46. Una noticia inesperada

548 76 7
                                    

- Valentina salió una semana después. Aquella semana se me hizo muy larga porque apenas teníamos ratos para poder hablar y evidentemente no pude ir a verla en toda la semana porque sus hermanos no paraban de hacer guardia para cuidarla y hacerle compañía y Guille y Mica no quería entrar en un conflicto con su padre y Eva. Las llamadas con Valentina sabían a poco porque me faltaba ese momento de contacto y poder acariciarla.

Tratamos de encontrar un momento donde poder estar juntas, pero por alguna extraña razón Valentina siempre acababa diciendo que era mejor esperar.

Cuando la enviaron a casa pensé que la situación cambiaría, que por fin podría verla, pero no fue así. Ella estaba esquiva y distante, como si algo dentro se hubiera roto y yo no quise presionarla, no podía, todo lo que estaba pasando era por mi culpa y lo último que quería era crearle más problemas. Pero si sentía que algo había cambiado, como si la distancia hubiera roto el hechizo o como si la magia se hubiera acabado.

Ana y Raúl se fueron después de la primera semana y yo empecé a pasar mis días de verano encerrada en mi habitación. No quise irme con Ana a Puebla porque soñaba con que llegaría el día que podría volver a ver a Valentina. Pasaba un día y otro enganchada al teléfono a la espera de su llamada y deseando que me dijera que fuera a visitarla, pero lo único que conseguía cada día era un simple nos vemos pronto... algo que cada vez veía más lejano.

Val me llamaba siempre sobre la misma hora aprovechando la hora del descanso de media tarde.

- Hola - me dice nada más descolgar.

- ¿Cómo estás?

- Bien, cansada de estar en casa y en la cama.

- Bueno tienes que recuperarte y coger fuerzas.

- Ya estoy recuperada.

- Bueno los médicos no lo creen así, una lesión como la que tuviste en las costillas es difícil de superar. - decía, aunque realmente pensaba más en el tema psicológico, algo de lo que todavía no habíamos hablado.

- Mas bien creo que esto es cosa de Eva y de mi papá, su manera de tenerme controlada.

- ¿Lo crees enserio?

-Sí. ¿Tu como estas?

- Aburrida y echándote de menos. No se Val, se me empieza a hacer difícil. Creo que en cualquier momento me presento allí y hago que me dejen verte.

- No lo hagas. - dice muy seria. - De verdad Juls solo necesitas un poco más de paciencia.

- Val, ¿Tú me echas de menos? - pregunto muy triste.

- Juliana...

- No Val, en serio, es que ya no sé qué pensar... a veces me da la sensación de que eres tú quien no quiere verme, que no tienes ganas de estar conmigo o...

- Juliana de verdad que me muero por verte, pero no puede ser, aun no.

- ¿Cuándo Val? - digo desesperada. - Creo que lo mejor será que me vaya con Ana unos días y cuando podamos vernos volveré... se me caen las paredes encima, no puedo seguir aquí. Lo último que quería era presionarte y al final lo estoy haciendo, me siento mal.

- No me presionas, tienes motivos para estar desesperada. Pero... - se queda callada un minuto y yo tampoco quiero decir nada - no te vayas, por favor.

- Valentina... en cuanto me pidas que vuelva lo haré, pero no me pidas que me quede aquí encerrada, sola, más días porque sé que acabaré pagando mi frustración contigo y no te lo mereces. Ha pasado ya casi un mes y realmente siento que pierdo el verano, que me frustro y que no puedo seguir aquí mirando el móvil a todas horas esperando que me llames.

Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora