Era la séptima vez que Jennie revisaba su teléfono asegurándose de que fuera el lugar correcto, lo era, las siete veces que observo la dirección en la pantalla y lo sabía, pero tenía miedo. No tenía enterarse que estaba desequilibrada mental, le asustaba el tener que recordar.Había buscado por internet algún psicólogo de confianza ahí en Seúl y se mantuvo horas frente al ordenador para solo encontrar tres y uno de dudosa procedencia, cuando estaba dándose por vencida encontró por las últimas páginas del navegador un enlace que la llevo hasta el sitio web de una tal Doctora Audrey H. a primera vista pensó que la enviaría directo a otro país, pero no fue así su consultorio se encontraba a una media hora de ella. Jennie provo su suerte enviando un mensaje al correo que se encontraba enlazado con la página web rezando para que no sea un sitio demasiado viejo, al día siguiente cuando aquel mensaje fue respondido con un formulario casi se va de espaldas.
-¿Hola?- llamo un tanto desconfiada. El lugar parecía abandonado, podría jurar que algún vagabundo saldría en cualquier momento ¿Y si se trataba de un secuestrador en línea? -¿Doctora Audrey?- intento de nuevo dejando salir un pequeño grito después al escuchar un estruendo detrás suyo.
-¡Lo siento! ¡Estúpida maceta!- gruñó una pelirroja acomodando torpemente sus anteojos. -Acabo de asesinar una planta, otra vez.- comento haciéndole una seña para que la siguiera por el pasillo enseguida de la puerta de entrada, aquello parecía un laberinto, uno muy tenebroso. -¿Kim Jennie?- pregunto una vez que entraron a una oficina.
Jennie asintió observando el lugar, era mucho mejor que aquel recibidor. Las paredes estaban de un color pastel muy lindo y relajante, los muebles ahí eran entre marrón y blanco, estaba decorado tan meticulosamente que le apetecía entrar con un bate y deshacerlo todo.
-No pareces de 25.- aseguró Audrey. Había mentido si y lo aceptaba, había dicho que era adulta para no tener que llamar a sus padres o colocar sus datos.
-No pareces coreana.- respondió Jennie de manera obvia. -Estoy aquí porque necesito tu ayuda ¿Que importan mis padres?- pregunto la menor observando a la pelirroja.
-Espero que no sea otra broma de esos molestos... Jóvenes, que han estado acosándome con sus estupideces.- observo a la surcoreana frente a ella, parecía indefensa y cansada, sobre todo cansada. -Lo siento, Jennie, me parece extraño y sorprendente que estés aquí pidiendo ayuda psicológica siendo menor de edad y surcoreana.- hizo una seña para que tomara asiento frente a ella y Jennie obedeció.
-¿Porque le sorprendería algo así?- pregunto la castaña de mirada felina un tanto curiosa.
-Por eso, estamos en corea ¿No lees?- pregunto quitándose los anteojos para con sus dedos frotar sus sienes.
-¿Qué revista?- pregunto Jennie respondiendo a la pregunta de la doctora de la manera más sincera que podía. Audrey se colocó los lentes de nuevo y observo las facciones de la menor con atención justo con su lenguaje corporal.
-Aquí, bueno, Corea en sí, es uno de los lugares donde la mayoría desaprueba la psicología.- inicio entrelazando sus dedos delante suyo sobre el escritorio. -La gente lo toma en broma e incluso atacan a las personas que asisten a este tipo de terapias llamándoles locos. Corea del sur se encuentra dentro de los lugares con una tasa de suicidios bastante alta, muchos jóvenes prefieren suicidarse antes de hablar con un profesional sobre la presión social o depresión por la que están pasando.- narró la ojiverde mirando a Jennie. -Esto es parejo, jóvenes, niños, ancianos, adultos... No importa quién, son distintos los motivos pero el más común es la presión social.- aseguró acomodándose mejor en la silla.
-Si eso sucede y prácticamente estás diciendo que no tienes muchos clientes ¿Por qué estás aquí?- pregunto Jennie curiosa y en un estado de relajación realmente extraño.
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ASPERGER → Jenlisa.
Teen Fiction«También puedo sentir, Jennie.» Aquellas palabras se las había dicho llenas de dolor, su condición no le permitía demostrar a las demás personas lo que realmente sentía, su mirada la mayor parte del tiempo se encontraba pérdida entre algún lugar u o...