Capítulo. 20 - That's all they really want.

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Fue un día agradable para Lisa, había estrenado la lonchera que Jennie le obsequió el día anterior y pudo ver como lucia el collar en Jennie.

Las clases y todo el proceso aquel fue bastante normal y un tanto aburrido hasta esta tarde, hoy era el día en el que Rosé se quedaba en su casa a dormir y parecía bastante extraño que la australiana no estuviese preguntando por comida o cantando para ella sin que se lo pida, aquella era la mejor parte de todo, escuchaba a la australiana cantar para ella hasta quedar dormida.

–¿No te gusto la cena, Rosie?– pregunto Lisa desde el sofá en su habitación y la otra rubia asintió caminando hacia ella. –¿Entonces fue porque te expliqué que en la película de terror la sangre falsa estaba mal puesta?– pregunto otra vez un poco preocupada, tal vez Rosé no sabía que aquel líquido era falso y por eso se asustaba tanto.

–Estoy bien, cariño.– aseguró sentándose en el regazo de la menor para después recostarse contra su cuerpo y ocultar el rostro en su cuello.

Lisa rodeo la cintura de la otra rubia y se acomodó mejor en el sofá quedando recostada también, aquello era un tanto incómodo porque el sofá no era tan grande pero sabía que Rosé necesitaba un abrazo, siempre hacia aquello cuando lo necesitaba.

–Rosie, no mientas.– murmuró la menor acariciándole la espalda con cuidado. –Yo sé cuándo mientes, siempre intentas ocultar tu rostro al igual que cuando te llamo hermosa.– aseguró y Rosé quiso rodar los ojos porque Lisa la conocía bastante bien. –Soy tú novia y mejor amiga, puedes decirme que sucede.

Rosé no sabía si contarle aquello o simplemente dejarlo de lado, estaba claro que la charla intensa con Jisoo llegó a lastimarla.

–Ayer hable con Jisoo de nuevo y no termino bien.– murmuró aún en el cuello de la menor. –La hice llorar y es muy malo, Jisoo no llora frente a nadie, ni siquiera si es algo realmente que requiera de eso.– aseguro aferrándose al cuerpo de Lisa.

–¿Por qué la hiciste llorar?– pregunto la menor frunciendo el entrecejo. –¿Ha hecho algo mal?– pregunto de nuevo sin dejar las caricias en la espalda de la mayor.

–¿Recuerdas lo de la fiesta?– pregunto Rosé y la menor asintió. –Bueno hablamos de eso y quedó claro que fue un error, después me preguntó el porqué de no poder ser amigas y solo le dije que no. – susurro abriendo los ojos pues la imagen de Jisoo se venía a su mente de nuevo.

–¿Pero, por qué no pueden ser amigas?– pregunto Lisa un tanto preocupada. –Jennie y yo somos compañeras de biblioteca, Jisoo podría ser tu amiga.– confesó con tranquilidad y se quedó en silencio unos segundos. –¿Es porque Jennie y yo no éramos algo?– pregunto tratando de aclarar sus dudas y Rosé asintió.

¿Cómo era posible que Lisa lo haya entendido antes que Jisoo si no sabía tanto de sentimentalismo?

–Por eso se lo dije, eso la hizo llorar.– levantó el rostro para mirar a la tailandesa.

–Pues, debes ser su amiga.– aseguró Lisa sonriendo. –¿O aún estás molesta con ella?– pregunto preocupada y Rosé negó haciendo un puchero. –Habla de nuevo con ella Rosie, ustedes eran amigas también, ¿Verdad?– la australiana asintió aún haciendo aquel puchero y Lisa sonrió ampliamente acercándose a dejar un beso corto en aquel puchero. –Entonces soluciona el tema, Rosie es buena.– aseguró haciendo sonreír a la mayor.

[...]

La noche anterior no había dormido tranquila, incluso fingió hacerlo y escucho los sollozos de Rosé un muy largo tiempo mientras la mayor se aferraba a su cuerpo. Aquella situación hacía que el corazón se le hundiera, quería cuidar de Rosie, tenía que cuidar de su corazón justo como la australiana había sanado el suyo.

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