eyes on you ✄ jeon jungkook.

cap.48

Apreté mis ojos con enojo y solté un gemido de frustración al seguir oyendo los enfermizos golpes contra la puerta de la habitación.

Algo que odiaba era que me despertasen de mala manera. Inmediatamente me ponía de pésimo humor.

Además, ni siquiera alcanzaba a despertar cuando sentí mi cuerpo decaer al recordar en donde estaba y con quienes.

— ¡Hee, levántate ahora mismo!— Alena chillaba desde el otro lado de la puerta de manera odiosa. Bueno, para mí todo en este momento era odioso así que era bastante subjetivo el tono de voz de Alena.

Pero era odiosa.

— No quiero estar aquí— me quejé completamente desganada y triste, y escondí mi rostro con el cuerpo del peluche a mi lado con angustia.

— Está bien, si quieres comportarte así conmigo terminarás enfermándote— alegó Alena de nuevo.

Como si le importase, pensé.

Lo único que quería era que se callase. Y si no fuese mucho, que se fuera un buen rato.

Hoy día había amanecido más odiosa que nunca.

— Saldré un rato a comprar— habló nuevamente Alena. Abrí mis ojos de inmediato al oír sus palabras— así que no pretendas escapar o hacer algo raro, porque no funcionará.

Si decía eso, era porque probablemente saldría con Taehyung. Eso sería lo mejor, así podría salir de la habitación e intentar buscar una manera de escapar... y de buscar hilo y aguja.

Taehyung. Era un tonto. Ni siquiera sabía que era lo que él hacía aquí.

Parecía hasta novio de Alena.
Tuve un desagradable escalofrío al pensar aquello.

— Taehyung es un tonto— murmuré levantando mi rostro del peluche— no lo conoces, pero no hace falta. No vale la pena hacerlo. Creo que es novio de Alena... ¿asqueroso, cierto?— reí mirando al peluche entre mis manos— hoy tendrás cabeza, así podré mirarte a los ojos cuando te hablo. Y tú podrás mírame también. No tendrás la mejor vista pero bueno, peor es nada, creo.

Me levante de la cama y recordé que solo había dormido con esa vieja camisa y sin ropa interior.

— Vamos a ver si nuestra ropa se secó, ¿sí?— tomé al peluche y me encaminé hasta el pequeño baño.

Al llegar lo dejé sobre el lavabo y fui directamente a revisar la ropa.
El vestido del peluche estaba completamente seco, pero el mío no. Aunque sea mi ropa interior sí lo estaba, así que la usaría y volvería a vestir la misma camisa que traía puesta ahora.

— Tienes suerte, tu vestido se secó así que lo podrás usar— murmuré feliz— pero el mío tristemente no, así que tendré que seguir usando esta camisa. Pero no importa— intente quitarle importancia pero cada vez me sentía más desesperanzada. Pero debía seguir insistiendo— me pondré mi ropa interior y te pondré tu vestido, así que espera un poco.

Me quité la camisa y la tiré al suelo por un momento. Mi piel se puso de gallina casi al instante por el cambio de temperatura.
Tomé mi ropa interior y me la puse de manera cuidadosa. Boté aire con desgano al pensar que en la noche tendría que lavarlo de nuevo para poder usarlo mañana... y hacer eso hasta cuantos días más.

Quizás para siempre.

Me dirigí hasta el lavabo y le coloqué el vestido al peluche. Debía de ponerle cabeza o me volvería loca.

— Ahora, estamos solos— murmuré tomándolo y saliendo del baño— así que saldremos de la habitación un rato. Lo que haremos será buscar alguna manera de salir, aguja e hilo y algo para comer— enumeré yendo hasta la puerta de la habitación— te llevo conmigo por si algo malo pasa.