28. Nos vemos pronto

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- La tía es buena - dice Jaz. - Hizo una salida estelar. - se reía.

- Sabía muy bien cómo hacer las cosas - digo - hizo que yo me volviera loca y dudara de todo...

- Creo que con alguien así delante yo también habría dudado. - dice Flor y Jaz y yo nos la quedamos mirando.

- Cariño...

- ¿Que? - nos mira sin entender - O sea, es guapa según ha dicho, sexy, provocadora, segura y con las cosas claras. Yo creo que hasta al más enamorado de los enamorados lo puede hacer dudar. - la miramos serias- según la describe es el talón de Aquiles de cualquier relación. Un peligro vamos. - ambas nos echamos a reír - No os riais, si esa chica está aquí en España, lo digo ya Juliana, la quiero lejos de Jaz.

- ¿Tan poco confías en mí? - dice Jaz poniéndose seria de golpe.

- No de quien no me fio es de ella.

- Vaya... eso es lo típico que diría cualquiera que quiere evitar esa pregunta.

- Solo que en este caso es verdad. - dice ella convencida.

- No, a ver chicas... Maca fue un sol porque en el momento en que le dije que estaba por y para Valentina, se fue. - sigo con mi historia.

Me quedé sola en la cafetería, pensando en lo que acaba de hacer y por consecuencia pasar. Las palabras de Maca chocaban una y otra vez contra el fondo de mi cerebro y volvían rebotando "Si ella es ELLA, cuídala". Pero ¿Como no iba a ser ella si llevo tres años enamorada? ¿Lo es verdad? Si. Miré a mí alrededor y la gente me miraba, no con cara rara o sorprendidos por lo que acababa de pasar, era más con pena como si creyeran que me acababan de dejar plantada o algo así. Dejé la parte justa de los cafés encima de la mesa y me fui directa a mi habitación, donde me pasé el resto de la tarde estudiando y pasando apuntes para intentar olvidarme del móvil.
Casi a última hora de la tarde alguien llamó a la puerta de la habitación.

- ¿Esperas a alguien? - preguntó mi compañera de cuarto.

- Yo no ¿Tu? - pregunto.

- Para nada.

- Tal vez se hayan equivocado... - la miro y aunque está más cerca de la puerta que yo, no se mueve ni un milímetro así que me levanto a abrir. Cuando abro la puerta me encuentro Valentina mirándome, sostiene una chocolatina en sus manos y me mira sonriendo. Me quedo con la boca abierta y no sé qué decir quizás lo último que esperaba era que fuera ella, después de pasar todo el día desaparecida.

- hola - dice nada más verme - te traía esto ¿cómo ofrenda de paz? sé que no estamos enfadadas ni nada de eso pero como llevo todo el día sin contestarte tus mensajes pensé que quizás estarías un poco molesta así que ¿qué hay mejor que el chocolate para firmar la tregua? - yo no sé qué decir, solo sé que sonrío como una boba, Valentina se me queda mirando espera que haga algo y lo único que se me ocurre es mirar hacia mi habitación y ver que mi compañera sigue tumbada en su cama.

- ¿Quieres pasar?

- Claro - dice muy animada.

- ¿Te molesta si estamos un rato hablando? - le digo a mi compañera.

- Para nada, también es tu cuarto - responde. Nos sentamos en la cama y abrimos la chocolatina. Val me mira y sonríe, no puede parar de sonreír.

- ¿Que te pasa? - le pregunto sin entender porque esta tan contenta.

- Nada, me da gusto verte.

- Y a mí - le contesto.

- Perdón por no responder tus mensajes es que...

- No pasa nada - la interrumpo antes de que pueda acabar. - ¿Está todo bien? - pregunto con doble intención.

Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora