14º CAPÍTULO

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-- ¡Así que eso tenemos! _ Hablo muy conmovido Amade.

El conejito, se acerco más a Amade y comenzó a frotar su peluda mejilla en su mano, con la única intención de buscar calor.

Amade sonrió con la acción del pequeño, y sin mucho que pensar lo tomo entre sus manos y se fue hacia donde estaba su caballo.

-- ¡Creo que desde ahora, soy papá! _ Amade hablo en voz alta, para después dejar escapar una gran carcajada, mientras se acomoda en la montura de su caballo.

El tiempo seguia transcurriendo, hasta que de pronto Amade comenzó a sentir al pequeño conejo muy inquieto dentro de sus ropas.

-- ¿Qué sucede pequeño? _ Pregunto Amade, mientras intentaba calmarlo.

Sin éxito alguno, Amade opto por ignorar al conejito, y seguir con su trayecto.

-- ¡Alto ahí! _ De pronto se escucho una voz muy gruesa atrás de el.

Amade muy sorprendido y un poco asustado por lo que pasaba, comenzó a detener lentamente a su caballo.

-- ¿Qué pasa? _ Amade pregunto sorprendido al hombre encapuchado que lo había hecho detenerse.

El hombre que se encontraba también sobre un caballo le indico con un movimiento de su cabeza que se bajara de su caballo.

Amade muy inquieto acepto la orden.

El hombre misterioso al ver que Amade ya se encontraba de pie, también copio la misma acción.

-- ¿Qué sucede? _ Pregunto rápidamente Amade.

El hombre lo miro de forma analítica de pies a cabeza en varias ocasiones, acción que no paso desapercibida para Amade.

-- ¿Qué pasa?, .... ¿Por qué me mira asi? _ Ya impaciente y harto del silencio, Amade interrogo.

-- ¿Qué hace por aquí un tipo de Kinmoku? _ Hablo con la voz gruesa, el hombre misterioso.

Amade lo examinó visualmente y se dio cuenta que en su vestimenta no encontraba ningún emblema y ninguna señal de saber de donde provenía el hombre.

-- ¿Por qué quiere saberlo? _ De igual forma, respondo Amade.

El hombre que se encontraba con un traje negro, cubierto de pies a cabeza lo miro en forma seria después de escuchar la pregunta de Amade.

-- ¡La verdad!, .... ¡Estamos buscando a unas personas! _ Respondió el misterioso hombre mientras se quitaba el turbante de su cabeza.

-- ¿A quien si se puede saber? _ Pregunto Amade, mientras observaba como algunos de sus cabellos castaños se posaban en su rostro.

-- ¡A una joven de cabellos rosados, un niño castaño y un joven pelinegro! _ Contestó de forma seria el castaño.

-- ¡La verdad no!, .... ¡No vi a nadie con esas descripciones! _ Respondió sinceramente Amade.

El hombre misterioso lo examinó, para ver si decía la verdad; y después de comprobar contesto.

-- ¡Vaya!, .... ¡Tendré que seguir con mi búsqueda entonces!

-- ¡Que tengas suerte con eso!

-- ¡Si gracias!, .... ¡Y tú buen viaje! _ Subiéndose a su montura, el castaño se despidió de forma rápida de Amade.

-- ¡Gracias!, .... ¡De igual manera! _ También subiendo a su caballo Amade hablo.

Después de que ambos cabalgaran en diferentes direcciones, y ya estando muy separados, el pequeño conejito comenzó a asomar su pequeña cabecita por entre la ropas de Amade.

PRINCÍPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora