Cuando te vuelva a ver

18. Una semana después

La semana siguiente la pasamos una pegada a la otra. Nos veíamos todos los días, merendábamos juntas y hablábamos de los que nos había pasado durante el día. Valentina seguía tratando de animarme, aunque seguía sin saber lo que me pasaba.
Tengo que decir que también en eso fue muy respetuosa. No me volvió a preguntar de qué se trataba ni siquiera como estaba, supongo que pensaba que cuando quisiera explicárselo se lo diría.

-          Muy correcta ella. - dice Jaz.

-          Lo era. Siempre actuaba como debía, supongo que era inculcado o auto aprendido no sé. La cuestión es que no me sentía nada incomoda con ella, y aunque no conseguía olvidarme de todo lo que había pasado con mi madre, a mediados de semana ya no me sentía tan triste.

Valentina no se quedó más a dormir pero si es cierto que pasábamos gran parte del día juntas. Me ayudaba a estudiar y me daba ideas para los proyectos de la semana. Me encantaba tenerla tan cerca.
Mi compañera de cuarto al día siguiente de que se quedara a dormir me preguntó si es que acaso me gustaban las chicas y mi reacción no fue para nada la adecuada. Salte a reír y diciendo absurdeces como que era un disparate y eso era imposible. Era una amiga con unos días malos y ya.
En seguida supe que no debía haber dicho eso, no así. Lo peor es que llevaba toda mi vida reaccionando igual ante situaciones así y eso no me ayudaba en nada...
Mi compañera se disculpó de seguida, se sintió mal por algo que no debería y eso hizo que yo me sintiera todavía peor.

-          Es normal- comenta Jazmín.- conozco muchísima gente que lo negó durante años hasta dar el paso a salir del armario y admitirlo.

-           Lo sé, pero yo hacía mucho tiempo que ya tenía mis dudas y no lo vi lógico.

-           Bueno no hace falta hacerte mala sangre. Ahora ya has salido y no te avergüenzas de serlo, pues ahora disfruta. No pienses en lo que hiciste porque todas tenemos algo de lo que arrepentirnos - dice Jaz

-          Supongo... - digo no muy convencida.

-          No somos perfectas Juliana, créeme. - dice esta vez Flor - ¿qué paso después?

-          ¿No pasó nada ni durante la noche ni durante la semana? Entre las dos digo. - comenta Jaz.

-          Que va. Si es cierto que cada vez nos llevábamos mejor y tenía la sensación que Valentina no sabía estar sin mí pero...

-           ¿Porque dices eso? - interrumpe Jaz.

-           Porque las únicas horas del día que no pasábamos juntar eran las que pasábamos en clase y a partir de las 8 de la tarde que cada una se iba a cenar y yo me iba a mi habitación en el campus y ella se iba a su casa. Pero es que además todos los días me llamaba a las 9 para saber que tal había cenado y para hablar de cualquier cosa.

-          Eso es bonito. - dice Flor.

-          Si lo sé, pero para mí era inesperado. O sea, me encantaba tener esa relación con ella pero era todo con lo que siempre había soñado y había creído no poder conseguir nunca. Yo estaba como descolocada pero intentando actuar como lo haría una persona normal.

-          Ya veo. ¿Y qué pasó con Lucho?

-          Otra cosa que en aquel momento también me dejó algo sorprendida. Un día, creo que fue el martes o miércoles de esa misma semana, decidí sacar el tema.

-          Valentina ¿Puedo preguntar algo?

-          ¿Enserio Juliana? Lo que tienes que hacer es aprender a no preguntar si puedes preguntar, sabes que puedes hacerlo.