8. Lo que es inevitable

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Seguí con mis clases, como si nada hubiera pasado aunque si pasaba y mi cabeza no paraba de darle vueltas al hecho de que el destino o la casualidad me había vuelto a juntar con Valentina, esta vez coincidiendo en la misma universidad.
A mis compañeros no les gustó nada que yo abandonara la sesión de aquella manera y que les dejara tirados. Me comentaron que Valentina había preguntado por mí, que había dicho que quería conocer a la fotógrafa.

- ¿Y qué le dijisteis?- pregunto asustada.

- Pues que te había salido una urgencia, pero enserio Juliana nos podrían suspender por tu actitud.

- Lo sé, lo siento. - digo realmente arrepentida, aunque creo que volvería a hacer lo mismo.

- Ellos deben valorar nuestra profesionalidad y un montón de puntos más, ¿Qué pasa si eso hace que su valoración cambie?

- No lo hará.

- ¿Cómo estas tan segura?

- Porque confío en que las personas no son tan exigentes. – digo sin mas

- Ya Juliana pues la confianza no me vale. – dice muy borde uno de mis compañeros.

- Está bien chicos, si la nota es mala, prometo que daré la cara y si hace falta hablaré con la modelo. – digo temblorosa.

- Más te vale – escucho que dice uno de ellos.

- Pero te digo que no va a hacer falta, creo que en el mundo hay buena gente y si el resultado final es bueno la actitud no importará tanto. Confiemos en mis fotos.

- Será lo mejor, porque como tengamos que confiar en que te sepas comportar....

- Chicos de veras lo siento - repito.

Justo después de esta discusión yo me quedé bastante tocada, deje que algo tan simple como una sesión de fotos se viera afectada por mis sentimientos por Valentina y eso no lo podía permitir, yo quería ser periodista, la mejor de mi promoción y no podía permitirme esas tonterías, pero todavía fue a peor.

- ¿A peor? – pregunta Flor.

- Si, bueno... depende como lo mires. – digo

- Explícate. – dice Jazmín.

- Está bien, después de esa discusión tuve un examen muy importante y aunque había estudiado lo suficiente como para sacar nota, mi cabeza no paraba de darle vueltas a la charla con mis compañeros y al hecho de que quizá tendría que buscar a Valentina y hablar con ella, cosa que hacía que me descentrara bastante. Y antes de que me diera cuenta el profesor hacía sonar una campana indicando el final del examen. Me resistí a entregarlo porque sabía que era muy poco probable que la nota fuera la que yo quería pero aun así lo entregué. No era que no me sabia la lección, era que no me había podido concentrar en escribir.

Al salir del examen lo primero que hice fue ir a mi habitación encerrarme en ella y coger mi móvil. Llamé a Ana.

- Amigaaaa ¿Cómo va la universidad? – dice animada.

- Valentina está aquí – digo evadiendo su pregunta.

- ¿Qué? ¿Qué quieres decir aquí?

- Que estudia aquí, que está en mi misma universidad. – digo histérica.

- ¿Cómo lo sabes? – pregunta.

Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora