eyes on you ✄ jeon jungkook.

cap.8

Odiaba el centro comercial. Lo odiaba por muchas razones.

Sentía que todos me miraban, juzgando cada paso que daba. El como estaba vestida y mi físico.

Cuando entraba a un centro comercial o a un lugar público no podía evitar sudar y sentirme tensa. Sentía estar a punto de un colapso.

—¡Hee!— exclamó Alena molesta a lo que brinque asustada.

—¿S-sí?—susurré con el corazón a mil.

—Te he estado hablando todo este rato y tú pareces estar en otro mundo— alegó Alena con cara de pocos amigos.

—Discúlpame, Alena—murmuré avergonzada—¿qué necesitas?

Alena suspiró  y giró para luego mostrarme un vestido color rosado palo. Era muy lindo.

—¿Te gusta? Aunque por el brillo en tus ojos sé que te encanta— se burló Alena a lo que yo fruncí el ceño.

—Bueno...sí. Me gusta mucho, pero ¿crees que me quede bien? digo, ya sabes mi cuerpo no...

—Ve a probártelo, verás que te quedará perfecto, Hee. Tu cuerpo es precioso, convéncete de eso— me dio el vestido y obedecí a lo pedido.

Hoy Alena me acompañó al instituto a recoger el registro de mis calificaciones de este año. Resultó ser que, además de tener excelentes notas, fui la mejor de mi clase. Alena con esto hasta lloró de felicidad y me obligó a acompañarla hasta acá para obsequiarme algo.
Yo me negué reiteradas veces, no sentía que lo mereciese. Era lo mínimo que podía hacer, Alena ha estado siempre ahí y aunque sea debía hacerla sentir orgullosa por mí en algo.

Me probé el vestido y la verdad es que me quedo bien, era simple y me encantaba que fuese suelto.

Me sentía bonita.

Me gusto tanto que lo quería, pero odiaba que Alena gastará su dinero en mí. Revise el precio del vestido y mi sonrisa se esfumo. Era carísimo. Y lo peor es que conozco a Alena, y ella es muy capaz de gastar ese dinero en mi solo porque sí.

Suspiré y me cambié de ropa para salir del probador. Me dirigí a Alena y esta me esperaba con una sonrisa enorme.

—¿Y? ¿Te gusto? Apuesto a que te quedó perfecto— me quito el vestido ansiosa por comprarlo. Tomé su brazo y ella se giró a mi extrañada.

—N-no me quedo bien— mentí, y mentir entre comillas porque hay algo que hago pésimo y es mentir.

—Pruébate otra talla entonces, pero estoy segura que esta es tu talla.

—No, no te preocupes. Esta bien. No necesito regalos, además tengo ropa de sobra. No necesito que gastes en esto—respondí a duras penas, la verdad es que realmente quería ese vestido.

—Ay Hee—murmuró burlescamente Alena mientras acarició mi mejilla izquierda. Al instante sentí asco por alguna razón y quite mi rostro de su tacto. Alena pareció no sorprenderle mi reacción ya que ni se inmutó.—te conozco hace años, además no te olvides que soy casi psicóloga. Es muy fácil leerte y te mueres por este vestido— termino sin dejarme responder puesto que ya estaba en la caja pagando por la prenda de ropa.

Refunfuñé mirando el suelo pero a la vez feliz de tener el vestido. Ya lo quería usar y sentirme bonita.

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Estaba en mitad de la calle parada como tonta tratando de recordar donde estaba alguna de las tiendas de dulces a las que antes recurría ir. Antes de salir le pedí a Alena indicaciones de alguna de estas, me las dio. Pero yo no entendí nada, solo asentía mientras ni siquiera sabía donde quedaba la primera calle que había mencionado.