Los meses a lado de Lisa en California estaban siendo lo mejor que le podría pasar, no solo por estar 24/7 con la menor, comenzaba a amar las ajetreadas mañanas desde levantarse casi a tirones hasta el café que preparaba ella o Lisa. Había estado yendo al refugio conectado con la clínica del señor Clifford ya que no tenía mucho por hacer y no quería quedarse en casa haciendo nada, ella se encargaba de revisar los hogares y papeles de las personas que querían adoptar a aquellos angelitos de cuatro patas, le gustaba y aunque el jefe de Lisa le entregaba un cheque cada quince días, ella lo invertia en el refugio, probablemente sonaría pretencioso o algo negativo, pero el dinero le sobraba así que lo invertia en el bienestar de los animalitos en adopción.-¿Lili?- murmuró entrando a la estancia con un bate en la mano. -Ugh, idiota me he asustado.- susurro antes de hacer un ligero puchero al ver a Lisa completamente dormida en el sofá.
La rubia se había quedado en la clínica cuidando de un perro que había sido intoxicado con chocolate, aquello había molestado a Lisa a tal grado de imprimir un montón de hojas explicando el porqué no deben darle chocolate a los perros y gatos. Aunque quella no era la primera noche, hacía cuatro días en los que la rubia llegaba en la madrugada o simplemente no llegaba, durante las noches hacían videollamada para evitar quedarse dormida.
-Mi amor.- susurro Jennie quitando los zapatos de la más alta con cuidado. -Lili, vamos a la cama.- hablo un poco más alto acariciando el rostro de la rubia que comenzaba a despertar.
En ocasiones hacía aquello, despertar a mitad de la noche para observar el rostro de la tailandesa en la penumbra de su habitación. Una de esas ocasiones no pudo retener las lágrimas y un llanto silencioso de felicidad la invadió, estaba completamente feliz y mientras lloraba acariciaba el cabello de la menor quién al despertar solo la atrajo a su cuerpo y comenzó a murmurarle con voz adormecida lo mucho que la amaba y lo bonito que era coincidir con ella en esa vida.
Con pena movió el cuerpo de su prometida hasta hacerla abrir los ojos. Quiso golpearse al ver el rostro cansado de la menor y solo pudo inclinarse a besar sus labios.
-¿Ya es tarde?- pregunto la rubia levantándose de golpe al ver como el sol empezaba a iluminar la estancia. -Demonios Jennie, voy a llegar tarde.- dijo mirando su ropa.
-Hey, acabas de llegar apenas hace un rato.- informo la castaña colocándose también de pie. -No has dormido por cuatro días, te hará daño, vamos a la habitación.- ordenó acercándose a ella para quitarle el abrigo.
-No, no. Tenemos que adelantar cosas de la boda, hacer llamadas y invitaciones, tengo q-que, estoy despierta.- murmuró la más alta cayendo al sofá sentada cuando Jennie la empujó suavemente. -Jen, tenemos que avanzar.- murmuró mirando a su prometida sentarse en la mesita de centro.
-Las invitaciones ya las elegimos, las ordenamos alfabéticamente y te quedaste dormida llegando a la k. Todo está listo, tu traje está siendo terminado, mamá tiene mi vestido, tus familiares están ampliando y organizando el jardín para que todo sea natural y bonito, revisaste todas las estrellas que estarán presentes o no sé qué demonios más, adelantaste todos los pendientes que tenías en la clínica y estás libre según la agenda que me hiciste ordenar.- dijo Jennie tomando las piernas de su prometida para colocarlas sobre su regazo. -Necesitas descansar.- aseguró masajeando desde los pies hasta los muslos de la rubia.
-¿Cuando hice todo eso?- pregunto sintiéndose más cansada aún. Al parecer aquel masaje que Jennie le daba solo le recordaba a su cuerpo lo cansada que estaba y lo mucho que necesitaba dormir. -E-estoy bien Jen, solo tomaré un poco de café y listo.- murmuró mirando a su prometida mientras parpadeaba con pesadez.
-No lo estás, tú habla está fallando y me llamaste Jen dos veces, tú no me llamas Jen así que tú cerebro está a punto de circuitarse.- aseguró la mayor dejando salir un suspiro después. -Ve a tomar una ducha, yo te prepararé el desayuno y dormirás un rato después.- comento dejando los pies de la rubia en la alfombra antes de levantarse. -Solo hazlo, ¿Si?- pregunto mirando el entrecejo fruncido de la rubia.
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ASPERGER → Jenlisa.
Teen Fiction«También puedo sentir, Jennie.» Aquellas palabras se las había dicho llenas de dolor, su condición no le permitía demostrar a las demás personas lo que realmente sentía, su mirada la mayor parte del tiempo se encontraba pérdida entre algún lugar u o...