4° CAPÍTULO

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Y tal y como lo había dicho la Reyna Esmeralda, el Rey de Kinmuko, el emperador Yaten; estaba decayendo en una depresión muy grande, ya que la partida de su amada Reyna, le había dejado un gran vacío en su corazón.

Su nieto Seiya, que no era ningún despistado se había dado cuenta de la actitud deprimente de su querido abuelo, así que trataba de estar a su lado el mayor tiempo posible.

Su abuelo que se había dado cuenta de las intenciones de su nieto, le decía que debía de aceptar los cambios que la vida traía, así sean buenas o malas; ya que nada es para siempre y por ende uno debe de vivir y aprovechar cada uno de los momentos que esta nos brinda.

Seiya se ponía a pensar en las palabras que su abuelo le había brindado, ya que no las supo entender muy bien; así que para despejarse un poco, salió a pasear entre el bosque, que se encontraba muy cerca del palacio real, al estar unos largos minutos paseando, se encontró con un nido de gorriones.

Al verlo, no pudo controlar su curiosidad, se acercó a ellos y pudo observar muy bien que dentro del pequeño nido se encontraban unos pequeños pichones de gorrión de apenas 2 días de nacido; Seiya muy emocionado se encariño tanto con aquellas pequeñas aves, que rompió un poco de su ropa, para que les sirva de cama y abrigo a las pequeñas aves.

Y así un nuevo hábito se le formo a Seiya, ya que durante las mañanas pasaba unos minutos con su madre, para luego pasar en compañía de su abuelo; el cual le enseñaba, el arte de lucha y algunas clases de filosofía. En las tardes pasaba un par de horas con su padre y sus hermanos, para que pueda entablar un poco sus lazos de hermanos y también practicar con ellos las tácticas de lucha de la guerra; y ya al final de todo sus labores, se iba hacia el nido de los pequeños gorriones para platicarle como había sido su día.

Transcurrió así el tiempo de 3 meses de lo que había falleció su abuela y su abuelo se había hundió lentamente en la depresión, y tan solo 1 mes desde que había encontrado a los pequeños gorriones.

Estaban todos en la cena, el Rey Yaten había reunido a todos para dar una importante noticia; y así todos y cada uno de los miembros de la Familia Real de Kinmoku estaban presente en la cena.

Como era costumbre, Esmeralda y sus hijos se presentaron con sus mejores ropas, y como era digno de ella siempre quería dar la impresión de que siempre estará por encima de Amy y sobretodo de su hijo Seiya.

Amy como de costumbre se presentó con su delicado y sencillo gusto vestir, y de llevar sus alhajas; Seiya por su parte, se presentó con su soberbia y egocentrismo característico de él; Taiki como era debido estuvo con sus ropajes reales de siempre y su incondicional espada.

Yaten, se sentó a la cabeza de la mesa como era costumbre, a su lado derecho se sentó su hijo, el Príncipe Heredo, al lado de Taiki se sentó Esmeralda junto con sus hijos, ordenados de mayor a menor; a izquierda del Rey Yaten se sentó su nieto preferido el Príncipe Seiya, junto con madre la concubina Real Amy, y al lado de ella estaban el consejo real y el Primer Ministro del reino.

-- ¡Gracias por su asistencia!, .... ¡De verdad que me satisface tenerlos esta noche aquí! _ Yaten, hablo de manera melancólica.

-- ¡No es nada que deba agradecer su Majestad! _ Amy, muy sutilmente le respondió.

-- ¡Como siempre la mustia, tenía que hablar!, .... ¡Debes de aprender cuál es tu lugar! _ En tono sarcástico Esmeralda, comenzó a destilar su veneno.

-- ¡Creo que estamos en la hora de la cena!, .... ¡No creo que sea conveniente que hablen esos temas en este momento! _ Taiki, intentó calmar la mesa.

-- ¡Pero mi amor!, .... ¡En ningún momento incomode a alguien!, .... ¿No es verdad? _ Fingiendo inocencia, Esmeralda le respondió a Taiki, mientras miraba despectivamente a Amy.

PRINCÍPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora