sentía más que contenta con el resultado.

Muchas personas habían entrado al lugar preguntando que si era alguna nueva tienda o algo parecido, ella apenada les respondía que no era así y que sólo era un obsequio, las personas se retiraban no sin antes mencionar lo preciosa que era aquella pieza. El orgullo y felicidad que aquello le hacía sentir eran inmensas, pero no más que el orgullo y felicidad que sentía por Jisoo.

–¿Por qué los vestidos de novia son tan caros?– escucho desde la puerta del lugar, de seguro era otra persona curiosa. No le molestaban, le alegraba que admirarán lo que estaba creando.

–Es depende del diseño y las telas que se utilicen, podrías conseguir alguno a muy buen precio si buscas bien.– respondió Jennie pasando la aguja por las zonas donde aún no agregaba aquellas cosas parecidas a las lentejuelas por los bordes marcados.

–Hola, Nini.

Como si fuese algún tipo de hechizo aquello la hizo quedarse congelada, ni siquiera el dolor de la aguja pinchando su dedo había sido más fuerte que aquello. No podía ser posible, claro que no, era una casualidad o simplemente estaba muy cansada, si debía ser eso.
Quería hacerse creer que estaba alucinando hasta que aquel olor a flores inundó sus sentidos haciéndola temblar después. Clavo su vista en el espejo frente a ella y ahí estaba ella, la culpable de todos los momentos buenos y malos que había tenido.

Ahí parada aún detrás suyo estaba Lisa mirando fijamente el reflejo de sus ojos humedecidos en lágrimas, tenía la misma mirada profunda y llena de emociones, su rostro se veía más delgado dándole un aire de madurez que la hacia ver preciosa, el cabello ya no era rubio, era castaño claro y le llegaba hasta los hombros, su hermoso flequillo seguía ahí, entonces Lisa sonrió. Jennie cubrió su boca con ambas manos dejando caer los objetos que sostenía antes. Estaba segura de que tendría algún tipo de paro cardíaco o vomitaria, ninguna de las dos cosas era segura pero igual las sentía.

Se giró para poder ver de frente a la más alta y camino hacia ella de manera rápida. Lisa sonrió aún más al ver como su Nini parecía salir del shock y así fue, la mano de Jennie se estampó contra su mejilla de un momento a otro y su única reacción fue abrir la boca sorprendida.

–¡Desapareciste!– acuso Jennie aún con lágrimas bajando por sus mejillas. –¡Tú, maldita ruin y egoísta Lalisa Manoban!– siguió la surcoreana con reproche y la ex rubia solo sonrió. Jennie seguía pareciendo un gatito. –¡Fuera de aquí! ¡Largo con tus mentiras a otro l.. ¿¡De qué te ríes!?– pregunto alterada tomando las tijeras que tenía en su delantal.

Lisa sin borrar la sonrisa de su rostro tomó por las mejillas a la más baja para besar sus labios después haciéndola tirar aquel objeto con el que tal vez quería dañarla. Suspiro aliviada y sintió como el enorme peso que había en su cuerpo desaparecía, aunque solo tenía sus labios contra los de la castaña sintió como el corazón estaba latiendole con fuerza, de pronto se sintió como aquella torpe adolescente que experimentaba con los sentimientos por no conocerlos.

Había visto a Jennie a través del enorme vidrio de aquel lugar y casi se colocó a llorar, Rosé la había mantenido al tanto de cualquier situación, ella tenía planeado volver mucho tiempo atrás, pero complicaciones en sus estudios y nuevo empleo se lo impidieron, después planeo nuevamente volver a dónde la surcoreana y dejó de escribir aquellas cartas para darle un toque de misterio, pero vaya que aquel misterio se alargó durante más tiempo y a ella llegaron noticias de la mayor buscando paz en los brazos de otra persona, nunca había sido territorial o algo de eso, pero Jennie era el amor de su vida y se demostró a si misma que siempre sería así.

ASPERGER → Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora