45° CAPÍTULO

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El tiempo paso, y con ello trajo muchas cosas entre ellas, la recuperación lenta del Príncipe Guerrillero, los preparativos para la boda de Kakyuu, la búsqueda sin parar de Rini y Sammy, como también la búsqueda del General Darien.

En el Milenio de Plata, en ese tiempo las cosas no cambiaron mucho, ya que el nuevo Soberano aun no podía ganarse la confianza y cariño del Reino.

En Megaverso las cosas estaban muy tranquilas, ya que al saber la verdad sobre su origen; la Princesa Serenity, abrazo fuertemente a sus padres adoptivos y no pidió conocer su tierra o sus padres biológicos; ya que según sus mismas palabras, que ella dejo muy en claro que ellos ahora eran su familia.

En Kinmoku la situación era muy tensa, ya que muchos de los que habitaban en el Palacio Real, intentaban averiguar por su propia cuenta, donde era que se refugiaba el Príncipe Guerrillero.

Y en la casa de Rei, las cosas no fueran tan fáciles; ya que las visiones, sueños y oráculos se hicieron cada vez más presentes; y en ellas solo se podía ver, el Trono de Kinmoku siendo cubierto de sangre y esta misma se expandía en todo el mapa de la Luna Plateada.

Paso así una semana mas.

Estaba amaneciendo y en una de las arenas de entrenamiento se encontraba el Príncipe Diamante como era su costumbre, estaba alimentando a uno de sus elefantes.

Le daba de comer una jugosa manzana cuando Helios se presentó y capto la atención de su hermano Diamante.

-- Seiya está en Ujjaini, en un templo budista .... Está muy mal herido _ Hablo muy serio Helios, después de hacerle una breve reverencia.

-- ¡Aprovéchalo Helios!, .... Una oportunidad así, jamás se nos volverá a presentar, .... tienes que acabar con el _ Hablo Diamante en tono ronco, mientras seguía alimentando y acariciando al animal.

-- ¿Cómo puedo hacerlo?, .... Siempre está protegido, además que jamás lo dejan solo, .... Es imposible abrirse camino en el templo _ Hablo muy serio Helios.

Rubeus, que recién había llegado, escuchaba muy impaciente los planes de sus hermanos en silencio.

Diamante asintió a las palabras de su hermano cómo si las estuviera analizando, para luego coger una nueva fruta y darle a su mascota.

-- Es difícil, pero no imposible, .... Sé que puedes hacerlo Helios, .... ¿Oh acaso tienes miedo? _ En tono irónico Diamante desafío a su hermano, mientras lo miraba burlonamente.

Helios al escuchar sus palabras, se retiró sin decir nada, pero con mucho coraje.

-- ¿No fuiste muy duro? _ Rubeus, por primera vez hablo, reclamándole a su hermano mayor, después de unos minutos.

-- ¡No!, .... Ya que se supone, que Helios será el encargado de mis tropas, .... Por ello, debe de tener un carácter muy duro y fuerte, .... ¿Me entiendes?

Rubeus, asintió en silencio las palabras de su hermano y se retiró también de ahí.

Los días pasaban, y con ellos también se acercaba el día de la boda de Kakyuu.

Para ese día, todos los habitantes del templo, se esmeraron en limpiarlo, acomodarlo y adornarlo de la mejor manera posible.

Ya que no todos los días, se casaba la nieta de unos de los hombres más influyentes del templo.

-- ¡Abuela, estoy tan nerviosa! _ Decía la joven pelirroja, mientras la bañaban.

-- Es normal que lo estés, .... ¡Yo también me puse nerviosa, el día que me case con tu abuelo! _ Hablo la señora mayor, recordando aquel día.

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