12. Lisa.

1.2K 110 15
                                    

Luego de unos terribles minutos tratando de hacerlo entrar en razón, había logrado que Jaebeom se calmara.


Muy poco. 


Lo convencí de que volviera a la cama, en donde con mucho cuidado, lo tomé entre mis brazos, asegurándome de ser lo bastante cuidadosa para no alterarlo de nuevo.

Jaebeom se aferro a mi de una manera casi asfixiante, me abrazaba y refregaba su rostro sobre mi pecho, murmurando cosas muy difíciles de entender.

Lo único audible era el incesante "ella" que salía entre gimoteos y quejas, cosa que me causó más espanto que curiosidad.

Me era difícil creer que alguien como el estuviera de esa manera. Llorando y temblando de pánico.

Quería preguntarle quien era esa persona, que era lo que le había hecho para ponerlo de esa manera.
Pero sabía que mis preguntas estarían de más.

Estaba preocupada, y un poco asustada también, porque nunca me había tocado ser el soporte de alguien.

¿Qué se hacía en esas situaciones?

¿Abrazarlo y susurrarle palabras de aliento era lo mejor? 


¿O acaso existía algún guión con frases para calmar un ataque de pánico?


De ser así, me hubiera gustado saberlo. Porque lo único que podía hacer era abrazarlo, y rogar para que ese horrible momento pasara.

Las manos de Jaebeom abandonaron mi cintura, y por dentro, sentí una alegría tremenda. Pues creí, que finalmente lo feo había terminado.

Un poco tembloroso, acomodó su postura y se sentó sobre el colchón, apoyando su espalda en el respaldar, pasando sus manos sobre sus rostros antes de mirarme.

Sus ojos y labios estaban hinchados, y su nariz estaba más roja que de costumbre.

El seguía sin agradarme del todo, pero verlo tan devastado provocaba que mi corazón doliera.

—¿Tu no te irás, cierto?

Su pregunta me tomó por sorpresa, y gracias a eso, no supe bien qué responder.

—¿Por qué me iría?—Respondí con otra pregunta, sintiéndome extraña ante su mirada suplicante.

Podía hacerme una idea de lo que quería que respondiera. Pero no estaba segura de querer decir aquello.

—¿Te quedarás conmigo?

Lo que temía salió al aire, y por miedo a alterarlo más, asentí en silencio. Quedándome helada cuando sus brazos me atraparon.

Sus manos me acariciaban con una suavidad desconocida e incomoda, pero no me atreví a decir palabra alguna.
No era el momento de actuar como una idiota, el lo que menos necesitaba ahora era que empezara a rechazarlo como acostumbraba.

—Prométeme que no te irás...

Me mordí los labios, y en mis adentros, no pude hacer más que gritar de frustración.
La situación era demasiado para mi.
Había empezado como un estúpido juego, y terminé orillada a un lugar en donde las oportunidades de escapar no existían.

Porque sabía que no había ni una pizca de broma en sus palabras. Que esa promesa era algo que salía directamente de su corazón, porque no tenía las fuerzas suficientes para mentir con algo como aquello.

Debí haberlo visto venir.
De hecho, temía que esto llegara a pasar.

Era lo único que no quería que pasara.

SEESAW | Lim Jaebeom | [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora