20. Empieza a sentir

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- Madre mía cariño empieza lo bueno - escucho a Jaz que le dice a Flor, yo me rio por su comentario pero sigo explicando.

Me quedé parada, de pie, en medio de la habitación sin saber qué hacer ni cómo actuar. Tenía una sensación muy extraña por dentro, sentía mucho calor pero a la vez tenía la piel de gallina. Note como el calor me subía a las mejillas y sentía que tenía menos fuerza. No entendía nada de lo que me estaba pasando y tampoco entendía lo que acababa de pasar con Valentina o más bien no quería hacerme ilusiones y hacerle caso a mi subconsciente que me decía que Valentina había tenido ganas de besarme.
Me sentía a la vez feliz porque me había admitido no tener ningún problema con mi orientación sexual, eso sí hablábamos de lo mismo.
Esperé un rato a que se me pasara toda esa sensación y entonces llame a Ana.

-          Hola - me dice nada más descolgar - ¿cómo estás?

-          Mejor

-          Te ha consolado Valentina - dice riendo.

-          No hemos hablado demasiado la verdad.

-          ¿Qué ha pasado esta mañana?

-          Me he encontrado con mi mamá en la plaza.

-          Ya se. ¿Cómo ha ido?

-          Pues al principio creía que bien... hasta me dijo que me echaba de menos. Pensé que todo se iba a solucionar...

-          Es que te echa de menos

-          Y yo a ella pero no está dispuesta a entenderme. – digo casi a punto de llorar.

-          ¿Por qué dices eso? Seguro que pronto lo entenderá.

-          No creo Ana. Estábamos tranquilamente hablando, entonces vi cómo se quedaba parada mirando a Val y las presenté, le dije que era una amiga de la Universidad y entonces todo empezó.

-          ¿Qué empezó? – pregunta sin entender.

-          Pues... empezó a preguntarme que si era ella. Al principio no entendí, luego comprendí que se refería a que si era ella la que me había vuelto así. – empiezo a llorar. – la llamó invertida y pecadora... Ana hasta comparó mi belleza con la incapacidad de ser homosexual.

-          ¿Cómo? – dice alucinando.

-          Dijo que era demasiado bella para ser eso... -no puedo parar de llorar.

-          Amiga no llores. Todo se solucionará te lo prometo. – yo sigo llorando, nada podría consolarme. - ¿Y qué ha dicho Valentina?

-          No hablamos – digo intentado calmarme – no abrimos la boca ninguna de las dos en todo el viaje.

-          Vaya...

-          Al llegar aquí – digo ya más calmada – hemos hablado algo del tema...

-          ¿Y que ha dicho? – pregunta desesperada.

-          Realmente no mucho, como que le daba igual lo que había dicho mi mamá.

-          Eso es bueno.

-          Supongo, y luego... - paro recordando el momento.

-          Luego ¿Qué amiga? Me estas volviendo loca, dilo ya. – se desespera.

Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora