–Vamos Jennie, juega con el tío YG.– pedía el hombre con sonrisa retorcida y maldad en la mirada. –Tienes que ser buena niña, ven aquí.– ordenó con brusquedad palmeando su regazo.La pequeña castaña hizo un puchero antes de negar, no quería ser la niña buena de “el tío YG”. Jennie no entendía a que se refería el hombre con aquello, ella era niña buena, hacía sus deberes y se portaba bien, la ama de llaves o nanny, como ella le llamaba, a menudo la felicitaba por portarse bien, incluso hacia las compras con ella. Sus padres, cómo siempre, no se encontraban en casa, su madre se mantenía ocupada siendo directora y accionista de una compañía de medios y su padre director de un hospital.
–¡Jennie ven aquí!– ordenó de nuevo el hombre haciéndola saltar del susto. –¡Debes obedecer a tus mayores, tú padre estará muy molesto si no subes ahora mismo!– aquellos gritos habían hecho que la pequeña de ojos felinos se horrorizara a tal grado de romper en llanto. –¡Niña mala!– el hombre seguía gritando y la tomo por el brazo acercándola a su cuerpo. En un movimiento la recostó boca abajo en su regazo para después darle un par de fuertes palmadas, haciendo que Jennie casi se ahogará en llanto.
–¡No!– grito la surcoreana saltando de la cama con fuerza, casi haciéndose daño al caer de pie al piso. –No.– susurro abrazándose a si misma.
Había tenido otra pesadilla, más bien, había recordado mediante un sueño lo que había sufrido en su infancia.
–¡Jisoo!– grito de nuevo saliendo de su habitación con el rostro humedecido por las lágrimas. Sabía que Jisoo se había marchado lo sabía muy bien, pero no perdía las esperanzas de encontrarla en aquella habitación abrazada del pollo enorme que le regaló en su cumpleaños o buscando algo que olvido. –Chichu.– sollozo abrazando la almohada de la que era su compañera hasta hace unos días.
Estaba completamente sola, lo sentía hasta los huesos.
[…]
–Por favor señor Brüschweiler, Lisa necesita un cambio de imagen.– aseguró Rosé golpeando levemente el muslo de Lisa para que siguiera el plan. Marco observó el puchero de Lisa y entrecerró los ojos aunque la tailandesa no lo veía fijamente.
–La última vez que escuche eso, Dahyun me devolvió a mí pequeña con el cabello naranja.– negó cruzándose de brazos. Estaba fingiendo, dejaría que Lisa fuera de compras y tuviese el cambio del que Rosé hablaba, la pelinaranja parecía estar mejor desde que Chaeyoung la visitaba y sacaba a dar paseos.
–Bueno, yo planeo ponerle un color más claro.– aseguró orgullosa y el mayor dejó salir una pequeña carcajada. –Le prometo que no gastaremos mucho y que traeré a Lis sana y salva. Tengo su número, sé el número de emergencia, tenemos la medicina por si se pone mal y seré la persona con más paciencia que existe.– tomo una bocanada de aire al terminar de decir aquello y sonrió orgullosa. –Por favor.– pidió Rosé mirando que Lisa mantenía el puchero como habían acordado, pero la pelinaranja veía hacia la ventana entretenida con algo y no a su padre, como debía hacerlo. Aquello le pareció tan tierno y se sonrojo al escuchar el carraspeo del señor Brüschweiler.
–Bien, aquí está mi tarjeta.– extendió el pedazo de plástico hacia Rosé. –Lisa sabe que hacer, ¿Verdad amor?– pregunto sintiéndose orgulloso cuando la menor asintió sonriendo levemente. –Por favor Rosé, llámame si sucede algo. Estaré esperando a que terminen su tarde de chicas para ir a por ustedes.– informo mirando a su hija. –Lisa, no te apartes de Rosé y mantente de su mano siempre ¿Bien?– pregunto levantándose de la silla al igual que las menores.
–¡Gracias señor Brüschweiler!– dijo Rosé efusivamente antes de ir hacia él y abrazarlo. –Llamaré cuando acabemos las compras.– aseguró la australiana antes de apartarse.
ESTÁS LEYENDO
ASPERGER → Jenlisa.
Teen Fiction«También puedo sentir, Jennie.» Aquellas palabras se las había dicho llenas de dolor, su condición no le permitía demostrar a las demás personas lo que realmente sentía, su mirada la mayor parte del tiempo se encontraba pérdida entre algún lugar u o...