Capítulo. 10 - Bitches.

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A unos metros lejos de donde se encontraba Jennie bebiendo de su café se encontraban un par de rubias compartiendo sonrisas y mimos mientras tomaban su almuerzo. Era doloroso y si qué lo era, pero prefería ver a Lisa siendo feliz con alguien más a no verla por el instituto, había cambiado ya no era aquella niña confundida o distante a la que le había enseñado a besar, parecía tener más vida y confianza con los demás, al menos eso parecía cuando estaba rodeada de sus amigas.

–Idiota.– murmuró Jennie bajando la mirada antes de suspirar.

–Tu lo serás.– respondió una voz familiar y dejó salir un bufido. –¿No te alegras de verme JenJen?– pregunto la dueña de aquella voz antes de besarle la mejilla. –Yo si me alegro de verte.– susurro cerca de su oreja y Jennie se estremeció al sentir su aliento.

–¿Qué quieres Irene?– pregunto la castaña antes de mirarla. Estaba muy segura que la mayor se había dado cuenta de la reacción que su piel tuvo al sentir su cálido aliento.

–Me siento poderosa, Kim Jennie aún se estremece al sentirme cerca.– comento sentándose a su lado. –Quería invitarte a una fiesta, sé que has estado fuera de foco desde hace un rato y solo quiero ponerte en el camino de nuevo.– se encogió de hombros cuando la castaña fijo su vista en ella de nuevo. –¿Qué?– pregunto al notar que la menor no quitaba su vista de ella.

¿Por qué no podía ser como Irene?

Era una chica realmente valiente y emocionalmente independiente, brillaba sin esfuerzo alguno y su carácter era oro puro. Podría decirse que sentía algo de admiración por ella, a la pelinegra le importaba poco y nada lo que todos pensaran sobre ella, su sexualidad o cualquier cosa y aún así tenía a todo mundo a sus pies, tanto era su poder que había convencido a todos de llamarle Irene y no por su verdadero nombre, solo porque le gustó como sonaba aquel.

–Hey, no me veas así que la virginidad no te la puedo quitar de nuevo.– bromeó haciendo a Jennie negar mientras sonreía. Si, Jennie no lo contaba mucho pero Irene había sido su primera vez en aquella primera fiesta a la que fue. –¿Todo bien?– pregunto un poco confundida y la menor respondió con un asentimiento antes de acercarse y recargar su cabeza en el hombro de la pelinegra.

–Hola chicas.– murmuró alguien y Jennie no tuvo que levantar la cabeza para saber quién era.

–Bunny Smile.– saludo la pelinegra animada.

–Hola Nayeon.– saludo Jennie acercándose más a Irene para que la otra castaña tomase asiento a su lado derecho. –Irene nos invita a su fiesta, deberías venir.– comento Jennie sin levantar su cabeza del hombro de la mayor.

–No, la última vez que fui a un de sus fiestas me amenazaste después de tener sexo.– respondió Nayeon de mala gana.

–¿También con la coneja?– pregunto Irene emocionada. –¡Jennie, deja una viva!– exclamó la pelinegra abrazando a la pequeña de mirada felina por la cintura. –Nayeon, tú y yo no nos hemos enredado, deberíamos hacerlo y continuar siendo el mejor trío.– propuso emocionada y Jennie negó. Amaba el humor de aquella mujer. –Creo que todas en este instituto son lesbianas.– comento escuchando un bufido de Nayeon y una carcajada de Jennie.

–¿Por qué se toman este tipo de cosas a la ligera?– pregunto Nayeon quitando el vaso de las manos de Jennie para darle un sorbo al café.

–Es solo sexo.– respondieron al mismo tiempo las otras dos.

Jennie sabía que Irene no tomaba muy seria la cuestión de las etiquetas, ella era libre y estaría con la persona que ella quisiera sin necesidad de un nombre extra. Por su parte no sabía lo que era, probablemente una lesbiana de closet pero no tenía problemas en aceptarlo al fin de cuentas ya estaba jodida. Con Nayeon era un poco más difícil, apenas estaba descubriendo las cosas que le gustaban y fue gracias a una borracha Jennie que pudo darse cuenta que tal vez era bisexual.

ASPERGER → Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora