21. Mezcal

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-          Venga Juls no te hagas, sabes que lo vamos a pasar bien - me dice mientras tira de mí.

-          No me gusta nada ir de tiendas.

-          Pues ahí no combinamos porque a mí me encanta - dice con una risita - ¿Crees que estudiaría lo que estudio si no fuera así?

-          Imagino que no...

-          Venga, tienes una asesora de imagen gratuita ¿qué más quieres? - dice ilusionada.

-          Quiero un tejano y mi chupa de los domingos.

-          Oiix mi princesa malota. - dice riéndose y girándose para mirarme mientras camina de espaldas. - venga pececillo que procuraré que no te ahogues.

-          Es difícil... soy pez fuera del agua.

-          Bueno como emergencia siempre nos quedará el boca a boca - bromea y yo rápidamente me pongo colorada. - ¡Ahí esta! Me encanta ese color en tus mejillas, te favorece. - no sé qué contestarle y es que últimamente está consiguiendo ese efecto en mí.

Nada más llegar a la tienda Valentina se puso como loca a mirar vestidos, trajes, faldas, camisas, zapatos... yo me quedé parada sin saber qué hacer, nunca había estado en una tienda así ni mucho menos mirado ropa tan bonita. Una dependienta se le acerco a preguntarle si necesitaba ayuda, a mí ni me miro, y Valentina rápidamente le contestó que buscaba ropa para una noche de fiesta pero que la ropa era para mí. En ese momento me sentía como Julia Roberts en Pretty Woman, un ricachón mirando y comprando ropa a la pobre que no sabe ni vestir elegante... dejé ese pensamiento a banda porque no quería sentirme así de mal, encontré un gorro muy gracioso rollo Pamela con flores y tul y me lo puse.

-          Valentina ¿puedo ir con esto? - digo para llamar su atención. Ella se gira, me mira y empieza a reír.

-          No te queda mal pero creo que no lo veo para esta ocasión. - ríe.

-          Vaya... seguiré mirando pues.

-          Sí.

A la media hora de estar en la tienda, me hicieron entrar en el probador. Una dependienta me iba dando prendas mientras yo me ponía, salía a enseñar y quitaba. Desde una falda de flores con botas country, a un pantalón chaqueta gris muy elegante, pasando por un vestido clásico y aburrido. Valentina me miraba y se reía, se notaba que no estaba cómoda, pero ella seguía dándome ropa. Parecía la típica escena de película donde las amigas se prueban ropa mientras suena una música divertida de fondo.
Me probé un vestido con cremallera en la espalda, era muy bonito y elegante, muy fuera de mi estilo. Asomé mi cabeza por la cortina del probador y busqué a Valentina.

- Valentina - la llamo cuando la veo- ¿Puedes venir? - digo y ella se acerca.
- ¿Dime? - pregunta ya encima mío.
- Pasa, ayúdame con la cremallera por favor. 
- Claro - dice muy animada y entra. Me giro para que pueda abrocharla, la cremallera llega justo a la altura del culo y se queda parada, mirándome. Veo como le tiemblan las manos y su facción se descompone. ¿Que le pasa? Y de repente. - Perdón - se disculpa y sale corriendo del probador sin abrochar la cremallera. La dependienta se me queda mirando cuando vuelvo a sacar la cabeza y aprovecho para pedirle a ella que me la abroche. El vestido es demasiado para mi y me lo quito rápidamente.

La dependienta se acercó a mí con un conjunto y me dijo "este lo he elegido yo, prueba a ver"
Cuando me probé el conjunto me vi rara, pero no me disgustaba del todo. Llevaba un top plateado con tirante fino y escote a barriga descubierta y un pantalón negro de tiro bajo y pesquero, una chupa negra muy parecida a la mía y unos tacones bastante más altos de lo que yo los suelo llevar.

Cuando te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora