—Eres muy linda, Gi— murmuré mientras acariciaba su pequeña y suave cabeza— me encantaría ser como tú—susurré envidiando su pesado sueño y tranquila respiración.
Me moví ligeramente al escuchar la puerta abrirse. Miré a Gi y no se había despertado, acto que agradecí.
—Hee, creo que me confundí con las indicaciones que me diste y me equivoqué de tienda.— admitió Alena mientras dejaba una bolsa de comida de conejo y otras cosas para este. Fruncí levemente mi ceño confundida al ver el logo del paquete en el que venía la bolsa, sí correspondía al de la tienda.
—¿Porqué lo dices?—murmuré curiosa mientras tomaba mi cabello en una coleta desordenada.
—Pues, el chico que atendía en la tienda tenía ambas manos enyesadas; hasta los codos. Aparte usaba gafas oscuras y su boca la tenía cubierta con una mascarilla—titubeó Alena—digo, no te lo tomes a mal pero te conozco Hee. Y tú no podrías ir a comprar a algún lugar en donde no hablen ni puedan ayudar—me miró apoyando su mano izquierda en la cadera— porque siempre necesitas a alguien que te ayude ya que con suerte puedes caminar sin tener miedo—cortó.
¿Los brazos enyesados? ¿Gafas oscuras y mascarilla? ¿Porqué el chico de la tienda estaría usando esas cosas?
—Tal vez tuvo un accidente—balbucee mirando al suelo. ¿Que le pudo haber sucedido? No me caía del todo bien, es más, ojalá pudiera evitarlo toda mi vida pero eso no significaba que se mereciese estar en esa condición.
—Sí, eso debe ser— Alena se acercó y me entregó la bolsa con las cosas de Gi—pobre chico.
—Gracias—susurré haciendo una mueca. Acto seguido giré y me acosté junto a Gi para seguir acariciándola.
Desde el incidente de la camioneta negra Alena ha estado actuando como si eso no hubiese ocurrido. Es más, cuando intente hablar sobre el tema ella se refirió a este como si hubiese sido una pesadilla mía, como si no hubiese ocurrido. Ha pasado ya más de dos semanas y la verdad es que cada día que pasa, más creo que fue una pesadilla.
Pero eso no quita mi miedo a salir del departamento, por lo que Alena ha estado saliendo por mí. Ella compra mis cosas y las de Gi. Al principio lo odiaba, no me gustaba sentirme inútil y dependiente total de Alena pero ahora sinceramente me ha gustado más dela cuenta.
No sé que haría sin Alena.
Pasan los días y cada vez me convenzo más de que yo no podría vivir sin Alena.
Sentí un escalofrío por mi cuerpo al pensar en vivir sola, sin Alena y sin Gi. Gi se acomodó más junto a mi, a lo que sonreí levemente y me relajé. No estaba sola, y sabía que nunca me abandonarían. Me tranquilicé mentalmente con ese pensamiento hasta finalmente cerrar mis ojos y quedar en un profundo sueño.
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Abrí mis ojos lentamente al sentir unos golpes lejanos. Froté un poco mis ojos despertándome un poco más y escuché nuevamente golpes, esta vez más cercanos. Provenían de la puerta principal.
Sentí a Alena desde la cocina, rápidamente apareció en mi vista acercándose minuciosamente a la puerta principal. Confundida fruncí levemente el ceño, ¿acaso esperaba a alguien? Alena tomó el pomo de la puerta indecisa luego de unos minutos, y antes de hacer otro movimiento giró su cabeza hacia mí; a lo que yo rápidamente cerré mis ojos fingiendo estar dormida.
Finalmente escuché la puerta abrirse silenciosamente a lo que abrí un poco mis ojos. Al principio no vi nada, al parecer no había nadie al otro lado de la puerta. Pero Alena no cerraba la puerta por lo que algo tuvo que haberle llamado la atención.
Luego de unos minutos que parecieron la eternidad Alena entró al departamento cargando una caja blanca mediana con un lazo color rosado bebé.
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eyes on you ✄ jeon jungkook.
Fanfiction» Oh cariño, te he estado observando toda mi vida. Manejo tu vida al derecho y al revés. Así que por favor, no pretendas que te dejaré sola. Porque aunque me lo pidas, no lo podré hacer «. »advertencia: ✄contenido explícito. ✄violencia psicológica...