36° CAPÍTULO

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Los días pasaron, y con ello la relación que había entre Seiya y Rini se hacía cada vez más fuerte.

Sammy, que observaba todo lo que pasaba, veía con muy buenos ojos la relación; tanto que cada vez estaba más convencido de modificar aquella regla, y hacer a Fighter miembro de su ejército y consejo real.

Darien por su parte, no estaba muy alegre que digamos, ya que si Sammy lograba poner a ese intruso, como solía llamarlo, podría adueñarse de su puesto.

Y aquello no era una opción, que el estaba dispuesto a permitir.

Los días siguieron pasando, hasta que se convirtieron en un mes, en cual, los 04 viajaban por el bosque.

En algunas ocasiones se quedaban por unos días en un lugar, en otras simplemente se la pasaban viajando.

Ya que el caballo de Seiya, no solo les ayudaba a moverse mejor, sino que les ayudaba también a Rini y Sammy a no cansarse.

Algunas veces, pasaban por lugares donde habían algunas cataratas, otras veces donde había ríos y otras donde se encontraban manantiales o estanques.

Seiya que sabía del problema que tenía su Amada Bombón, con respecto al agua, al ayudo a aprender a nadar, y no solo a ella; sino que también le había ayudado a Sammy.

Darien cada vez se ponía más furico, y no era extraño de verlo siempre de mal humor o irritado.

Por su parte, en Kinmoku, las cosas no podían ser peor.

Las guerras internas ya se habían desatado, y ya estaban cobrando sus primeras víctimas, los soldados imperiales y sus familias.

Aquellas noticia, preocupo en sobremanera al Rey Taiki, ya que por más que lo pensaba, no podía hallar una solución, sin que tenga que involucrar a Seiya.

A pesar que había enviado a las tropas de su hijo Seiya con el liderazgo del General Naraku, no podían hacer nada.

Ya que como el General, lo había dicho; sus victorias en los campos de batallas se debían neta y exclusivamente a las estrategias del Príncipe Guerrillero.

Pero aun así, y recordando algunas tácticas militares que usaba Seiya, Naraku pudo mantener con vida a todos los soldados bajo su liderazgo.

Helios por su parte, que también se había ido al campo de batalla.

No tuvo la misma suerte que Naraku, ya que en plena batalla, lo habían herido, haciendo que se retirara de ahí; junto con la décima parte de su ejército, en las mismas condiciones que él.

Esmeralda, al enterarse de la situación en cómo se encontraba su hijo, se desesperó de sobremanera, y sin esperar mucho fue ante su esposo y le exigió el retorno de su hijo, y también que Seiya vuelva a servir al Reino, como el soldado que era.

Taiki al escuchar las exigencias de su caprichosa esposa, le respondió que él no podía hacer nada, y que lo mejor que podía hacer era pedirle consejos a Amy, ya que sabía y entendía su dolor mejor que nadie.

Esmeralda, muy indignada, se retiró sabiendo que no podría hacer nada.

En las afueras del Palacio, en la casa de Luna y Artemis, las cosas no fueran diferentes.

Las visiones se hicieron cada vez más frecuentes, y todas solo reflejaban un trono bañado en sangre y atrás de él, dos sombras de la media luna y la de un buda.

En el Megaverso, las cosas no podrán ser mejor, los futuros reyes tenían mayor aceptación en su pueblo, así como también el cariño del mismo.

PRINCÍPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora