39. Una noche Carvajal.

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Subimos con calma a la habitación, hablábamos de cosas sin importancia y realmente creo que ninguna prestaba especial atención a la conversación, simplemente tratábamos de disimular porque en realidad yo pude notar en la cara de Valentina la necesidad de estar a solas, algo que, aunque con mucho miedo yo también tenía.
Nada más llegar a la habitación Valentina cerró la puerta detrás de mí, me cogió del brazo y me dejó apoyada contra la puerta, seguidamente me empezó a besar. Los besos eran de deseo y yo no tenía escapatoria, ni la quería tener. Su cuerpo quedaba apoyado contra el mío y nuestras bocas no dejaban de moverse, la excitación subía de nivel.

- Valentina para - decía tratando de frenar la situación, pero mi deseo era mayor y nuestros besos seguían - Val - soltaba cuando se separaba un milímetro de mi - Valentina - dije por tercera vez.

- ¿Que? - dijo con un disgusto más que notable.

- Nos van a oír. - digo cuando por fin consigo que me escuche.

- Que va... ahora ya no hay nadie. - dice y trata de volver a besarme.

- ¿Estas segura? - digo frenando su ataque y haciéndola reaccionar.

- Sí, en casa no hay nadie más que Chivis y estará en la cocina recogiendo- trata otra vez de besarme, pero yo la freno de nuevo.

- ¿Y si entran? - acto seguido la reacción de Valentina es cerrar la puerta con el pestillo de la maneta y mirarme de nuevo a mí.

- No va a entrar nadie y estoy completamente segura de ello.

Valentina pone cara de no saber que hacer y casi me mira como pidiéndome permiso para seguir. Yo la miro tratando de hacerle ver que no estoy convencida con todo esto, pero mis manos por otro lado llegan hasta el borde final de su camiseta y tiran de ella hacia arriba provocando la sonrisa de Valentina y de nuevo una actitud incontrolable por parte de ambas. Val se lanza a mis labios nada más conseguir quitarle la camiseta y yo, con dificultades y a trompicones, empujo de ella hacia atrás hasta conseguir llevarla al borde de la cama donde ambas tropezamos y acabamos cayendo encima. Nos ponemos a reír y Valentina se tapa la cara con sus manos, segundos después se la destapa y me mira.

- Somos lo menos romántico que hay - dice mientras ríe.

- Vaya, ¿tú no ves romántico caer encima de la cama sin control alguno? - digo irónica - y yo que lo había hecho para sorprenderte.

- Puede no ser romántico, pero mientras sea contigo me vale. - dice esta vez más seria y mirándome.

- ¿Por dónde íbamos? - digo de manera picara y acercándome a ella para besarla.

- Creo que te iba a quitar la camiseta - dice también jugando.

- ¿Esta camiseta? - digo a la vez que me la quito y acto seguido me lanzo a su boca donde puedo notar una risa a la vez que la beso.

Se desata la pasión entre las dos y ahora ya sí que se puede notar como vamos cuesta bajo y sin freno.

Dejo de narrar la historia para Flor y Jazmín y empiezo a recordar cómo fue esa noche.

Valentina y yo nos besábamos sin saber dejar espacio entre respiración y respiración. Cogí a Valentina por la cintura y la levanté para tumbarla completamente encima de la cama y rectas, ya que hasta entonces nuestras piernas colgaban y habíamos caído en horizontal al sentido de la cama. Ella se dejó guiar y poco después mis manos correteaban por su abdomen para buscar la hebilla de su cinturón. Pude notar como su bello se erizaba al contacto de mi mano y eso me gustaba, nuestros labios no dejaban de besarse ni un instante. Conseguí desabrochar cinturón y pantalón para que a continuación Valentina diera un pequeño salto para arrancar el pantalón de sus piernas, cosa que realmente envidiaba ya que podían pasarse todo el día acariciando su piel. Valentina desesperada y excitada me tiró de encima de ella y se colocó encima y rápidamente vi como sus manos iban directas a mi pantalón, lo desabrochaban y lo arrancaban de mis piernas junto con las braguitas, dejándome así completamente desnuda de cintura para abajo. Su mirada me recorre y se recrea y mis mejillas se tornan rojas y empiezo a temblar. Ella se sienta a horcajadas encima de mí y me coge la mano para que quede sentada en la cama y vuelve a besarme, necesita tenerme desnuda para ella así que me desabrocha el sujetador y lo tira lejos. Yo quedo desnuda completamente y ella sigue en ropa interior. Volvemos a caer tumbadas en la cama y Valentina empieza a recorrer mi cuerpo con sus manos, pechos, abdomen, se salta mi zona íntima y va directa a las piernas, pero cuando inicia su camino de vuelta a mi boca se para justo ahí, el mismo sitio que segundos antes había decidido omitir y se recrea. Empieza el juego, trata de volverme loca con sus dedos y su ida y venida. Le gusta jugar con mi clítoris y mi excitación ya que cada vez que mis pulsaciones se aceleran y se hacen notables ella retira sus dedos y regresa a mi boca y me besa. Yo dejo que juegue, me gusta esa sensación y entonces empieza a combinar sus labios con sus dedos y yo cada vez estoy más al límite, de las ganas, del placer y del orgasmo. En ningún momento he necesitado que introduzca sus dedos en mi... todo está siendo superficial, pero... ¡de qué manera y a qué nivel! Quizá han sido segundos o quizá minutos, pero después de disfrutar como nunca y tener varios espasmos provocados por el placer, he llegado al clímax y mi cuerpo finalmente se ha relajado.
Valentina se tumba encima de mí y ambas empapadas en sudor nos abrazamos.

Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora