Jennie se trataba de hacerse a la idea de Lisa fuera de su vida o a una distancia bastante grande. Había aprovechado aquella semana en la que la rubia volvió a su lugar de origen por las fechas navideñas junto a su familia.Aquello que por los directores y miembros de otras escuelas era catalogado como algo de “flojos” y “personas sin futuro” para ella era la gloria, mira que tener una semana de vacaciones en un lugar donde la presión a los estudiantes era bastante normal era como bailar sin ropa dentro de una casa de monjas.
Los meses anteriores ella y la tailandesa compartieron la biblioteca entre risas y lágrimas. Jennie se había dado cuenta que estar cerca de Lisa era entrar a un mundo distinto al que ella acostumbraba, conoció los puntos de vista de Lisa desde la sirenita hasta datos curiosos sobre los gatos y sus ronroneos, y aún así quería saber más, quería estar en una conversación profunda hablando del universo y también en las cuales la menor arremetía contra cualquier tontería que algún personaje animado hizo. También se atrevió a contarle su historia, al avanzar en sus sesiones con la psicóloga se le hizo un poco más fácil dejar ir aquello, Lisa la había estado consolando en todo momento preguntando las cosas que no entendía y demostrando estar molesta o en desacuerdo por las cosas que no le parecían, después de aquella larga charla la rubia la abrazo y susurro en su oído que todo estaba todo bien y le aseguro estar a su lado aunque no pudiese entender mucho de la situación en cuanto sus sentimientos, pero sí que sabía lo que era un abuso y el maltrato que la mayor sufrió. Aquello había sido demasiado, Jennie sabía que Lisa no podría captar o saber al instante cómo le hacía sentir aquello, pero igual fue un algo que realmente la hizo sentir bien, con el abrazo de la rubia se dió cuenta que aquello que decían era verdad, pudo sentirse a salvó a pesar de que Lisa llegase a ser un desastre y no supiese la mayor parte de lo que era sentir.
En aquellos días habían compartido más que el tiempo, Jennie había leído todo libro que Lisa le pedía solo porque a la rubia le gustaba como se escuchaba su voz diciendo cosas interesantes, aquello pudo parecer ofensa para cualquiera pero Jennie sabía que era algo así como un halago. Otros días se quedaban tumbadas en el piso mirando el techo mientras escuchaban música de su teléfono, en otras solo se quedaban en silencio tomando el almuerzo u observándose, fue cuando Jennie descubrió que en los ojos de Lisa había más que en sus palabras y que su sonrisa podía hacerla sonreír también e incluso mejorar su humor. Uno de esos días Lisa le pregunto que si cómo se sentía el amor, aquella pregunta la dejo en el piso pues ella tampoco había sentido aquel sentimiento entonces le describió lo que sentía cuando estaba con ella, la menor quedó encantada con aquella idea y deseo sentirlo algún día, a Jennie el corazón le dió vuelco cuando entendió que Lisa no estaba enamorada de Rosé pero se frenó en seco al recordar la partida de la menor. Quiso deshacerse de aquella idea, estar enamorada de Lisa en si ya era bastante complicado pero ¿Amarla? ¿Ella podía amar a alguien? Según corazón y todo su cuerpo gritaban si.
Y pasando a otro tema, sus días con Audrey iban de maravilla. en esos meses también compartió momentos bastantes fuertes y otros no tanto con su psicóloga. La pelirroja le había dicho que sus terapias no serían días tan seguidos por la mejora que estaba teniendo, Jennie rogó para que no fuera así, incluso le propuso pagarle el doble cosa que Audrey no acepto y simplemente le dejo las citas igual al no tener tantos clientes y una agenda apretada, solo optó por ponerle algunos ejercicios para ayudarle a la menor en su seguridad y forma de pensar, eso sí, esa navidad recibió un muy buen regalo por parte de Jennie. La surcoreana sabía que había mejorado, también sabía que el hecho de que ya pudiera dormir sin medicamento o que el nombre de aquel hombre no le causara náuseas o ganas de salir corriendo no significaba que se descartaba la idea de enfrentar a sus padres, lo haría y eso era seguro pero aún no se sentía del todo preparada, su psicóloga acepto que tomara un tiempo para prepararse e incluso le ayudaba con ello.
Esa navidad pensó que estaría sola pues Jisoo ya no vivía con ella y no compartiría con su familia aquella fecha, había recibido invitaciones por parte de Irene para ir a fiestas a las cuales se nego. Se llevó una sorpresa cuando encontró a Huening y Jisoo en su puerta con un montón de bolsas en las manos y un par de perros disfrazados de Santa Claus. Estuvo llorando mientras le ayudaba al menor a preparar la que sería su cena navideña, incluso les pidió volver con su familia y los otros dos solo rieron ignorandola, fue una navidad feliz llena de amor y mimos por parte de sus dos únicos amigos reales. Al día siguiente abrieron sus regalos en la estancia mientras bebían chocolate caliente y galletas que Kai preparo ya que el era el que preparaba cualquier cosa que ellas le pudieran, también todo ese día el menor estuvo preguntando que era la cosa rosada con vibración que Jisoo le había obsequiado a Jennie y porque la castaña se había colocado tan roja cuando abrió la caja mientras que a ‘Chichoo’ le causaba risa.
–¿Qué harás hoy?– pregunto Jisoo a una bastante pensativa Jennie.
–Deberías dejarla pensar Chichoo, ¿Has observado que a veces se duerme mientras está así?– aseguró observando a la castaña sentada frente a la ventana. –¿JenJen quieres un poco de comida?– pregunto el menor acercándose a ella con cuidado de no asustarla o molestarla.
–¡Te muerde!– grito Jisoo asustando a ambos menores junto con los cuatro perros que descansaban junto a ella en la alfombra.
–¡Jisoo!– grito la joven de ojos felinos al ser asustada por su mejor amiga. Todos sabían que Jennie se asustaba con el mínimo ruido y Jisoo se aprovechaba de aquello cada que podía. –Eres una idiota.– comento mirando a la mayor tirada en la alfombra mientras reía a carcajadas.
–Iré a por la comida y por un vaso de agua para el susto, ustedes pongan la mesa.– pidió el menor dejando un beso en la mejilla de la castaña antes de caminar a la cocina mientras se colocaba una mano en el pecho debido al susto que se llevó.
Jennie suspiro sintiéndose en parte plena y feliz al tener a aquellos dos a su lado, pero eso no impedía el paso a la nostalgia que llegaba cuando pensaba en la rubia, esos días había suspirado más veces por la rubia que en toda su vida por las cosas que había vivido.
¿Por qué las cosas no suceden cuando quieres? ¿Que pasaba con los deseos que pidió aquella noche al ver la maldita estrella fugaz? Era algo que jamás terminaría de entender, la menor le había dicho que se podrían planear cosas y aventuras, pero si el destino no lo quería así o tenía otros planes, aquellas cosas y aventuras no serían en ese tiempo.
Muchas gracias por leer, comentar y votar.
En el anuncio o publicación que hice en mi tablero les explico un poco el porqué son tan cortos los capítulos.
Sean buenos con ustedes mismos y con los demás. 💕
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ASPERGER → Jenlisa.
Teen Fiction«También puedo sentir, Jennie.» Aquellas palabras se las había dicho llenas de dolor, su condición no le permitía demostrar a las demás personas lo que realmente sentía, su mirada la mayor parte del tiempo se encontraba pérdida entre algún lugar u o...