8. Fantasías.

1.4K 149 18
                                    

Después de que Violet se alejó, mi instinto me pidió a gritos que la siguiera.
Su comportamiento era extraño, era evidente que se traía algo entre manos.

Desde el primer momento donde la vi entrar a la misma habitación que yo sin rodar los ojos con fastidio, supe que algo andaba mal.

Me tomé unos momentos para analizarla, sin desperduciar la oportunidad de hacer algún comentario que desatara su enojo.

Pero me llevé la gran sorpresa de que ella no estaba enojada, sino algo más.

No tuve tiempo de analizarla con detenimiento, pues me dejó levemente sorprendido al pedirme ayuda con una botella de agua.

En ese momento, no pude reírme, pero dejé en claro lo idiota que estaba siendo al pedirme ayuda con algo tan simple como aquello.

Como era de esperarse, aproveché sus barreras bajas para poder acercarme a ella de una manera más íntima, invitandola a que me besara de manera -casi- indirecta.

Sabía que no iba a ser capaz de hacerlo. Su lenguaje corporal delataba lo incomoda que se encontraba conmigo. Pero aun así, me quedé con las ansias de saber cual eran sus motivos.

Pero lastimosamente, aquel día, no volvió a salir de su cuarto. Y yo tampoco volví a buscarla.

Tenía asuntos importantes, o más bien, trabajo que hacer.
Hacia varios días mi madre venía insistiendo con que necesitaba mi presencia en la oficina.

"—Necesito que aprendas del negocio. Todo esto quedará para ti cuando yo no pueda trabajar, y para eso necesitas ganar experiencia".

La idea no era de mi agrado, pero no pude negarme ante ella. Después de todo; lo hacía por mi bien.

Acepté a regañadientes, y durante una larga semana, estuve asistiendo junto a ella.
Creí que sería fácil, que solo debía asegurarme que la mercancía era de calidad y atender uno que otro llamado.

Pero la exportación de material textil era más que eso.

Reuniones, viajes hacia otras fábricas, llamadas, negociaciones y muchísimo papeleo; dieron por resultado una gran carga de estrés.

No tenía tiempo para nada, ni siquiera podía dormir las horas que acostumbraba.
Estaba demasiado cansado, tanto que el sólo pensar en molestar a la pequeña me hacía sentir más que fatigado.

Pero eso no significaba que no pensara en ella.
De hecho, la mayor parte del tiempo tenía su rostro sonrojado grabado en mi mente.

Durante los pequeños recesos que mi madre le otorgaba a los empleados para descansar, dejaba que mi imaginación fluyera con libertad.

Imaginaba muchas cosas, y varias de ellas deberían avergonzarme por lo lascivas que eran, pero no podía controlarlo.

Eran fantasías, producto de mi imaginación impulsados por el deseo de llegar un poco más allá con Violet.

No importaba el lugar o la hora, las acciones siempre eran las mismas.

Yo besándola, ella correspondiendo gustosamente.
Yo tocándola, ella aceptando mi tacto.

Yo quitándole la ropa... y el resto es fácil de adivinar.

En mi cabeza todo estaba meticulosamente planeado.
Las palabras, las formas de acercarse, sus posibles reacciones y como todo eso desencadenaria una vez lo pongamos en práctica.

Pero al llegar a casa y notar que ella no estaba al rededor, esos planes seguían siendo fantasías.

Ella se quedaba hasta tarde en el instituto, cenaba sola, y luego de hacer sus cosas, se marchaba a su habitación.

SEESAW | Lim Jaebeom | [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora